Introducción
Todo pueblo en la historia de la
humanidad ha elaborado distintas representaciones de sí mismos, según fuera lo
que querían expresar: fertilidad, nacimiento, vida y muerte, son temas
recurrentes desde la era paleolítica hasta la fecha de hoy. Los magos, jefes y,
ciertas personalidades con cualidades especiales aparecen en Europa y África
pintadas en paredes de abrigos rocosos y cavernas desde hace cuarenta y cinco
mil años, según fuera la visión que de ellos tenían, lo cual ha permitido no
solo estudiar aspectos psicológicos de aquellas lejanas personas sino que nos
permiten “verlos” en acción. Y desde aquella lejana etapa del desarrollo humano
no se ha cesado en ningún lugar ni en ningún tiempo, de crear representaciones
“espejo” de personajes y situaciones culturalmente importantes.
Las distintas sociedades que
poblaron el hoy territorio de Costa Rica incorporaron la representación humana
de sí mismos y de los otros, a su arte funcional figurado. No hay manera de
saber qué se quería demostrar con tales imágenes que de seguro tuvieron un
significado especial, pero podemos aun ver a esos pueblos retratados por ellos
mismos a través de las formas particulares, ya fuesen de índole naturalista,
tipo retrato o estilizadas.
Forma y estética
¿Qué manera de representar al ser
humano encontramos en el arte antiguo de Costa Rica? La representación humana
por lo general bastaba con una figura sencilla, sin mucho detalle en los
elementos singulares, ya que en la antigüedad lo que se buscaba era determinar
particularidades mediante signos que delataran quién era la persona
representada. O sea, la mayor parte de las figuras humanas no se puntualizan en
sus facciones, sino en los emblemas que se le incorporan o en la postura. Así
encontramos figuras que abarcan casi todas las actividades normales de la vida,
desde el acto sexual hasta la muerte.
Para nuestro beneficio, muchas
figuras tienen toques de naturalismo en detalles que nos dicen cómo se veían. Atuendos varios, peinados y formas de vestir son comunes. También
encontramos insignias de poder religioso, militar y civil, poses que reflejan
fuerza y orgullo, así como la de individuos comunes en actividades cotidianas.
Poco encontramos de los rasgos
naturales y únicos de un individuo particular, como en el caso de las
representaciones humanas de la cultura mochica en Perú. La estética en la
antigüedad costarricense se enfocaba más en la armonía general, con los signos
particulares en poses recurrentes para retratar personas, pero también hay
algunos retratos muy exclusivos, realistas, con los cuales podemos ver los
rasgos físicos y la expresión única de una persona.
Conjugando la representación
naturalista simple y la figura tipo retrato, tenemos un vasto panorama que nos
muestra al hombre como era en la vida diaria y en los momentos solemnes, acorde
con su rango social.
Existe una estética particular
que trata de la muerte o, de los muertos. Figuras de sacrificados, cabezas
cortadas y rostros cadavéricos.
Curiosamente en este grupo es donde encontramos los mejores ejemplos de
retratos, y veremos porqué en su momento.
El caso de ciertas patologías
también están presentes, individuos deformes o enfermos fueron representados,
pero de forma naturalista, donde al igual que en la mayoría de las presentaciones
humanas, el sujeto se identificaba por signos o emblemas, y no por sus rasgos
particulares.
Ilustración 1: Regiones arqueológicas y culturales de Costa Rica, cómo se emplean en este artículo |