Introducción
Los Canales
es un yacimiento grande, con múltiples depósitos asociados de índole
habitacional, demostrando que a lo largo del tiempo este fue un sitio habitado.
El material
arqueológico fue expuesto por maquinaria al hacer una calle de acceso a una
finca. La muestra se entregó a Carlos Aguilar Piedra en la Universidad de Costa
Rica, misma que consistía en huesos, conchas y caracoles, lítica y cerámica.
Posteriormente al empezar a construirse habitaciones sobre el yacimiento, se
recolectó una pequeña muestra y se observó que en ella estaban casi todos los
periodos históricos representados, a excepción de tres, el Paleo-indio, el
arcaico y el colonial.
Hoy día el yacimiento
está destruido, urbanizado. Esta situación es un simple reflejo de lo que pasa
en todas las bahías costeras de Guanacaste, donde la naturaleza y la historia
antigua han sido arrasadas por esa epidemia urbanística descontrolada.
Con el fin
de recuperar lo máximo posible de la muestra arqueológica conservada es que se
escribe este artículo, procurando incluir la mayor cantidad de datos, tanto
ecológicos como históricos, de modo que no se pierda “absolutamente todo”, como
ha sucedido en tantos otros lugares.
1. Aspectos generales del paisaje
natural de Bahía del Coco
Clima
La zona
climática en que se localiza la bahía del Coco, pertenece al trópico seco. Se
definen dos estaciones muy marcadas, la seca y la lluviosa. Köppen y Geiger
definen el clima de esta zona como Aw, con temperatura media de 26 grados ºC y
una precipitación anual promedio de 1500 mm.
La estación
lluviosa va de mayo a principios de diciembre, distinguiéndose los meses de
septiembre y octubre como los más lluviosos. La diferencia en la precipitación
entre el mes más seco y el mes más lluvioso es de 320 mm. Las temperaturas
medias varían durante el año en 2.6 °C.
Suelo
Los suelos
de la región en general, y de la bahía del Coco en particular, son clasificados
de tipo Regosol. Este es un suelo no apto para la agricultura, de índole
inestable y de base rocosa, como fácilmente se aprecia en los cerros costeros
al oeste del yacimiento. Por su condición natural, los suelos tipo Regosol se
escurren fácilmente con las lluvias, o tienden a la compactación, todo esto una
vez que fueron deforestados.
Los
Regosoles son suelos minerales poco desarrollados en materiales no consolidados
que tienen solo un horizonte superficial ócrico (pobre en materia orgánica) y
que no son muy someros (como Leptosoles), arenosos (como Arenosoles) o con
propiedades flúvicas (Fluvisoles) (IUSS Grupo de Trabajo WRB. 2007. Base
Referencial Mundial del Recurso Suelo. Primera actualización 2007. Informes
sobre Recursos Mundiales de Suelos No. 103. FAO, Roma.).
La
agricultura de semillas, como frijol y maíz, no es sustentable en estos suelos.
Para que puedan ser explotados de manera apropiada, se debe invertir en
sistemas de riego controlado, cosa que en la época antigua de esta región no
era posible. Los cultivos de raíces, como la yuca (mandioca), camote, y demás,
padecen de los mismos problemas que los de semillas. Sin embargo, los frutales,
nueces, palmas y plantas por el estilo producen bien en este tipo de suelo.
Geomorfología
La zona en
que se encuentra la bahía del Coco se determina por ser sumamente quebrada, con
cerros de baja altitud (no mayores a 800 metros de altura).
Presenta
valles en forma de terraza y glacis de piedemonte, o sea, superficies
inclinadas en la base de los cerros, que se forman por la erosión del sistema
montañoso (fig. 3).
Los relieves
de los cerros presentan una fuerte laterización (alteraciones físico químicas y
oxidaciones de la composición mineral de las rocas), proceso este también
presente en la caída de las terrazas pre-costeras.
La línea de
costa es, por tanto muy irregular, caracterizada por áreas de erosión activa y
acantilados en retroceso. La bahía del Coco, típica de este tipo de formación
geológica se identifica por mantener una playa arenosa protegida en sus
extremos por acantilados rocosos y arrecifes producto de los acantilados en
retirada (fig. 1)
Figura 1: Línea de costa y
sistema montañoso. La cruz señala la posición del yacimiento Los Canales en la
bahía del Coco. Toma Google Earth. |
2. Ubicación del yacimiento
El
yacimiento Los Canales se ubica en el sector occidental de la Bahía del Coco,
en la provincia de Guanacaste. Consistía en un enorme conchero central, con
múltiples concheros periféricos, tanto hacia el norte como hacia el sur, más o
menos bordeando lo que en la antigüedad fue un manglar producido por el
estuario del rio Alcornoque (fig. 2).
El depósito
arqueológico se encuentra en una pequeña depresión al pie de unos cerros
costeros que limitaban el conchero al norte. Hacia el sur-este la depresión se abre
en forma de abanico hasta llegar a lo que fue el antiguo estero (fig. 2). Dos
fuentes de agua flanquean el yacimiento o conchero: por el sur, a escasos 340
metros en línea recta del centro del conchero, estaba el rio Alcornoque,
mientras que al norte a solo 57 metros hubo un pequeño curso de agua, cuyo
nacimiento estaba en la misma base de los cerros costeros (fig. 3).
En la
actualidad ambos cursos de agua están secos, y no acarrean agua salvo en
temporada de lluvias a manera de desagüe, pero hace unos 50 o 60 años el río
Alcornoque mantenía agua todo el año, y la quebrada lo hacía hasta entrada la
estación seca, manteniendo un sistema de poza donde el ganado tomaba agua. Aun
hoy se puede apreciar el antiguo cauce de esta quebrada, aunque de forma interrumpida
por construcciones habitacionales (fig. 3).
La ubicación
del sitio fue cuidadosamente seleccionada. Presenta desde el área de impacto
del antiguo estero hasta el pie de los cerros una pendiente media de 0.3%. La
ondulación del terreno en el supuesto centro del conchero escasamente supera 1
metro hacia el norte.
La altura
sobre el nivel del mar en el centro del yacimiento es de 16-17 metros, bajando
muy lentamente hacia el área del estero 1 metro en promedio. El pequeño valle o
depresión descrita tiene su fin a los 20 metros sobre el nivel del mar de este
a oeste, y se limita por unas lomas largas y bajas de no más de 4 metros sobre
el nivel del centro del yacimiento, esto de sur a norte (fig. 3).
Lo anterior
hace del emplazamiento un lugar de tierra seca, bien drenada y bien posicionada
con respecto a los recursos naturales a explotar, además de ser dicho terreno
prácticamente plano y ajeno a inundaciones.
3. Recursos naturales estratégicos
a. Agricultura versus Silvicultura
Para
cualquier sociedad pre-industrial, el asentamiento debía planearse conforme a
los recursos alimenticios naturales de la zona. En el caso de la bahía del
Coco, el recurso esperable como el más importante no está: tierras agrícolas.
El poblado
se estableció considerando otras variables naturales, entre las que puede haber
habido materias primas inorgánicas o, de origen orgánico o mineral pero
procesadas, tal el caso de los tintes, la sal o taninos. Aunque la zona fuera
rica en tales recursos, lo prioritario era el alimento diario, para lo cual se
desarrollaron estrategias alternas a la agricultura, como es el caso de la
pesca, recolección de moluscos y cacería.
Teniendo un
medio ambiente rico en animales de todo tipo –acuático y terrestre- otros atractivos
naturales podían ser explotados, tal el caso de la recolección de frutos
silvestres. Hay que tener en cuenta que en un bosque la cantidad de
frutos potenciales es enorme, según estación. Flores, raíces, semillas,
brotes, hojas, plantas, hongos y frutas sirvieron de sustento complementario.
La poca
rentabilidad de la agricultura de granos, el tener que buscar constantemente
nuevas parcelas (y cada vez más lejanas) provoca que la sociedad, pequeña en
principio, busque alternativas rentables, entre ellas la silvicultura, ya
que plantas propias del lugar seleccionadas por su utilidad, se promovían en
terrenos que no servían para la agricultura de granos o tubérculos.
La
silvicultura en los sistemas productivos antiguos se empezaba a formar luego
que la tierra había sido limpiada del bosque original mediante el sistema mixto
de tala y quema para sembrar granos. El tipo de suelo hacía que las parcelas
agrícolas se agotaran muy rápidamente, aparte de que la cosecha era pobre en
principio, y nula poco después. Durante este proceso de parcela agrícola o
luego, se empieza a sembrar o a dejar crecer determinadas plantas que formaban
una especie de bosque nuevo, pero solo de especies útiles, ya fuera por sus
frutos, sus fibras, sabia, o corteza. A esto se agregaban frutales propios de
la región del bosque seco que se desarrollan perfectamente en suelos tipo
Regosol.
El utillaje
lítico común del sitio Los Canales refleja la situación anterior. Son poco
comunes los restos de piedras de moler, pero excesivamente frecuentes los
yunques para quebrar nueces. Los yunques se hicieron usando partes de las
piedras de moler quebradas, sugiriendo que ya no eran tan útiles como en un
principio lo fueron, por lo que se re-trabajaban en utensilios más necesarios.
Figura 4: Representaciones
de venados, cerámica. Los Canales. |
La
agricultura de parcelas no es que se abandonara. Existía mucho terreno donde
podía practicarse, pero implicaba una organización costosa y, en parte
riesgosa. Era costosa porque un grupo debía trasladarse a vivir fuera del
poblado, dentro de la parcela, para cuidarla de los animales que comen semillas
y luego, de aquellos que comen los brotes tiernos (entre los primeros se
encuentran las aves, y entre los segundos los venados (Odocoileus virginianus,
Mazama americana), iguanas (Iguana iguana) y garrobos (Ctenosaura similis). Una
vez que la cosecha esta próxima a la maduración, era atacada por monos (Ateles
g. geoffroyi, Alouatta palliata, Cebus capuchinus), pizotes (Nasua narica) y mapaches
(Procyon lotor). También era riesgosa por el clima, pues esta región es
propensa a padecer exceso de lluvias o, falta de las mismas. Ambos extremos
destruían los plantíos.
En áreas de
producción agrícola tradicional de la actualidad los insectos son un verdadero
problema, y cuando se convierten en plaga arrasan todos los campos cultivados
de granos (frijol-maíz). Aunque esta situación debía darse en la
antigüedad, no la consideramos entre los problemas de las siembras de parcela,
pues serían plagas pan-regionales.
Tanto la
agricultura de parcelas como la silvicultura atraían una gran cantidad de
animales, los cuales eran cazados formando parte de un sistema general de
aprovechamiento de recursos silvestres. Esta situación quedó descrita por Gonzalo
Fernández de Oviedo, historiador y cronista español que en 1529 visitó el golfo
de Nicoya y sus alrededores: “Comen los indios de estas islas muchos venados é
puercos, que los hay en grandísima cantidad, é maíz é fesoles, é también sapos:
é yo les he hallado á todos en las casas de los indios é se los visto comer
asados; é ninguna cosa viva dejan de comer, por sucia que sea. Tienen muchas
frutas…” (Fernández, 1975, pág. 37).
b. Cacería selectiva y cacería de oportunidad
b.1: Por
cacería selectiva se entiende la persecución metódica de una especie o más, las
cuales tendrían un valor especial para la gente, ya fuese por su gusto o bien
por aspectos culturales.
De acuerdo con los datos publicados (Kerbis, Vol.6 Nos.1-2. 1980) para yacimientos similares a Los Canales en la misma zona, tres fueron las especies a las cuales se les dio, a través del tiempo, una cacería selectiva. Estas son el venado (Odocoileus virginianus), armadillo (Dasypus novemcinctus) y saíno (Tayassu pecari/tajacu). Claro está que este dato hay que tomarlo con mucha reserva, en espera de nuevos estudios, pero no deja de reflejar la realidad de una cacería funcional. Las especies señaladas tienen muchas ventajas, empezando por la carne y la grasa. Pero también, en el caso del venado, del animal se extraen otros productos como es el cuero (grande y flexible), los tendones, los huesos largos (tuétano y artesanías, fig. 5) y los cuernos. Por su parte del armadillo se saca la coraza, la cual aún hoy día es usada como recipiente, mientras que los sub-productos del saíno son semejantes a los del venado.
De acuerdo con los datos publicados (Kerbis, Vol.6 Nos.1-2. 1980) para yacimientos similares a Los Canales en la misma zona, tres fueron las especies a las cuales se les dio, a través del tiempo, una cacería selectiva. Estas son el venado (Odocoileus virginianus), armadillo (Dasypus novemcinctus) y saíno (Tayassu pecari/tajacu). Claro está que este dato hay que tomarlo con mucha reserva, en espera de nuevos estudios, pero no deja de reflejar la realidad de una cacería funcional. Las especies señaladas tienen muchas ventajas, empezando por la carne y la grasa. Pero también, en el caso del venado, del animal se extraen otros productos como es el cuero (grande y flexible), los tendones, los huesos largos (tuétano y artesanías, fig. 5) y los cuernos. Por su parte del armadillo se saca la coraza, la cual aún hoy día es usada como recipiente, mientras que los sub-productos del saíno son semejantes a los del venado.
b.2: La
cacería de oportunidad es aquella en que la actividad de cazar está planeada,
pero lo que se encuentre está bien. Una vez calculada la carne que se tiene en
una o más presas, la actividad cesa.
La
cacería de oportunidad, que de manera rápida describió Oviedo, es la que más
carne proveía al grupo. En efecto se cazaba todo, desde ranas y sapos hasta
serpientes, de murciélagos a cualquier tipo de ave. Pero hay que tener en cuenta
que quizá no todas las especies fueran cazadas para comer, ya que algunas
pudieron ser para, en primera instancia, obtener alguna parte de ellas, como
sería en caso de las plumas, o bien porque alguna parte del animal se
considerara mágica o curativa. Por dar solo un ejemplo, el armadillo hoy día es
cazado por no pocas personas de la zona por su grasa, a la cual se le atribuyen
condiciones medicinales.
c. Pesca y recolección de moluscos
La pesca y
la recolección de moluscos se realizó de modo importante en
dos ecosistemas: el de estuario y el marino, pero es muy
posible que también se practicara ocasionalmente en agua dulce.
Los métodos
de pesca fueron similares tanto en estuario como en el mar, ya que es
discutible que se realizara lejos de las costas (de todas formas no había
necesidad, ya que el recurso pesquero era abundante). Se postula que usaron
redes tipo trasmallo y de bolsa, aparte de trampas.
Es muy
difícil tener datos confiables sobre el utillaje de pesca, pero basándonos en
la manera que se hizo de modo tradicional en la zona podemos extrapolar dichos
medios al pasado. La mejor evidencia que se tiene sobre el uso de redes en la
antigüedad son grupos de fragmentos de vasijas modificados para su uso como
plomada (Wallace, 1980, págs. 62-63).
La pesca en
el estuario del rio Alcornoque posiblemente se hacía en los canales
secundarios, atravesando redes y trampas de lado a lado durante la marea alta,
para que cuando bajara los peces quedasen atrapados. En el fondo de canales y
lagunas de dicho ecosistema y durante la marea baja, se pudieron usar los
trasmallos.
La
extracción de peces en el mar debió usar los mismos aperos, aunque con
estrategias diferentes, quizás llevando los trasmallos y las redes en canoas,
para ir cerrando a medida que se aproximan a la playa. Estos métodos explican
la gran cantidad de especies capturadas, tanto marinas como de estuario, sin
que se pueda establecer un criterio de pesca selectivo.
La recolección de moluscos se hizo en tres zonas bien
definidas: estuario, playa y arrecifes. El estuario es un medio muy rico en
especies que se hallan entre el barro y pegadas a las raíces del mangle (fig.
6). En la playa muchos moluscos son capturados ya sea sobre la arena o bajo
esta. En los arrecifes se procedía de forma similar, recolectando aquellos
moluscos que quedaban expuestos al bajar la marea. Pero sabemos por los
cronistas que también se practicaba el buceo, lo que explica la presencia en los
concheros de especies que no suelen quedar expuestas con la marea baja.
Aunque la
muestra del yacimiento Los Canales no fue recolectada sistemáticamente se notó
en su momento como, a lo largo del corte hecho por la maquinaria, había
distintas densidades de especies. En la isla de Chira, observando un sitio de
procesamiento de pescado y molusco artesanal se apreció perfectamente el motivo
por el cual se da la diferencia de densidad a lo largo de un conchero. Cuando
se procesa la recolección se acumula una gran cantidad de conchas de unas
especies en un lugar, luego se procesan otras especies, y así consecutivamente.
El tránsito de personas y otros elementos revuelven un tanto las agrupaciones
cercanas pero mantienen diferenciaciones en los extremos. La forma en que se
depositan los desechos de la recolección también tiene que ver según la
cantidad de personas que trabaja en la limpieza del molusco, ya que no hay un
modo uniforme para deshacerse de lo inservible.
Así como en
la cacería se capturaba cualquier animal, igual sucedió con la pesca y los
moluscos. En la pequeña muestra malacológica de Los Canales se encuentran conchas
de gasterópodos y bivalvos de muy pequeño tamaño, lo que indica que en las
recolecciones no escapaba nada que se tuviera al alcance (fig. 10).
Dos modos de
extracción del molusco para consumo se evidencian en la muestra del yacimiento
Los Canales: a-quebrando la concha y; b-hirviéndoles con la concha. Se postuló
que esta situación tendría que ver con el tamaño del molusco, pero esto no es
así para nada, puesto que en los gasterópodos pequeños se dan los mismos
métodos de extracción. Esta práctica de sacar el molusco del caparazón tiene
relación directa con el modo en que se consumían en diversas recetas culinarias.
Bivalvos y
gasterópodos identificados, muestra Los Canales
Figura 8: 1-Hyotissa
hyotis; 2-Chama frondosa; 3-Arca pacifica; 4-Megapitaria aurantiaca;
5-Glycymeris s.p; 6-Anadara tuberculsa; 7-Periglypta s.p; 8-Donax chion
9-Fissurella virescens |
Figura 9:
1-Triplofusus princeps; 2-Strombus galeatus; 3- Hexaplex radius; 4-Hexaplex
regius; 5-Hexaplex erythrostomus.
|
Figura 10: 1-Thais haemastoma; 2-Acanthina brevidenta; 3-Tegula pellisserpentis; 4-Cerithidea mazatlanica; 5-Nerita scabriocosta; 6-Vasum caestus; 7-Turbo saxosus |
4-La cerámica del yacimiento Los
Canales.
La cerámica
es un elemento imprescindible en el estudio de las sociedades históricas o
antiguas, pues no solo son el utillaje de uso común, diario, simple, sino que
también en arcilla se hizo la vajilla de lujo, de exportación.
En la
cerámica encontramos rastros ideológicos. Emblemas, motivos complejos y simples
decoraciones, pero que reflejaban el mundo en que estas sociedades se
desenvolvían. Y mucho de esto lo vamos a encontrar en las vajillas utilitarias
comunes. Pero también este sencillo material muestra el desarrollo
técnico-social, o al menos lo refleja.
La utilidad
de la cerámica no se detiene en los aspectos anteriores, sino que sirve de
marcador cronológico para un yacimiento o, para diversos niveles de ocupación,
lo cual nos va dando un cuadro del cambio socio-técnico a través del tiempo.
Un dato interesante
visto en yacimientos de la península de Nicoya y del valle del Tempisque, es
que en los sitios habitacionales (como Los Canales) la cerámica monocroma o
decorada pero simple, es muy abundante, siendo aquella de “lujo” y de gran
acabado estético relativamente poca. Por el contrario, en los cementerios o
huacas la situación es inversa: la gran mayoría de la cerámica que se encuentra
es de “lujo”. ¿Era la cerámica de fino acabado estético un bien reservado para
enterramientos? No se puede afirmar que así fuera, puesto que las mismas clases
se hallan en ambos tipos de yacimientos. Inclusive, cerámicas de hechura
artística, más allá del “lujo”, también aparece en los yacimientos
habitacionales de esta región, y muy pocas veces se encuentran en las huacas
comunes, ya que evidentemente eran objetos reservados para la elite. Quizás
este fenómeno tenga que ver con dotar al muerto de lo mejor que pudieran
conseguir, o puede que sea un requerimiento de índole religiosa el colocarle al
difunto determinados objetos.
Lo anterior
destruye la aseveración popular de que en las sociedades antiguas al muerto se
le ponían sus bienes en la sepultura, al menos en el caso de la región que
comentamos.
En términos
generales el material cerámico de cualquier yacimiento se puede dividir en
categorías técnicas. Estas se basan en criterios de acabo de superficies,
forma, color base y decoración, si es que la hay, siendo muy útil para estudiar
los restos de artefactos de uso cotidiano.
Para el caso
de la vajilla superior o de uso restringido la situación cambia, pues un gran
porcentaje de estos objetos circularon como bienes de comercio, de manera que
reflejan interacciones de contacto con objetos hechos, en ocasiones, a cientos
de kilómetros de distancia. Para estas cerámicas se estudian todas sus
cualidades, incluyendo análisis de arcillas y desgrasantes. Al tenerse un grupo
así determinado se le pone un nombre cualquiera que le otorgue exclusividad a
los objetos así agrupados, o sea, se establecen tipos concretos y variedades
(fig.11).
La cerámica de comercio
En la
muestra del yacimiento Los Canales se pudo determinar un origen múltiple de
cerámicas policromas e incisas. Esto llama la atención pues el grueso de la
cerámica de uso doméstico común fue hecho en el sitio o en un lugar muy
próximo, y es de muy buena calidad y acabo formal. ¿Toda la cerámica
policromada del sitio es de origen externo? Para determinar esto se recurrió al
desgrasante (prueba que es relativa). Los desgrasantes de las cerámicas
policromas propias de la región, no compartían elementos comunes en el
desgrasante de la cerámica local, lo que sugiere fuertemente que casi toda
llegó al yacimiento vía comercial.
Lo anterior
plantea que bienes comerciales, entre ellos la vajilla “lujosa”, llegaba al
sitio de dos fuentes productoras distintas: a-regional, posiblemente del valle
del Tempisque y, b-foránea, casi toda o toda de regiones en el istmo de Rivas o
más al norte.
Figura 12: Cerámica fabricada en Nicoya, y exportada hasta Tobosí, Cartago,
valle central oriental de Costa Rica. Representa en los soportes cabezas de
pizote (Nasua narica).
|
Esto plantea
varias interrogantes: Dado que localmente (diremos “cerámica policroma local” a
la fabricada en la península de Nicoya) se producía una excelente cerámica
policroma, y que inclusive copiaba a algunos tipos foráneos, ¿para qué
importaban ceramios de tan al norte como Rivas, o más allá? ¿Era la cerámica
importada un recipiente que contenía otros productos más relevantes? ¿El
comercio era directo, vía marítima, o más bien era del tipo “eslabón”?
Tanto la
cerámica policroma local como la foránea se exportaban, a su vez, a toda la
región central de Costa Rica, inclusive a la isla del Caño y el valle del
Diquís. Esto indica toda una organización en la cual tenían que involucrarse
otros valores aparte de la cerámica, aunque esta última tuvo una importante
valoración en las regiones citadas, ya que los trastos nicoyanos eran de superior
calidad técnica que las cerámicas locales. Pero que también circularan dentro
de la región nicoyana los objetos norteños carece de lógica funcional. Otros
fueron los incentivos. Algún día la arqueología verá este asunto, y con suerte
le dará respuesta.
La cerámica de comercio del yacimiento Los Canales
Para no
entrar en tipologías que a pocos interesa, vamos a usar el método de grupos,
los cuales involucran varios tipos. El grupo Norte será el de cerámicas de base
blanca singular, hechas en la región de Rivas o más al norte. El grupo Nicoya
abarca una serie de cerámicas particulares, hechas en la península nicoyana. Se
distingue este grupo por el color base de los trastos, el cual varía entre café
claro, naranja y amarillento. Ocasionalmente se pueden ver casos con engobe
crema, pero son muy raros. Los diseños se hicieron con pintura café de varios
tonos, pero normalmente brillante, al igual que el rojo. Por Último tenemos al
grupo Tempisque, una cerámica distintiva fabricada en el valle del mismo nombre
que en ocasiones incorpora modos de diseño, forma y decoración de la cerámica
del Grupo Norte. El color base es muy variable, desde un rojizo salmón hasta
crema sucio, y los diseños se hicieron con pintura no brillante.
Cerámica Grupo Norte
Este grupo
se caracteriza por el color de fondo o engobe, el cual es muy claro, de tono
blanco. Los motivos suelen ser geométricos combinados y repetitivos, colocados
en bandas horizontales, las cuales en ciertos casos delimitan un espacio donde
se plasmó un ideograma (una figura de contenido religioso, de valor ideológico).
El modo del
diseño y su contenido simbólico es netamente nahua, mesoamericano, lo que está
en concordancia con todos los datos etnohistóricos y lingüísticos para la
región de Nicaragua, donde estos pueblos se habían asentado.
Muy curiosa
resulta la mención de Fernández de Oviedo (Fernández, 1975, pág. 270) del tipo
de relación que tenían estas dos poblaciones: “Estos indios Chorotegas (los de
Nicoya) son de otra lengua por sí, é más varones é hombres de guerra que los de
la lengua Nicaragua, é la lengua Nicaragua é la de México ó Temistitán
(Tenochtitlán, capital azteca) en la Nueva España es toda una…é antes que
cristianos allá pasasen tenían guerra los unos con los otros, porque así como
difieren en las lenguas, así en ceremonias é ritos é amistad, y en todo lo
demás son diferentes”. La cerámica confirma lo dicho por el cronista. El
comercio, dado que mantenían un estado de guerra entre ambos pueblos, pudo
haberse realizado en periodo de paz, y no de modo continuo.
El Grupo Norte
también incluye una cerámica de engobe gris, con líneas distintivas color
herrumbre. (fig. 14; 1-6). Entre estos es muy común encontrar diseños incisos
bajo el engobe, o sea, que una vez hecho el diseño se le pasó una capa de
pintura (Fig. 14; 2, 5-6).
El mismo
efecto aunque en vasijas de engobe blanco (copas grandes y tazones) (Fig.
15; 5, 7-8 ) también pertenecen a este grupo cerámico. En principio
se puede creer que son la misma cosa, y que el fuego durante la cocción dio un
color más oscuro a unas vasijas, pero es falso. Las vasijas de engobe gris y
las de engobe blanco mantienen diferencias en la forma del objeto y en el
diseño, más que todo en su disposición en el arreglo del diseño con respecto a
otros elementos ideográficos.
Un examen del
desgrasante de la cerámica de engobe gris reveló que es distinto al de engobe
blanco, y lo suficientemente distinto para poder asegurar que este conjunto de
fragmentos revela otra dirección de contacto comercial, u otro grupo distinto
al de los Nicarao de Rivas.
Los objetos
con engobe blanco y los de engobe gris presentan en sus motivos incisos motivos
mesoamericanos, pero plasmados de manera distinta.
Cerámica Grupo Tempisque
Como antes
se dijo, se distingue este grupo por el color de fondo. Aunque en la muestra de
Los Canales el engobe o color base rojiza (salmón) es menos frecuente, es común
un tono crema apagada o crema-rojizo, sobre el cual se realizaron los diseños
en rojo, negro y café (varios tonos). El rojo puede variar entre morado y naranja
(Fig. 16).
Figura 16: Cerámica Grupo Tempisque. 3, 5-7, 13 presentan color base rojizo, aunque no se
aprecia bien en la fotografía. El resto es de color base crema apagado típico.
Cerámica Los Canales.
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Algunos
fragmentos incorporan motivos del Grupo Norte. En la figura 16, nº 4 se aprecia
la cabeza de la serpiente mexicana, mientras el nº 7, es una copia formal de un
tipo denominado Madeira Policromo. En la figura 17, el nº 3ª-b, es una
escudilla que incorpora elementos mexicanos, al igual que el caso nº 2 de la
misma figura. El caso nº-3 de la figura 17, muestra el motivo de la “cabeza de
serpiente alada” o “dragón” náhuatl en la base del plato interior. En la pared,
aunque no se aprecia bien, parece representar el motivo del cocodrilo.
Cerámica Grupo Nicoya
Se distingue
este grupo por la nitidez y brillo de sus colores. A pesar del tiempo y las
condiciones de exposición, lo normal es que las superficies aun mantengan un
aspecto lustroso.
El color
base varía del café claro al amarillo, siendo los motivos hechos con tonos
rojos claros y oscuros, alternando con café de claro a muy oscuro hasta negro.
En ciertos tipos de este grupo también se usó colores purpura, todo sobre base
cremosa bastante clara (Fig. 18; 9, 13).
Figura 18: Cerámica Grupo Nicoya. Cerámica Los Canales.
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De modo
general la cerámica de este grupo puede dividirse en dos partes basándose en el
grueso de las líneas del motivo pintado. El primer grupo será aquel de líneas
simples, normales (Fig. 18; 3-5, 8-10, 12, 16). El segundo grupo está
constituido de cerámicas de línea fina a muy fina, delimitando áreas de colores
(Fig. 18: 1, 2, 6, 7, 11, 13).
Figura 19: Cerámica Grupo Nicoya. La forma dominante en este grupo lo
constituye el de tazón o guacal, por lo normal de bordes altos y divergentes.
Cerámica Los Canales.
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La cerámica
del Grupo Tempisque y la del Grupo Nicoya también se exportaron masivamente,
aunque son los diversos tipos del Grupo Nicoya los que tuvieron más aceptación
en el Valle Central Occidental y Llanuras del Caribe Central. También presente
en la zona del Pacifico Sur-Oriental, parece que ahí sí compitió con tipos
propios del Grupo Tempisque. Curiosamente las clases del Grupo Norte son los
que menos se exportaron a otras regiones de Costa Rica.
Cerámica incisa y esgrafiada
Excluyendo
la cerámica incisa bajo engobe (Fig. 14; 2, 5, 6 y Fig. 15; 5, 7) los casos
recolectados en el yacimiento Los Canales son pocos. Las formas son variadas,
desde ollas globulares sin gollete o “tecomates”, tinajas de perfil compuesto,
hasta guacales de borde recto y tazones de borde hacia afuera. Igualmente
variado es el color de las superficies en que se terminaron los objetos que se
decoraron con esta técnica, ya que van desde superficies negras hasta
amarillentas sin engobe. El color negro en que se terminaban muchos artefactos
en esta región se logra usando una técnica de cocción que consiste en “ahogar”
los objetos dentro del horno, o sea, quitar el oxígeno en el horno, lo que
causa que la arcilla se haga de color negro (fig. 21; 3, 4).
Algunos
ejemplares de esta cerámica se exportaron a otras regiones de Costa Rica, por
ejemplo los casos nº 1, 6, 8-11 de la figura 21. En la región del Atlántico
Central se copió masivamente la forma y los acabados de los casos nº 6, 8-11,
siendo común encontrar también la misma decoración exterior e interior en las
copias.
La cerámica
incisa-esgrafiada resultó rara en el sitio Los Canales, puede que sea casual,
pero en zonas al sur de la península nicoyana esta es una cerámica muy común.
El examen de desgrasante señala solo tres casos como de manufactura local (del
área), estos son el nº-2, 5 y 7 de la figura 21.
Cerámica negra.
“Hay en la
isla de Chira muy buena loza ó vidriado de cántaros é jarros é todo lo que se
suele hacer de barro; la cual parece propio azabache en la tez é color negro; y
es muy hermosa cosa de ver las vasijas de ello” Fernández de Oviedo, 1522.
(Fernández, 1975, pág. 35)
Esta
cerámica tiene una larga tradición en la región noroccidental. Desde el periodo
Formativo en la cerámica llamada Pochota y Tronadora, se encuentran vasijas de
color negro.
La cerámica
negra se hacía de dos maneras. La primera, que es la verdadera cerámica negra,
se lograba durante la cocción. Cuando la temperatura del horno era muy alta, o
la máxima posible, se agregaba más leña y se tapaba todo con arena o tierra
suelta. Esto hace que la arcilla del color que sea, se convierta en negra. A
esta técnica se conoce con el nombre de “ahogado”.
La segunda
forma de lograr un objeto de color negro es el ahumado. En este caso se coge
una vasija cualquiera y se calienta, se embadurna en cera de abejas y se coloca
sobre las llamas, de modo que la cera se encienda. La cera penetra unas
milésimas en la capa de arcilla y se quema, dando al objeto un acabado color
negro brillante (fig. 22).
En cuanto al
acabado final ambos modos dan idéntico resultado, solo que el ahumado si es
raspado evidencia el color original, mientras que aquella hecha mediante la
técnica del ahogado no le pasa esto, puesto que toda la arcilla por falta de
oxígeno adquirió un color negro.
En el
yacimiento Los Canales y dentro del grupo de la verdadera cerámica negra, es
común encontrar fragmentos de tonos canela (fig. 23; 5) y café muy oscuro (fig.
23, 4, 7-8), esto es un cerámica fallada en el momento de cocción, y el ambiente
del horno tuvo más oxígeno que el debido.
Cerámica tricroma de uso doméstico común
La cerámica
del yacimiento Los Canales de uso doméstico común se distingue por su tamaño.
Se trata de grande vasijas de borde muy abierto, ya sea en forma de tazón o de
guacal, generalmente con la orilla del borde curvada hacia afuera.
La cerámica
tricroma de uso común se distingue por el uso de tres colores. La base es de
color rojo claro, naranja o rojo oscuro, sobre la que aparece una ancha banda
sobre el cuello del borde pintada de blanco, y sobre este blanco un diseño más
o menos simple hecho en líneas negras de tono apagado (fig. 24; 1, 2, 4).
En el caso
de guacales profundos de pared poco inclinada hacia afuera, la banda ancha se
sitúa en el borde, que aparece extendido y aplanado. Sobre esta sección se
realizó el motivo pintado (fig. 24; 3).
El único
apéndice funcional observado en la muestra del yacimiento Los Canales, es el de
asa triangular sobre el borde. Este tipo de asa es frecuente en la cerámica
funcional de este yacimiento, pero no el más común. Es interesante anotar que
exactamente este tipo de asa se usó en ollas de uso doméstico en Guanacaste
hasta mediados del siglo XX, mientras que en los utensilios cerámicos hechos en
Los Chagüites, Jinotega (Nicaragua) aún se emplea.
Cerámica bicroma de uso doméstico común
Esta es una
cerámica típica y singular del yacimiento Los Canales y, a pesar de ser tan
corriente no está descrita para yacimientos cercanos. Una gran falla en la
arqueología de la región es el haberse centrado mucho en los modos decorativos
policromos, dejando de lado la utilería de uso doméstico-cotidiano o común.
La cerámica
bicroma de uso cotidiano se distingue rápidamente de todas las demás por labio
del borde, pues siempre será muescado en una sola hilera continua o en dos,
siempre en forma horizontal (fig. 25; 10-12). El color base es el natural de la
arcilla y aparece en todo el exterior del objeto, el cuello interior y borde,
pero el resto de la sección interior es blanco (fig. 25; 9, 6). No se vio
ningún caso con algún tipo de diseño pintado.
Presenta
siempre asas en forma de perilla de regular tamaño, solidas, con la
sección superior modelada en forma de cabeza humana o de mono (fig. 25; 1-3,
7). Además parece que siempre tiene tres soportes cónicos de punta roma sólidos
(fig. 25; 4-6). Si no es en todos los casos, será en casi todos.
El color
base varía mucho. Va de un café-morado a un amarillo-naranja. Las superficies
exteriores y la del cuello interior siempre están pulidas, mientras que la zona
blanca interior solo presenta un alisado de variable calidad.
La forma es
más común es la de guacal con borde curvado al exterior, variando solo en la
inclinación de las paredes, ya que unas son un poco menos inclinadas al
exterior. Una forma alterna menos frecuente, es la de botella de cuello amplio,
siguiendo exactamente los mismos modos decorativos de la forma común.
(Esta
cerámica no la he observado en otros yacimientos, lo cual es muy extraño por lo
común que resulta ser en Los Canales. Suponiendo que no ha sido descrita antes,
le denominé Canales bicromo (tipo para uso de campo), y vendría a ser un tipo
particular de finales del policromo medio y parte del policromo tardío) (1300 a
1450 d.C).
Cerámica monocroma de uso doméstico-cotidiano
Como es de
esperar, este grupo cerámico es el más abundante de la muestra y del
yacimiento. Se compone por tiestos de vasijas de todos los tamaños, desde
pequeños hasta gigantes.
Llama la
atención el gran tamaño de la mayoría de las vasijas, siendo estas casi todas
de formas abiertas.
Las formas
comunes son ollas esferoides, ollas ovoides, guacal de borde abierto al
exterior, “popoques”, o sea, ollas de cuerpo elíptico en posición horizontal,
con la abertura en uno de los extremos de la elipse, guacal de paredes rectas,
poco abiertas hacia afuera y, tinajas para líquidos (fig. 27 y 28).
Figura 28: formas de vasijas monocromas de uso doméstico-cotidiano. 1, 2 popoques;
3-5 ollas de boca muy amplia, con el borde curvado hacia el exterior. Cerámica
Los Canales.
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Un dato
interesante observado en muchos casos de esta muestra, es que el punto de
contacto del borde (labio superior), en algunas vasijas está totalmente lijado.
Esto se produce cuando un objeto cerámico tiene tapadera, o bien, se le coloca
otro encima recurrentemente. Por supuesto también puede producirse este
deterioro si la vasija habitualmente es colocada boca abajo, y en esa posición
se mueve, pero es muy improbable que esta última opción sea válida en los casos
vistos.
Este grupo
doméstico de artefactos era normalmente del color natural de la arcilla, muy
bien pulida. Pero también son comunes los objetos a los que se le aplicó una
capa de engobe rojo o anaranjado, tanto al exterior como al interior, o solo al
exterior, cubriendo el borde.
Elementos
auxiliares como asas y soportes son comunes. Las asas se hicieron en forma de
anillo o argolla, colocadas de modo horizontal (fig. 29). Un tipo de argolla
resulta interesante, pues es de forma compuesta, muy similar al fruto del árbol
de Guanacaste o árbol de orejas (Entorolobium cyclocarpum), del cual podría ser
imitada la forma, ya que el tamaño de la parte inferior del asa es ancho,
siendo incómodo para manipular (fig. 30), por lo que no es una adaptación
funcional.
Figura 29: Asas y soportes en forma de aro. Siempre las asideras
estarán colocadas de modo horizontal, en cambio cuando son soportes se
colocaron de manera vertical. Cerámica Los Canales.
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Asas de
cinta para unir a dos pequeñas ollas y asas aplanadas con aplicaciones de
arcilla en los extremos son también frecuentes en la muestra. Llama la atención
que no se encontraran asas con decoración modelada, que si son frecuentes al
sur de la península de Nicoya.
Figura 30: Asas comunes del yacimiento Los Canales. 1, 3; anulares
simples. 2, 4, 5; con refuerzo en la base a modo decorativo. 6; asa de cinta.
Cerámica Los Canales.
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Los
soportes, como antes se dijo, son simples, cónicos y de punta roma en su
mayoría, por lo que popularmente se les dice “bala”, ya que recuerdan esa forma
(fig. 31; 5-7, 9-11). También aparecen comúnmente soportes en forma de
anillo, y se ignora si tuvo esta forma algún sentido práctico más allá del de
soporte. En todo caso, los soportes de anillo fueron cuatro en cada artefacto,
y no tres como es lo usual.
En la
muestra se encontró la base de un soporte largo, delgado y hueco, muy semejante
a los de la zona atlántica.
El otro modo
funcional de uso normal es la base anular. Esta es una banda de arcilla
agregada al fondo de la vasija para evitar que se desplace (fig. 31; 1-3). La
diferencia de uso entre soportes y bases, es que los soportes se adaptan muy
bien a pisos irregulares, ya que aunque se incline un lado, se apuntala en
otros dos (en el caso de los trípodes). Por el contrario la base anular ocupa
de una superficie digamos nivelada (véase en la perspectiva correcta) pues al
inclinarse un lado, se pierde la estabilidad del artefacto. Pero si la
superficie es apta, la base anular funciona mejor que el soporte “bala”.
Figura 31: Bases de vasijas. 1-3, bases anulares. 4, soporte de anillo.
5, 7, 9-10, soportes cónicos simples. 6-soporte largo, sólido y puntiagudo. 8-extremo
de soporte sonoro. Cerámica Los Canales.
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Cerámica “Tuco”, un caso extraño
Antes de
concluir con este reporte de la cerámica del yacimiento de Los Canales, hay que
evidenciar unos tiestos muy interesantes. Pero no lo son por decorado o forma
estilizada, sino todo lo contrario.
Se trata de
unas formas que corresponden a la de una tinaja de boca muy estrecha, con
paredes sumamente gruesas y de un material arcilloso distintivo. El desgrasante
también es diferente al del grueso de la muestra. El desgrasante tiene una base
de cuarzo abundante, y muchos granos de igmimbrita (una clase de piedra
parecida a la piedra poma, muy liviana). La arcilla se aprecia color crema-rosáceo
sucio, distinta a otras locales (fig. 32).
Figura 32: Cerámica “Tuco”; a, lado exterior; b, lado interior de los
mismos fragmentos. Cerámica Los Canales.
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Las
superficies exteriores son ásperas, irregulares, tratadas sin ningún cuidado y
sin alisar. El interior es aún más tosco, pues ni siquiera se quitaron las
marcas de dedos e instrumentos con que se hizo el objeto (fig. 32; a-b).
Esta
cerámica, denominada “Tuco” (trozo tosco, ancho, de alguna cosa), siempre
presenta variaciones de color en la pasta debido a una fuerte exposición al
calor, pero nunca con las marcas propias de una acción de cocinar. Es más bien
como si algo de mucha temperatura se vertiera dentro.
Sea lo que
sea que en ellas si hiciera, el misterio e interés de estos artefactos se
acrecienta al saber que aparecen con mucha frecuencia en yacimientos del
pacifico central y valle central occidental. ¿Se comerciaban estos objetos?
Parece que sí, lo cual plantea que su función era muy especial.
En todos los
yacimientos que se han encontrado y reportado, el material arqueológico
corresponde a la temporalidad de 850 a 1350 d.C., aproximadamente, lo cual está
acorde con la mayoría del material cerámico de esta muestra.
Síntesis de lo que revela la muestra cerámica
del yacimiento Los Canales.
La cerámica
de este asentamiento nos revela una población muy activa en el comercio.
Entraban a dicho poblado objetos de toda la región nicoyana, pero también y de
modo activo de lo que hoy es Nicaragua occidental. Lógico que no solo se
importó cerámica, pero es lo que perduró hasta hoy.
Las dos
líneas comerciales reveladas sugieren fuertemente que el comercio con el norte
se hizo vía marítima, quizá de modo indirecto, y el comercio con el valle del
tempisque vía terrestre. Por tanto algo se le tenía que ofrecer a los Nicarao
que fuera distinto a lo que ellos producían, sucediendo lo mismo con los
poblados del valle de Tempisque.
La cerámica
de uso común-cotidiana revela una alta elaboración de diversos productos
alimenticios, ya que el tamaño de las vasijas es de mediano a gigante, y los
acabados de dicha cerámica son muy buenos, en su mayoría de superficies
lustrosas, lo que revela gusto y tiempo para hacer los artefactos (hay que
tomar en cuenta que no existía el torno de alfarero). Otro aspecto que hay que
considerar sobre el tamaño de las vasijas, es la forma social de usarlas. Al
ser tamaños tan grandes cabe la posibilidad que la manipulación y proceso de
cocina fuera comunal o en grupo, y no individual o a nivel de familia nuclear.
La
explotación de los diversos recursos naturales se revela exhaustiva, y sabemos
que dominaban ampliamente el medio ambiente silvestre. O sea, estamos hablando
de una población importante, sin escases de recursos alimenticios y con
excedentes industriales, que podían ser comerciados con facilidad.
La
producción agrícola mediante la silvicultura y una agricultura de parcela
aislada rivereña, la cacería, más la pesca y la recolección fueron el mecanismo
productivo básico que permitió el desarrollo de las manufacturas simples y
especializadas, y de estas últimas el comercio a larga distancia.
Pero también
nos narra la cerámica una historia de poblamiento y adaptación.
La muestra
más antigua de la cerámica de Los Canales corresponde al Periodo Tempisque (500
a.C.-300 d.C), teniéndose entonces tal periodo como el inicio de poblamiento
del lugar. Esto se sabe por la presencia de dos fragmentos típicos del periodo,
uno de los cuales corresponde al tipo Bocana Inciso (fig. 33).
El uso de
sito como lugar estacional y luego como poblado regular fue un proceso. La
frecuencia relativa de la cerámica típica muestra un creciente interés en el
lugar desde el Periodo Tempisque hasta el Periodo Bagaces (300-800 d.C.),
siendo ya un poblado importante a finales de dicho periodo y el siguiente,
Sapoa.
Fragmentos
de casi todos los periodos cerámicos, excepto del formativo temprano (Periodo
Orosi) y colonial, están presentes en la muestra. Pero fue durante el llamado
Periodo Sapoa (policromo medio, 800-1350 d.C.), que el yacimiento tuvo su gran
auge.
Durante el
periodo Ometepe o tardío, la población va declinando hasta no ser vista por los
primeros europeos entre los años de 1522 y 1523, cuando Gil Gonzales de Ávila
recorre la península de Nicoya por tierra, y Andrés de Cereceda por mar. La
única población que en esa sección peninsular mencionan, es la del cacique
Namiapí, que se estima se encontraba en la actual Bahía de Culebra, un poco al
noroeste de donde estuvo el poblado de Los Canales. Por tanto, cabe la
posibilidad que la población se hubiera trasladado a esa otra bahía, o a sus
cercanías.
5. El trabajo en piedra (litica) del yacimiento Los Canales
5. El trabajo en piedra (litica) del yacimiento Los Canales
La cantidad
de restos líticos hallados y vistos sobre el terreno en el sitio Los Canales es
baja, y más baja aun cuando lo comparamos con otros yacimientos del valle
central occidental de Costa Rica del mismo periodo. Sin embargo es una
situación esperable en una economía que privilegiaba la silvicultura.
Los restos
de piedras de moler si son llamativos. Primero por el tamaño y grosor de los
fragmentos, y después por localizarse restos de algunas piedras de moler que
fueron esculpidos con motivos en bajo relieve (fig. 34; 1, 4)
Dos son los
estilos de piedras de moler vistos en la muestra: Los muy grandes, trípodes de
soporte compuesto alto, en forma de colmillo y; piedras de moler con el
plato más fino y de soportes largos cilíndricos. Ambos estilos estuvieron en
uso durante el Periodo Bagaces y Sapoa (500 a.C.-1350 d.C.). La ideografía
tallada en bajo relieve es del estilo más tardío (aprox. 700-1000 d.C.).
Figura 35: Soportes de piedras de moler trípodes. 1-3, a-b; soportes en
forma de colmillo. Son curvos al frente y rectos atrás. 4; extremo inferior de
soporte cilíndrico. Lítica Los Canales.
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Se
observaron dos tipos de plato de moler: uno plano, ligeramente cóncavo al
medio, de bordes directos al exterior simples. El otro tipo de plato visto es
el de los extremos delanteros y traseros levantados, con borde engrosado y de
perfil angular muy marcado.
Los
fragmentos de manos (objeto con que se molía sobre la piedra) muestran una gran
variedad en sus formas, mismas que se relacionan con el modo de empleo y con lo
que se moliera: manos cilíndricas en forma de cigarro, con extremos chatos;
manos cilíndricas engrosados al medio “panzudas”, y terminadas en punta; manos
aplanadas muy largas, de corte transversal elíptico. Ambas caras pulidas, una más
que otra. La parte larga frontal es ancha redondeada, mientras que la trasera
se agudiza. No se conocen los extremos de esta clase. Por último la mano
ligeramente aplanada en su lado inferior y superior, de corte transversal
ovoide y de extremos chatos (fig. 36).
Prácticamente
todos los fragmentos de piedras de moler recuperados fueron reutilizados de una
u otra manera como otro tipo de herramienta. Cuando el objeto se quebraba y no
servía para más, se optó por usarlo en partes, según la forma y necesidad. Así,
las manos para moler se convirtieron en pistilos y yunques quiebra nueces.
Bordes angulares se emplearon para golpear con ellos algo dejando un daño
típico en forma de media luna sobre el borde, o bien no eran para golpear, sino
una herramienta que necesitaba esa forma particular (fig. 37; 3, 4. Fig. 38; 1,
2). Las manos para moler también se usaron para friccionar algo, lo cual
provocó por abrasión un pulido intenso (fig. 36; b, 1).
Los mismos
efectos también se observan sobre los demás restos, siendo muy interesante el
caso 5 de la figura 34. Este es un trozo esquinero de la bandeja de una piedra
de moler, y ya quebrada se usó de nuevo de base para moler, de manera que la
superficie quedase pulida por fricción.
Los yunques
rompenueces se hicieron sobre casi cualquier fragmento disponible. Se aprecia
claramente dos clases de perforación para hacer el rompe nuez, siendo uno de
diámetro pequeño y poco profundo, mientras que el otro necesitó un diámetro
mayor y bastante profundidad. Este último es común verlo partido en dos,
demostrando que se empleaba mucha fuerza en el golpe para quebrar la nuez,
mucho más que en el caso primero (fig. 37; 1, 2 y fig. 39).
Figura 38: Detalle de bordes angulares de piedra de moler, usados a
modo de herramienta particular, dejando un semicírculo. Lítica Los Canales.
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Finalmente
en lo tocante a este material, hay que mencionar los trozos completamente convertidos
en herramientas. En la figura 39, nº1, se ve lo que fue un fragmento de mano
para moler, clase corte elíptico aguzado, convertido en un pistilo
perfectamente adaptado a la mano. En la parte superior (b) hay una hendidura
que separa dos puntas romas, las que se usaron de martillo. A los lados (a-a,a)
la pieza se acinturó, siendo a,a una especie de rompe nuez. El centro sirvió de
yunque rompe nueces, tipo pequeño, mientras en la sección más ancha vertical
(c) fue la parte de macerar del pistilo. No se puede descartar que dicho
pistilo estuviera enmangado.
Por
desgracia, el caso nº-2 de la figura 39 está quebrado abajo. Es parte de algo
que estuvo decorado, como se deduce por la línea acanalada del extremo
izquierdo. Sobre el cuerpo restante se hicieron tres hoyos para usarlo de
yunque rompe nueces. En todo caso, nótese la diferencia del
diámetro del hoyo entre el caso 1 y el 2, lo que corresponde a tipos de nueces
distintas a procesar.
Figura 40: 1-5; culatas y sección de hachas pulidas. 6; martillo que
estuvo enmangado, pulido. 7, 8; piedras pulidoras. Lítica Los Canales.
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En la figura
40 aparecen restos de “hachas pulidas”. La forma corresponde con la de un
hacha, pero un breve análisis de los filos en los casos 3-5 pone en duda tal
función. Los casos nº-1, 2, presentan la fractura casi en el mismo lugar, algo
esperado en hachas de piedra usadas como cuñas o cinceles. La culata puntiaguda
de estos ejemplares no concuerda con la de las funciones señaladas. El caso
nº-3 se usó ya como fragmento, de cuña primero (la parte de la culata tiene
marcas de golpes. La forma recta que tiene es idónea para esa función). El filo
esta mellado, pero el de un extremo presenta un desgaste fuerte por picado,
señal que el objeto, ya sin filo, se usó como otra herramienta. El caso nº 4 es
la sección frontal de un “hacha” pulida que conserva filo, mientras el caso
nº-5 fue un hacha de estas que perdió, durante su usó normal, una sección
distal del filo. Fue re trabajado cortando el objeto casi a la mitad y quizás
usado como cuña o cincel, dado el desgaste de la culata. Cuando el filo se
perdió, se usó como pulidor, cosa que se nota en la fotografía al ver la
sección media del objeto de un color gris.
El caso nº-6
de la figura 40 es una especie de martillo que estuvo enmangado. Donde están
las líneas se nota una sinuosidad, la cual es continuada en forma de anillo
como una zona áspera. El resto está pulido y los extremos distales picados por
uso. Finalmente, los casos nº-7 y 8 son piedras que se usaron de tal manera que
por fricción se pulieron, como se nota bien en el caso nº-8.
Síntesis de lo que revela la muestra lítica
del yacimiento Los Canales.
Los objetos
en piedra son el equivalente a los objetos en hierro de la actualidad. En
piedra se hicieron las herramientas de trabajo más elementales, fuertes y
necesarias. También este material sirvió para hacer ideofactos, o sea,
artefactos con valor ideológico mayor que el práctico, como sería hoy una
estatua. Como era de esperar, la muestra de Los Canales contenía restos de
ambas grandes categorías artefactuales. Lo que no era de esperar fue el
altísimo número de fragmentos reutilizados como nuevas herramientas.
La pregunta
es inevitable: ¿Qué hizo a los antiguos pobladores del sitio recurrir
masivamente a los fragmentos para hacer herramientas? Una respuesta puede
ser la del criterio de facilidad. El fragmento está ahí tirado y sirve para
hacer otra cosa. Esto puede ser aplicado para un caso en que se dé un uso muy
efímero, simple, que no dejaría mayor huella en la piedra. Pero cuando se nota
que hay una insistencia en buscar fragmentos para volver a utilizarlos, y vemos
que inclusive el nuevo uso los quiebra de nuevo, hay que ensayar otra respuesta
más acorde con la evidencia.
Otra
alternativa viable puede ser la materia prima. Los objetos originales se
hicieron usando lava volcánica vesicular, granodiorita y andesita. El más usado
fue la lava volcánica vesicular, y de este material no hay fuentes cercanas al
yacimiento. Granodiorita y andesita se pueden encontrar en algunas partes
próximas al sitio, pero no cerca. La formación natural de rocas en la región
consiste en limolitas y areniscas. Esto puede traducirse en que la mayoría de
las herramientas de piedras duras era importada al sitio, lo cual implica el
traslado de grandes pesos por muchos kilómetros a pie. Si esta fue la situación
es de esperar que cualquier trozo utilizable fuera aprovechado al máximo.
En el
yacimiento Los Canales no se manufacturaron las piedras de moler, ni las
“hachas” pulidas. Fueron bienes de comercio. Lo que hicieron los antiguos
pobladores fue lógico, ya que usaron los objetos al máximo, y luego los convirtieron
en otras cosas usando partes seleccionadas. Cuando se gastaban o quebraban, los
volvían a transformar hasta que definitivamente no tuvieran posibilidad de uso.
Lo anterior
refuerza los datos proporcionados por la cerámica en el sentido de que la
comunidad del yacimiento Los Canales fue muy activa comercialmente, o sea, que
tenía recursos valiosos con los cuales comerciar.
El uso
masivo de yunques quiebra nuez indica que la economía giro fuertemente
alrededor de la silvicultura, y que la agricultura de granos no tenía un
impacto fuerte en la dieta.
Otro dato
relevante que dio el material lítico, tiene que ver con el auge poblacional y
comercial del sitio. No se observó ningún elemento que fuera típico de los
periodos anteriores al Bagaces. Fragmentos de piedras de moler, por su estilo,
también se usaron durante la primera parte del periodo Sapoa, lo que señala un
rango temporal para este material en conjunto de entre 700 a 1000 d.C.
La esquina
de piedra de moler de la figura 34, nº-5, corresponde con un estilo más tardío,
que podría ser de entre el año 1000 al 1500 d.C. lo que estaría conforme con la
evidencia cerámica, que señala un incremento de población de finales del
periodo Bagaces alcanzando el máximo desarrollo hasta finales del periodo
Sapoa, para decrecer durante el periodo Ometepe.
Por supuesto
que estos datos son relativos, pues el asentamiento fue muy grande y la muestra
muy limitada. Sin embargo los datos son consistentes con otros yacimientos del
área mejor estudiados.
Bibliográfica consultada y Referencias
Bibliográfica consultada y Referencias
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