Introducción
Antes que se inventara la
escritura, las diversas sociedades del mundo idearon maneras de comunicarse
entre sí mismas y, si era posible, con otros pueblos de
una forma que no fuera la palabra a viva voz.
una forma que no fuera la palabra a viva voz.
Era necesario que mediante
solo la vista los demás recibieran un mensaje de manera clara y que no dejase
lugar a dudas. Lo primero que se usó fueron elementos agregados al cuerpo,
digamos que a modo de “uniforme” para aquellos individuos especiales que podían
ser los encargados de los aspectos religiosos o bien, los jerarcas
administrativos del grupo social. Estos elementos podían ser collares,
tatuajes, bastones, plumas, pieles, y cosas por el estilo, que hacían inconfundible
ya fuera al chamán, al jefe o, al mejor cazador.
Con el pasar del tiempo
surgieron formas de comunicación visual cada vez de mayor complejidad, haciendo
de una forma un equivalente con significado especial, o sea, un símbolo. Este
símbolo podía ser pintado, grabado, tallado, sobre un objeto. Tenía la
ventaja de ser comprendida por los demás aunque no hubiera nadie presente que lo ratificara: la
forma del símbolo “hablaba”, tenía un mensaje comprensible y descifrable por
todas aquellas comunidades que mantuvieran contacto entre sí.
Hoy día esta manera de
comunicar algo está muy presente entre nosotros, basta mirar los íconos
religiosos, o los de una computadora u ordenador, señales de tránsito y demás.
Pero para comprender un ícono, dibujo, figura, estatua, y demás formas, debemos
pertenecer a la cultura que los crea y usa. Cuando un símbolo es natural, o
naturalista en su expresión visual, muchos pueden identificarlo, por ejemplo
una señal de transito con un elefante dentro de un círculo, nos sugiere a
quienes por vez primera pasamos por ahí, que deben pasar esos animales por la
vía. Pero cuando el símbolo se hace abstracto o se estiliza, la comprensión
empieza a dificultarse para los extranjeros.
Figura 1: Proceso de estilización del símbolo de
“perro bravo”; a, naturalista; b-c, estilizado; d-e, abstracto.
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El símbolo natural, en la
medida que las necesidades lo requieren empieza un proceso de
“desmantelamiento”, hasta reducirlo a un mínimo comprensible culturalmente. En
la figura 1 he dibujado la cabeza de un supuesto perro. Supongamos que para
todos nosotros “a” es el símbolo de “perro bravo”. Con el tiempo la misma
cabeza la estilizamos, quitándole aquello que no es indispensable para
comprender el símbolo. Lo que interesa es que se trata de un perro que muerde,
por tanto degradamos la imagen hasta que solo identifique al perro, y le
exageramos lo temible, los colmillos; b-c en la figura 1. Luego abstraemos al
máximo la figura anterior y solo dibujamos una o dos líneas que serán la cabeza
del perro, y unos puntos debajo, que representan los colmillos; d-e en la
figura 1.
Cuando ya un símbolo más
otro tienen un significado concreto, pasan a ser ideogramas. El ideograma es
una escritura no fonética, donde los signos o símbolos significan ya una
palabra, como el caso de la escritura china. Los Chorotegas de la península de
Nicoya tenían este tipo de escritura muy desarrollada, según narra Fernández de
Oviedo en su visita a dicho lugar en 1522: “Tenían libros de pergaminos que
hacían de los cueros de venados, tan ancho como una mano ó más, é tan lenguos
como diez ó doce pasos, é más é menos, que se encogían é doblaban é resumían en
tamaño é grandeza de una mano por sus dobleces uno contra otra (a manera de
reclamo); y en aquestos tenían pintados sus caracteres ó figuras de tinta roja
ó negra, de tal manera que, aunque no era lectura ni escritura,
significaban é se entendían por ellas todo lo que querían muy claramente;
y en estos tales libros tenían pintados sus términos y heredamientos, los
montes é boscajes é lo demás, para tiempos de contienda ó pleito determinarlos
por allí…” (Fernandez, 1975, pág. 41).
En este breve artículo,
veremos la importancia de los motivos prehispánicos y su uso cultural e
ideológico, pero sobre todo, se tratará del símbolo más importante que
compartieron todas las culturas costarricenses en sus diversas formas: el
jaguar.
Símbolos versus Iconografía
El símbolo es una
sustitución de la imagen real por otra hecha y colectivamente aceptada, pues
todos comparten el valor representado con un mismo significado.
La iconografía es la simple
descripción de la imagen, o sea, del símbolo. Esto se debe tener claro pues al
hablar ligeramente de las imágenes y su valor cultural, hace que un término
asuma el otro.
El valor real, simbólico,
el significado cultural de las representaciones antiguas se ha perdido. Lo
máximo que se puede hacer es una tentativa, un acercamiento usando multitud de
fuentes de distintas épocas y regiones, en el entendido que, si compartían la
forma iconográfica, al menos una parte del significado también fuese compartido.
Los símbolos del poder
El poder se representa de
lo poderoso. Esto fue así en la antigüedad como hoy día. Los pueblos indígenas
tomaron de la naturaleza lo que ellos consideraron más poderoso, lo que tenía
cualidades especiales que los hacia superiores. Reptiles, felinos y aves
rapaces tenían un lugar privilegiado en la estructura simbólica. Pero también
existen otros elementos naturales muy dañinos y peligrosos, como el agua
tormentosa, el viento destructor, la obscuridad y el sol, que se representaban
simbólicamente usando de base la mitología.
Los símbolos de poder se
usaban muchas veces inmersos o enmarcados por otros símbolos de referencia, que
tenían su explicación en la mitología, la tradición, la religión y la cultura
histórica. Cuando se da tal situación, hablamos entonces de emblemas.
Los principales símbolos
de poder son: el jaguar (Panthera onca), el cocodrilo (Crocodylus acutus) y las grandes aves, desde
el águila arpía (Harpia arpyia), hasta los buitres.
El jaguar y el Símbolo
El símbolo de este felino
de gran poder y astucia fue incorporado a los emblemas de los jefes, caciques
mayores y altos sacerdotes chamánicos. Ampliamente representado en todo tipo de
material, demuestra ser un símbolo por sí solo, o sea, más allá de su forma
natural. Se usó este como símbolo “puro” naturalmente representado, pero
también de manera estilizada y abstracta y, no siempre en objetos distintos,
sino en un mismo artefacto, lo cual revela que según fuera lo que de dicha
forma se usara, tenía un significado u otro.
En la región noroccidental
algunas personas, pero especialmente los caciques y sus nobles, usaban el
emblema del jaguar tatuado en sus cuerpos, y quizá empleaban objetos que
también incluían el símbolo de este felino. Fernández de Oviedo es quien nos
narra quiénes y cómo usaban este símbolo: “Todos los indios de Nicoya, en
especial los principales é sus mujeres, traen pintados los brazos de aquella
pintura negra que se hace con la sangre propia é carbón…é la divisa son tigres,
que estos Chorotegas llaman nambue…” (Fernandez, 1975, pág. 37). Más adelante
en el mismo texto, aclara Oviedo quienes era esos otros indios que se tatuaban
con la insignia del cacique: “…é cada cacique o señor tiene su marca o manera
de esta pintura, con que su gente anda señalada” (ídem, pág. 42). Así queda
claro que el cacique Nicoya usaba como insignia el motivo del jaguar, y por
tanto todos los demás que dependían de este cacique, lo usaban. También sugiere
la cita, cuando menciona que en especial lo usaban los principales y sus
mujeres, que el modo de llevar tal emblema difería del usado por el resto del
pueblo.
Puede que también el
jaguar tuviera parte en las representaciones cosmogónicas, dada la cantidad de
objetos que incluyen el emblema de este felino en sus pinturas, tallas y
modelajes.
El posible carácter
cosmogónico del jaguar, lo encontramos en restos de la visión religiosa de los
Guatuso o Maleku, antiguos pobladores de la región norte. Para los Maleku, los
cometas (Lhotóronh), eran enormes jaguares celestiales. A vista de uno se debían
apagar todas las luces, sino el jaguar celestial descendía y las cosas se
convertían en jaguares que devorarían a todas las personas. Sin luz, el jaguar
celeste pasaría de largo (Constela, 1983, pág. 120). El carácter del
símbolo del felino entre Chorotegas y Malekus fue distinto, ya que estos
últimos atribuían al jaguar un aspecto negativo, al temor y a la obscuridad,
mientras que para los Chorotegas era un emblema de poder político y religioso.
Pero los símbolos, junto a otros símbolos adquieren distintos significados. En
la cerámica de Nicoya aparece un emblema típico, donde se mira un jaguar
saltando sobre un círculo rojo. Esto tiene relación con el cosmos, pues se ha
interpretado que es parte de una guerra sagrada, donde el jaguar (la tierra)
quiere devorar al sol. Es la representación del eclipse total de sol (Lothrop,
1979, págs. 134-135).
Figura
2: Mixcoatl, representado como venus, la estrella matutina, evitando que el jaguar
celestial devore el sol. Representación
del eclipse total de sol. (Lothrop, Lam. XXXII). Nicoya.
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En el norte, este y
sureste de Costa Rica la imagen del jaguar es más uniforme, generalmente se
consideró un ente negativo, de la noche, de la magia. Esta es una región con un
chamanismo altamente desarrollado, donde la figura del jaguar no suele aparecer
sola, sino acompañada por otros elementos representativos, quizá expuestos con
más libertad que el de la región occidental.
El símbolo del jaguar
puede aparecer como emblema, al manifestarse mezclado con la figura humana y de
otro animal, lo que es propio del chamanismo, mostrando la trasformación del
Capar o Usekölpa (Usekar) (Aguilar, 1971, págs. 28, 29), máximos sacerdotes
del chamanismo en el centro y sureste de Costa Rica.
Hay que aclarar que
algunas de las formas que adquiere las manchas en la piel del jaguar, también
aparecen en otro felino conocido como manigordo (Felis pardalis), que es del
tamaño de un perro grande. Algunas formas de manchas pueden corresponder más a
un felino que a otro, pero hay algunos marcadores que sugieren una
diferenciación en la representación. Por lo general los símbolos referentes al
jaguar aparecen realizados con trazo fuerte, ancho y, los que remiten al
manigordo lo hacen con trazo más fino y curvilíneo. Pero es mejor marcador el
arreglo que enmarca al símbolo. Por ejemplo las manchas oblongas o
rectangulares y los puntos muy pequeños, suelen señalar al manigordo, en tanto
que líneas gruesas verticales u oblicuas en grupos de tres o cuatro, parece que
son propias del arreglo emblemático del jaguar. Sin embargo solo con mayor
investigación se podrá identificar cuándo un tipo de símbolo corresponde con
una clase determinada de felino.
Hay otros diseños
naturales de la piel del jaguar que sí son exclusivos de esta especie, entre
estos el rombo, la “X” y la cruz (fig. 6,7). La cruz y la “X” se forman
dependiendo del tipo de mancha negra en el pelaje del félido. En la figura 6,
dentro del rectángulo se aprecian unos rombos con punto central, color negro.
Entre dichos rombos se ve una “X” formada por el color de fondo del pelaje del
jaguar. Dependiendo de la posición de los rombos, la “X” se convierte en una
cruz, pues si los rombos aparecen deformados en formas rectangulares, el
espacio entre ellos formará una cruz (fig. 7).
Estas formas naturales se
tomaron como símbolos mágico-religiosos y de poder cacical, aunque también
pueden aparecer como parte de un emblema de significado complejo, deduciendo
esto de la cantidad de otros símbolos unidos en el diseño. Sin embargo lo más
interesante es la tergiversación del símbolo “puro”, formando nuevas
simbologías relacionadas con aspectos mágico-religiosos, mitológicos o hasta
cosmológicos. Lo anterior se deduce a partir del tipo de artefacto en que
dichos símbolos aparecen, siendo objetos de uso restringido y representativo de
la más alta esfera de poder mágico-religioso y político.
Figura 6: Manchas color negro que forman rombos. Entre
los rombos se forma por la disposición particular de dichas manchas, la forma
de la “X”.
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Figura 7: Manchas rectangulares que dejan entre ellas la forma de una cruz. |
Otro elemento natural de
la piel del jaguar es la mancha circular grande y pequeña y, unas líneas
oblicuas asimétricas que se forman sobre el cuello frontal.
Las manchas circulares
grandes están sobre la cabeza, las patas y casi toda la parte frontal del
jaguar, donde también aparecen las manchas circulares pequeñas y las líneas
onduladas. La línea ondulada es en realidad una serie de manchas unidas
secuencialmente, formando una tira asimétrica que puede verse como línea
ondulada a manera de “collar”, por aparecer siempre sobre el cuello y pecho
(fig. 9). Este último elemento aparece mucho en algunas representaciones
asociadas a otros símbolos del jaguar, formando ya sea emblemas o ideogramas, y
puede que en algunos casos se usara como símbolo puro, pero esto hay que
estudiarlo con más detalle.
Por supuesto que la
representación ya sea del poder civil o religioso, de la mitología o de
aspectos de culto y magia varían no solo en el tiempo, sino de región a región.
Lo asombroso en el caso de Costa Rica es que hay una gran similitud en el modo
de representar los símbolos. Esto se debe a que siempre partieron, en cualquier
época o región, de los modelos naturales que ya vimos antes. Donde se aprecia
un cambio sustantivo es cuando los símbolos se enmarcan en un emblema, y luego
cuando se estilizan o se hacen abstractos, lo cual no nos pierde en su identificación
individual, sino en su propósito ideológico.
Lo mismo sucede con la
estilización, pues hay que conocer muy bien el origen natural del símbolo. El
símbolo abstracto es difícil de identificar salvo que existan guías en el
emblema general, que por lo general existen, de manera que es muy posible crear
hoy día una base de estudio sobre este tema (fig. 11).
El desarrollo del símbolo
es cultural, y por ende en cada región tendremos representación derivadas de
los símbolos originales que pueden confundirnos cuando intentamos
identificarlos, y máxime cuando insertos en emblemas ideológicos se les agregan
elementos de otros símbolos distintos, creando uno nuevo de dos, tres o más
símbolos concretos. En la figura 12 y 13 Se aprecian símbolos del jaguar ya con
una connotación que llamo “derivada”, o sea, que su elemento central puede ser
identificado, pero no así el emblema final.
Todos los elementos del
jaguar fueron usados para representar aspectos importantes de la vida antigua.
Tanto el poder, fuese civil, militar o religioso, así como la mitología,
cosmología, ritual y magia, usaron formas de este felino como símbolos,
emblemas e ideogramas. También fue común el uso de la figura naturalista del
animal completo, ya fuese en piedra, oro, cerámica o hueso, y es muy posible
que en tejidos también, pero estos no sobrevivieron al tiempo.
Comentarios finales
El símbolo es el primer
paso hacia la escritura en cualquier sociedad del mundo antiguo. La combinación
cada vez más compleja de diversos símbolos origino el emblema, y la combinación
de símbolos con emblemas es ya una escritura ideográfica. El proceso suele ser
lento, depende de muchas variables el llegar a los niveles superiores de la
comunicación visual masiva y que siempre fuera comprendida sin equivoco ninguno.
No hay duda que los
primeros símbolos fueron aquellos que acompañaban a una determinada persona,
marcando su rango o su prestigio, sus poderes o su pertenencia clánica
especial. Sea cual fuese la razón que llevó al hombre a distinguirse de los
demás miembros de su comunidad, carecía de sentido si tal mensaje no era
comprendido por otras comunidades interrelacionadas.
En niveles de expresión
espiritual era necesario mostrar a los demás la forma de los espíritus, dioses
o potencias celestes que regian la vida y los destinos sociales. En este caso
los primeros ejemplos de comunicación visual espiritual representarán lo más
exacto posible el modelo, según fuera comprendido por quienes lo revelaban a
los demás, como lo podemos mirar en cualquier iglesia católica.
Con el tiempo ambas líneas
de expresión visual irían modificándose, haciéndose más abstractas unas y más
estilizadas otras. Pero la representación natural de ciertos modelos nunca
terminó, usándose inclusive hoy día de manera frecuente, para citar solo un
ejemplo común, los avisos de carretera donde advierten de la presencia de
ciervos, vacas o derrumbes.
El caso de los
símbolos del poder en la arqueología costarricense es un tema que si acaso se
ha mirado desde un pequeño agujero. Lo presentado en este breve artículo es
solo un ligero esbozo, un intento de empezar con dicha labor para, en algún momento
futuro, poder entender aquellas culturas antiguas que fundaron lo que es hoy
día Costa Rica.
Bibliografía consultada
Aguilar, C. P. (1971). Religión y magia entre
los indios de Costa Rica de origen sureño. Ciudad Universitaria
Rodrigo Facio: Dep. publicaciones de la Universidad de Costa Rica.
Benson, E. (.
(1981). Between Continents/Between Seas: Precolumbian Art of Costa
Rica. Ney York: Harry N. Abrams.
Constela, A. U. (1983). Anotaciones sobre la Religión
Tradicional Guatusa. América Indigena. Nº1, 97-124.
Fernandez, L. (1975). Historia de Costa Rica. San
José: Editorial Costa Rica.
Lothrop, S. K. (1979). Cerámica de Costa Rica
y Nicaragüa. Managua: Gurdian s. a. División Editorial.
Stone, D. (1993). Las Tribus Talamanqueñas. Heredia:
Departamento de Publicaciones de la Universidad Nacional