INTRODUCCIÓN
La
sociedad antigua que habitó el Valle de Bagaces es muy poco conocida, salvo por
algunas clases de objetos que por su llamativo terminado colman salas de
museos. Entre estos los más célebres son los pendientes de piedra bruñida
conocidos como jade (varias clases de piedras sedimentarias microcristalinas
-silíceas-), algunos tipos cerámicos y otros objetos de piedra, tal como las
piedras de moler esculpidas.
Extensos
trabajos realizados en el área a finales del siglo XX brindan algunos datos
interesantes, sin embargo, no logran satisfacer ningún modelo de desarrollo
cultural, por lo que hemos quedado con poca información útil, al menos por lo
que se ha publicado en revistas especializadas en antropología y arqueología.
Como
parte de una contribución (aunque bastante modesta) al conocimiento de algunos
rasgos culturales de las sociedades que habitaron la zona de Bagaces durante el
lapso de tiempo 300-850 d. C. es que nacen las notas expuestas en este espacio
bajo los títulos de Las huacas del jade
en Bagaces, Guanacaste (I-IV) y el presente escrito. Las dos primeras se
refieren al aspecto funerario, principalmente a los montículos y cementerios de
rodelas asociados, mientras que en este escrito se refiere a la evidencia
material de un yacimiento habitacional, asociado con áreas de trabajo
específicas en lítica.
Ilustración 1: Ubicación del yacimiento La Culebra,
Bagaces.
El
yacimiento La Culebra se ubica sobre una extensión de terreno en forma de lomo,
de 51 metros de altura de Norte a Sur. Son tierras muy bien drenadas y de
suelos orgánicos, polvosos, de profundidad variable.
Existen
dos fuentes de agua asociadas al yacimiento. La más cercana es una quebrada a
94 metros de distancia; la segunda es el río Paso Ancho, a 110 metros (fig.1,
izq., línea amarilla y línea roja).
La Culebra
está asociada, aparentemente, a un gran montículo funerario conocido como huaca
La Mona, que se ubica en una loma baja de ignimbrita a 239 metros al Este del
centro del yacimiento habitacional. El montículo a su vez se encuentra a 291
metros del río Paso Ancho (fig.1, izq.; línea mostaza).
Ilustración 2: Montículo funerario aparentemente asociado al piso del yacimiento La Culebra. Huaca La Mona.
|
Consta
el yacimiento La Culebra de cuatro sectores muy bien definidos:
1-un piso
habitacional (puntos morados en fig.1-der.), que se caracteriza por un área con
una gran cantidad de piedras pequeñas de rio revueltas con fragmentos cerámicos
muy deteriorados, junto con restos de barro quemado (ladrillo) que funcionó
como piso (fig.7).
2-al Oeste del piso, a unos 6 metros en dirección de la
quebrada, se localizó un basurero con cientos o miles de fragmentos cerámicos
de todo tipo, los cuales debido a la deforestación han ido rodando hacia la
quebrada (fig.1-der., puntos beige).
3-al
sur del piso, prácticamente no hay fragmentos cerámicos, en su lugar, a unos 10
o 15 metros se encuentran una gigantesca cantidad de lascas, núcleos, preformas
quebradas de puntas y otras herramientas en piedra, inclusive grandes trozos de
piedras micro-cristalinas de las cuales sacaban trozos para hacer herramientas.
A este sector se le denomina el taller de lítica, por ser evidentemente un
punto donde se trabajaba con ese material (fig.1-der., triangulo mostaza).
4-Rodeando
el taller de lítica, al Suroeste del piso, se localizó un sector donde abundan
los restos de piedras de moler y manos maceradoras, con características muy
interesantes. Este sector puede ser algún lugar dedicado a procesar alimentos,
o bien, un lugar donde se reparaban o se reinventaban piedras de moler dañadas.
En un principio se creyó que podía ser un sitio donde se hacían estos objetos,
pero no se encontró ninguna evidencia en ese sentido, ni preformas, ni materia
prima o desechos del proceso de fabricación (fig.1-der., triangulo rojizo).
Ilustración 3: Río Bagaces en su unión con el río Villa Vieja. Aquí nace el río Paso Ancho. La Culebra.
|
Tanto
en el área del taller de lítica lasqueada como donde se hallaron los fragmentos
de piedras de moler, los fragmentos cerámicos son sumamente extraños,
encontrándose alguno disperso raramente. Pero también se observó que en el sector
en que estaban las piedras de moler, casi no había lascas, y en el sitio donde
estaba el taller de lítica no se encontró más que un fragmento de mano de
piedra de moler (fig.26; 5). Dada la gran cercanía entre los diversos sectores
(no más de 15 metros), es muy extraño que el material no se mezclara. Aun
siendo áreas de trabajo que corresponden a eventos temporales distintos, algo
de mezcla debía de haber, pues todo estaba a un mismo nivel de profundidad
(0-20 cm), siendo la erosión provocada por la deforestación la que expuso los
materiales.
El
sector 3 se ubica sobre un terreno arenoso de baja profundidad, con el nivel de
igmimbrita a unos 35-40 cm de profundidad, al contrario de los sectores 1, 2 y
4 donde el suelo es más profundo y de color negro.
Materiales del sector 1
Ilustración 4: Arriba izquierda, sector 1. Toda la pendiente del centro a la izquierda es el sector 2. La Culebra.
|
Los
materiales de este sector se pueden considerar simples y típicos de una unidad
habitacional. Pero hay que tener en cuenta dos cosas. La primera de ellas es
que los fragmentos cerámicos estaban incorporados al piso (fig.2). La segunda
consideración es que, por su ubicación final, estos fragmentos se hallan en mal
estado, pues están muy erosionados.
El
conjunto de fragmentos recuperados tiene dos características importantes. La
primera es que se encontró cerámica de manufactura muy fina, de entre 0,3 y 0,4
cm de grosor de pared, que corresponden al parecer a ollas. La segunda
característica es que el grupo de vasijas de almacenamiento vistas no contempla
ejemplares grandes, dado que el grosor máximo de pared en estos casos oscilo
entre los 1,6 y 2 cm.
Ambos
extremos (el de paredes finas y el de vasijas de almacenamiento) determinan un
uso artefactual en cerámica no esperable. A esto hay que agregar que, pesar del
pésimo estado de conservación, se encontraron restos de cerámica decorada con
líneas negras sobre rojo, además de fragmentos de vasijas con decoración
incisa.
La cerámica decorada más común, tanto en el sector del piso
como del basurero posterior, es la de diseños impresos o estampado usando
caracoles, dientes de tiburón u objetos de punta roma (fig.4).
Figura 4: Cerámica decorada. 1,2; zona acanalada. 3,8; estampado con caracol. 4-6; pintura de líneas negras sobre rojo. 7; estampado de diente de tiburón. Escala en pulgadas. La Culebra.
|
Los
bordes de vasijas no señalan ninguna novedad, salvo la mencionada arriba. Se
trata de ollas de boca amplia y restringida (las primeras para cocinar y las
segundas para guardar agua o líquidos). Los casos que conservan algún trozo de
engobe sobre el labio, señalan la tendencia cultural del periodo, donde estos
se pintaban de rojo claro u obscuro, café y café rojizo. Los cuellos de las
distintas vasijas se dejaban normalmente de color natural de la arcilla
(fig.5).
Las formas comunes de guacal (bol) también resultaron
frecuentes. Estas vasijas se usaron para servir alimentos, motivo por el cual
se encuentran en muy diversos tamaños, pero ninguno realmente grande.
En general el ajuar doméstico de este periodo es bastante
simple, muy utilitario, cosa que contrasta con el material observado en los
montículos y cementerios, donde hay una gran variedad de formas cerámicas, y la
conservación de superficies es muy buena.
Las grandes vasijas de almacenamiento tan comunes en los
montículos, resultaron ausentes no solo en el piso, sino también en el
basurero. No se consiguió nada que indicara que tales vasijas se usaran en
forma doméstica-cotidiana, lo cual apoya la idea de que se emplazaron y usaron
en los montículos y cementerios (ver
anexo 1, Las huacas del jade en Bagaces, Guanacaste. P.III-IV) u otras
localizaciones especiales.
El hecho de no encontrar un material o forma durante una
recolección, no quiere decir que no se usara, simplemente indica una tendencia
cultural en el uso de esos artefactos.
Los fragmentos de ladrillos (fig.7) son trozos de arcilla
gruesos, porosos y fácilmente desmenuzables. Esto se debe a la baja temperatura
con que se quemaron, y su ubicación superficial.
Aunque no fue posible verificarlo, se supone que el piso de
arcilla quemada solo ocupó una fracción del área total del piso de la casa,
pues no en todas partes se localizaron restos de ladrillos.
Materiales del sector 2
El
sector 2 corresponde a un área densamente cubierta por fragmentos cerámicos.
Estos se depositaron en dirección a la quebrada, siendo interesante que hacia
el lado del montículo no se hallaron residuos (fig.1).
Los
restos en lítica fueron muy pocos, y corresponden en términos generales a
actividades comunes.
Figura 8: Ejemplo de forma de vasijas de uso cotidiano-doméstico, del mismo tipo que las encontradas en el sector 1 y 2.
|
Otras formas abiertas además de los platos, son los guacales
de borde exverso y directo, los que se usaron para servir alimentos o
guardarlos ya procesados (fig.10: 1-3, 6, 8).
Figura 10: Formas vasijas de uso doméstico-cotidiano; 1-3,6. Guacales de borde exverso; 4,7. Tecomates u ollas sin cuello. 5; copa. 8; Guacal de borde directo. Escala en pulgadas. La Culebra. |
El grupo de formas principales son ollas y tinajas. Aquí
entendemos que las ollas son aquellas de cuerpo globular, pero de boca muy
amplia (fig.11), en tanto que la tinaja corresponde también a formas cuyo
cuerpo es globular, pero tienen muy restringida la boca, para no derramar el
líquido (fig.12).
Figura 11: Forma general de olla.
La olla era el utensilio típico de cocinar, pues el método
de preparar alimentos como la carne, ayotes y demás cosas era hirviéndolas en
distintas combinaciones.
Figura 12: Bordes de tinajas; 1-6. EJF; Ejemplos de forma de tinaja. Escala en pulgadas para los fragmentos. La Culebra.
|
Las vasijas más grandes, aquellas mencionadas como de
almacenamiento, generalmente se usaron para procesar y guardar la chicha, una
especie de cerveza de maíz. En ciertos eventos de la vida ritual de estos
pueblos la cantidad de este fermento usado fue enorme, tal y como lo comprueban
los vestigios de tales instrumentos encontrados en montículos y cementerios.
Sin embargo, en el yacimiento La Culebra los tamaños de esas vasijas son
moderados, revelando su uso en rituales específicos del grupo que habitó este
yacimiento, el cual pudo ser un grupo familiar extendido.
Los soportes y asas son típicos, pero algunos corresponden a
vasijas más elaboradas que el común. En la figura 14, 1 y 2, se ven dos
soportes huecos con bolas de arcilla al interior. La función de esta cerámica
no es doméstico-cotidiana, al igual que los casos 7 a 9 de la misma figura. Por
el contrario, los soportes bala (casos 3-6 de la figura 14) son típicos de los
utensilios de uso común.
Las asas son escasas, usándose en su lugar bordes exversos.
Sin embargo, algunas se suelen encontrar en la cerámica de este período, como
el caso 7 de la figura 14. Estas asas casi siempre adquieren formas modeladas
zoomorfas.
Dos fragmentos corresponden a objetos que no son comunes en
los yacimientos habitacionales: los que pertenecen a figurillas solidas
(fig.14; 8) y los de copas con soportes muy altos, huecos, con bolas de arcilla
al interior. En las huacas los soportes de estas vasijas suelen ser sin
pintura, pero en este yacimiento se encontró una sección con vestigios de
pintura roja, la cual cubrió todo el soporte (fig.14; 9).
La gran mayoría de fragmentos decorados son del grupo de los
estampados (fig.15). Las vasijas decoradas con concha, caracol, diente de
tiburón y punzonado variado, siempre tienen la forma de tinajas y ollas, siendo
muy extraño encontrar otra forma artefactual así decorada.
figura 16: Cerámica pintada; 2 a 8 y un fragmento de una vasija hecha a base de cascajo blanco. Escala en pulgadas. La Culebra.
|
Entre los fragmentos curiosos esta uno blanco, que fue
logrado usando cascajo molido de ignimbrita de la formación Liberia, la cual es
de color blanco (fig.16;1). Otro tiesto extraño en la muestra es el de un
policromo perteneciente a una tinaja de tamaño regular (fig.16; 3). Esta
cerámica policroma no es común en esta clase de yacimientos, aunque tampoco se
puede decir que sea extraordinaria.
La cerámica decorada a base de líneas negras y líneas negras
con blanco, ambas sobre engobe rojo. Es un grupo bien representado en la
muestra (fig.16; 2, 5-8). El fragmento 8 pertenece a una vasija de fondo plano,
pero de paredes altas, y el fragmento 7 proviene de una vasija de
almacenamiento.
El caso 4 de la misma figura 16 presenta un diseño pintado
en rojo sobre color natural de la arcilla en forma de líneas elípticas
discontinuas.
figura 17: Bordes de vasijas; arriba, Tinaja, posiblemente policroma. Abajo, borde de tinaja común y un borde de olla.
|
La presencia de fragmentos decorados con pintura y los de
soportes modificados (huecos) indican el uso de objetos de necesidad no
doméstica por parte de algunos habitantes del yacimiento. Estos pudieron ser
una especie de jefes de índole religiosa o política, salvo que los objetos en
cuestión fueran producto de comercio con otros poblados.
figura 18:
Grupo de cerámicas de uso no doméstico.
Fragmentos de estos tipos se encontraron en La Culebra.
Materiales del sector 3
Ilustración 5: El terreno
donde se ubica el sector 3 es plano, cayendo unos 2 metros al sur. La tierra es
roja muy arenosa, caracteristica de solo este sector. La Culebra.
El
sector 3 es el lugar en que se trabajó la piedra lasqueada. Se ubica al Suroeste
del sector 1 sobre el mismo lomo de tierra (fig.1), justo sobre una grada
natural donde inicia una explanada más amplia en que se sitúa el sector 4.
La
relación entre los sectores 3 y 4 no está clara, pues lo único que se observa
es un terreno sin ningún material entre ambos sectores. Como antes se mencionó,
lo curioso es la exclusión de materiales entre sectores, y es especialmente
marcada entre los sectores 3 y 4.
El
sector 3 se distingue por presentar una enorme cantidad de lascas, nódulos,
bloques de materia prima y partes de objetos quebrados, todo relacionado con la
técnica de lasqueado uni y bifacial.
Dos
objetos que no se relacionan con la industria del lasqueado se encontraron. Uno
es una pequeña bola con un anillo picado en su centro, al estilo de las piedras
boleadoras tan comunes en Perú, Argentina y Chile (fig.21). El otro objeto es
una especie de mano de moler, pero cuadrangular y con un orificio poco profundo
en cada una de sus caras planas, mismas que se hallan sumamente pulidas. Los
extremos cortos presentan lasqueado por impacto directo, como si hubiera sido
utilizado de martillo (fig.20).
El
material cerámico en este sector es muy escaso, encontrándose solo un puñado de
fragmentos de uso doméstico (fig.19). A pesar de la cercanía de los sectores 1
y 3, el material cerámico más pareciera revuelto por casualidad y factores
lógicos, tanto naturales como humanos, que por ser el sector 4 el sitio en que
se depositaron originalmente, aunque no se pueda asegurar nada sin un análisis
científico exhaustivo.
figura 19:
Material cerámico del sector 3; bordes
de ollas y tinajas. Escala en pulgadas. La Culebra.
Las manos de moler rectangulares y en forma de “jabón” no
son extrañas en los sitios habitacionales, pero la forma cuadrangular no es
común. La mano de moler de la figura 20 tiene ángulos muy marcados y cada cara es
totalmente plana, lo cual es bastante extraño y hace dudar sobre su
funcionalidad original. Este objeto tuvo
dos funciones secundarias fácilmente reconocibles: la de yunque rompe nuez y la
de martillo. Esta última función fue la que inutilizó la función primaria, pues
los golpes astillaron las caras de ambos extremos.
figura 20:
Posible mano de moler cuadrangular y
martillo. En el centro como en las tres caras planas restantes tiene un ligero
orificio, que indica que se usó como rompenueces. La Culebra.
La zona en que se ubica La Culebra mantenía una serie de
lagunas estacionales en las cuales anidaban multitud de aves. Este tipo de
laguna aun sobrevive en ciertos lugares al Sureste del yacimiento. La boleadora
pudo haber sido una herramienta muy apta para la caza de aves laguneras.
figura 21:
Piedra esferoide con un anillo acanalado
al medio. Boleadora. La Culebra.
Ilustración 6: Boleadoras del yacimiento Monte Verde,
Chile.
El material más abundante del sector 3 es el de residuos del
proceso de lasqueado. Se encuentran artefactos en proceso de fabricación y
desechados por fractura.
Lo notable de este sector son dos cosas: 1-que el taller se
encuentre asociado a un piso habitacional y a un sector con múltiples desechos
de objetos de piedra vesicular quebrados, y en ningún momento el grueso del
material de cada sector se entremezcla con los demás. 2-toda la materia prima
de la industria de lasqueado es foránea. Se identificaron restos de jaspe,
basalto, caliza silícea, serpentina, pedernal y sílex, no habiendo en toda la
región afloramientos naturales de ninguna de estas piedras.
figura 22:
Lascas de basalto, jaspe, serpentina. Escala
en pulgadas. La Culebra.
Todo el material fue traído al yacimiento de afloramientos
pertenecientes al Complejo Nicoya. Los sitios más próximos donde este Complejo
Nicoya aflora están en la cordillera de Nicoya hacia el Oeste, y en la
península de Santa Helena al Noroeste, entre 70 y 100 kilómetros de distancia
en línea recta sobre mapa.
figura 23:
Jaspes, serpentina, sílex, caliza
silícea. Escala en pulgadas. La Culebra.
Normalmente no se espera encontrar un taller lítico en un
sitio que no tiene piedras aptas para herramientas filosas, pero es justamente
el caso de La Culebra, donde una gran cantidad de piedras de distintas clases
se almacenó y trabajó. La presencia de estos materiales sugiere un comercio
activo basado en materias primas y no en objetos terminados, como es lo normal.
Pero también puede darse el caso de que grupos de esta zona de Bagaces se
trasladaran a las minas y trajeran los bloques, aunque no es muy lógico caminar
unos cientos de kilómetros cargados de piedras filosas.
figura 24:
Lítica del sector 3. Pedernal, basalto,
jaspe, serpentina. El caso 7 es una piedra volcánica trabajada en forma de
cabeza de felino. Escala en pulgadas. La Culebra.
En la figura 24; 7 se muestra una talla extraña, muy simple,
pero hecha de tal modo que la figura de una cabeza de felino es reconocible.
Sobre la frente y los lados se hizo un marco cuadrado inciso, mientras que las
orejas se proyectan a los lados, atrás. El hocico se aprecia muy bien de lado,
es corto y macizo. Esta talla no tiene huecos para colgarla ni otra señal de
forma de uso. Se ignora su utilidad, aunque puede estar ligada a algún proceso
de magia chamánica relacionada con la caza.
figura 25: Residuos de basalto: 1, punta; 5, parte
posterior de punta; 6, especie de raspador bifacial. Resto, lascas de desecho.
Escala en pulgadas. La Culebra.
El material más empleado es el basalto, en el que aparecen
partes de artefactos que se quebraron durante el proceso de fabricación. Es el
caso 1 y 5 de la figura 25. El caso 6 lo interpreto como una clase de raspador,
el cual tiene un trabajo bifacial sobre el filo izquierdo y que por la forma
pudo haber tenido una culata o, al menos, mayor extensión.
figura 26:
Lítica sector 3: 1-4, 7 desprendimientos
iniciales con corteza del bloque de basalto. 5, sección media de una mano de
moler. 6, trozo de lutita con descascaramiento atípico, posiblemente esquirlado
por calor.
En la figura 26 se observan una serie de trozos de descarte
del proceso inicial de trabajo en bloque, pues conservan la parte exterior del
bloque o piedra. Esto indica sin lugar a dudas que estas piedras llegaron al
sitio en forma de bloques de suficiente tamaño para ser de utilidad en el
trabajo lítico (casos 1 a 4 y 7). El caso 6 es muy interesante pues es un canto
rodado de lutita marrón, el cual fue devastado en forma inicial usando el
método de exposición al fuego y enfriamiento. El caso 5 es una mano de moler
del tipo aplanado, de corte vertical elíptico, el cual no es común. Puede ser
parte del material del sector 4 que interactuó con el tiempo con el sector 3.
figura 27:
A-B: parte posterior de una pre-forma de
punta larga. C-D: extraño objeto. E-F: cuchillo completo. En E se marcó el
filo. G-H: extremo distal de hacha con filo denticulado. Escalas en pulgadas.
La Culebra.
En la figura 27 se ve algunos objetos logrados en basalto
mediante el lasqueado. A y B corresponde a una culata de punta en proceso. Las
flechas señalan áreas de adelgazamiento, marcando la flecha vertical un área
picada finamente en forma circular. El caso C y D es un trabajo extraño, pues a
una hoja gruesa se trabajó de forma que sus lados formaran un medio rombo, con
un lado cuidadosamente trabajado haciéndole un circulo. El caso E y F es un
cuchillo terminado, con un trabajo sobre el filo bien logrado de modo bifacial.
Sobre el lado E se sacaron infra-lascas en forma de serrucho, mientras que el
lado F recibió un retoque leve. El caso G y H corresponden a un extremo distal
de un hacha acinturada con filo denticulado. En G se señala los puntos
aserrados. Tanto el cuchillo como el hacha presentan un trabajo fuerte en una
cara del objeto, mientras que en la otra solo se retocó.
figura 28:
Bloques de sílex reducidos. El del lado
derecho es traslucido. Escala en pulgadas. La Culebra.
Los bloques reducidos de materia prima se suelen encontrar
dispersos, sin asociación entre ellos. En la figura 28 se muestran dos tipos de
sílex en bloque reducido (o sea, que ya se sacaron las secciones principales,
pero aún conservan cuerpo de utilidad).
Materiales sector 4
Ilustración 7: El sector 4 presenta
un suelo color negro suelto, mismo del sector 1 y 2. La Culebra.
Quizá el rasgo más interesante del yacimiento La Culebra sea
el sector 4. Es un área relativamente pequeña donde aparecen desperdigados por
doquier decenas de fragmentos de piedras de moler y manos, y no de una sola
clase de piedra, sino de muchas, lo que indica que no se trata de unos pocos
objetos quebrados y esparcidos.
Además de los restos de piedras de moler de varias clases,
se encuentran también en mucha cantidad partes de manos cilíndricas, casi siempre
puntas (fig.29).
figura 29:
Extremos distales de manos de piedras de
moler cilíndricas. La más ancha (arriba, derecha) fue re trabajada y se usó
como pistilo de mortero, también presenta unos cortes laterales aserrados. Escala
en pulgadas. La Culebra.
Dado que había tantas puntas de manos cilíndricas, se
buscaron con especial interés las secciones medias de tal objeto, pero no se
encontró ninguno.
Todas las puntas de manos presentan huellas de uso común y
cotidiano, por lo que hay que desechar la idea de un sitio de fabricación. Solo
una punta presenta modificaciones funcionales, pues fue re trabajada para que
sirviera de pistilo (fig.29, arriba lado izquierdo). Además, tiene sobre un
lomo dos profundos cortes aserrados que se ignora completamente para qué se
hicieron.
Al igual que las puntas de manos cilíndricas, los restos de
las piedras de moler son de clases distintas de basalto vesicular, lo que
indica que tales objetos fueron manufacturados en otro lugar.
figura 30:
Partes de piedras de moler. Obsérvese la
diversidad de clase de materia prima. Escala en pulgadas. La Culebra.
En la figura 31 se muestran modalidades de piedras de moler
y el tipo de soportes. El caso 3 corresponde a un objeto miniatura en forma de
plancha, siendo el plato totalmente plano. Estos objetos miniaturas son
bastante extraños en áreas habitacionales, y solo suelen ser vistos en algunas
sepulturas.
El caso 2 corresponde a una piedra de moler de tamaño normal
y soportes bajos, cilíndricos. Si bien este tipo de piedra de moler no es tan
extraño, no es común, pues el tipo de piedra de moler típico es el de extremos
cortos levantados y soportes cilíndricos largos terminados en punta (fig.32).
figura 31:
Modos de forma no corrientes en piedras
de moler. 3-A, B es una miniatura de plato totalmente plano, mientras que el
caso 2 corresponde a un objeto de tamaño normal. En 1 se muestran dos partes de
manos de moler, la superior cilíndrica y la inferior en forma de bollo de pan.
Escalas en pulgadas. La Culebra.
El tipo de mano de moler en forma de bollo de jabón (fig.
31; 1 inferior) no es extraña en yacimientos habitacionales, pero es curioso lo
grande de este caso. Este tipo de mano servía tanto para machacar como para
moler, y se solía hacer de cualquier tipo de piedra.
figura 32:
Sección trasera de piedra de moler de forma clásica de la época. Las flechas marcan donde iba el soporte, el
que fue amputado y la base pulida. Escala en pulgadas. La Culebra.
Un caso muy indicativo se muestra en la figura 32. Se trata
de un fragmento posterior de una gran piedra de moler de forma típica. Lo
interesante es que donde iba el soporte (cilíndrico, muy alto, ver EJF), la piedra
se cortó y la base se pulió. El pulido no es por fricción, sino buscado. Parece
este caso mostrar la reparación de una de estas piedras de moler, donde uno de
los tres soportes debió quebrarse, por lo que se procedió a amputar los
restantes, pulir la base y usar el plato como una nueva piedra de molienda,
pero sin altura.
La altura de estos artefactos determina el modo en que se
emplearon, pues entre más alto más cómodo al operador del mismo, pero de mayor
costo en su fabricación. En EJF puede verse este tipo de piedras de moler como
ejemplo de forma.
figura 33:
Piedra de moler o mortero de forma
circular. Presenta ambas caras del objeto trabajadas en forma de cuenco.
La forma circular de piedra de moler no es para nada extraña,
pero lo normal es que solo un lado presente una superficie de trabajo. En el sector
4 se encontraron varios fragmentos de piedras de moler circulares con ambos
lados funcionales. En la figura 33 se muestra un caso de estos.
En todos los casos que se pudo comparar, se vio que uno de
los lados siempre tiene más diámetro y mayor profundidad (obsérvese la foto del
centro), lo cual sugiere que sea un efecto buscado por motivos funcionales,
aunque se ignora por completo cual pudo ser el uso. Normalmente en la región se
encuentran estas piedras de moler o triturar en forma de bloque o
cuidadosamente logradas de solo un lado o cara para trabajar, y se supone son
morteros de paredes bajas o muy bajas.
Consideraciones finales
Los
yacimientos habitacionales en la zona de Bagaces se caracterizan por el poco
material cultural residual. Esta situación parece deberse a que la cantidad de
artefactos cerámicos que estas personas mantenían en uso, era solo el
estrictamente necesario, siendo otros utensilios (quizá la mayoría) de
materiales orgánicos, tales como madera, cueros, caparazones de armadillos y
tortugas, frutos (calabazas, jícaras, popoques), entre otros posibles de los
que no quedó ningún rastro.
Normalmente
en esta clase de yacimientos los vestigios de objetos de piedra son pocos,
siendo lo común encontrar unas cuantas lascas, generalmente jaspes, basaltos
variados y poco más. Los restos de piedras de moler y artefactos asociados
funcionalmente son mínimos, uno que otro fragmento, siendo posible que una
parte de la molienda cotidiana se ejecutara usando molederos de madera muy
dura, como el cocobolo, ñámbaro, guayacán, etc., como continúan haciendo
algunas sociedades tradicionales del Sureste de Costa Rica.
El piso del
yacimiento La Culebra brinda alguna información interesante, siendo la
estructura del mismo y los sectores asociados lo más destacable. El piso pudo
medir, según algunas estimaciones, entre 15 y 20 metros de largo máximo, por
unos 13 o 17 metros de ancho. Estas medidas son relativas y fueron tomadas
basándose en la dispersión superficial de los materiales, y no son para nada
exactas, pero dan una idea del tamaño y la forma del piso (elipsoide o
rectangular).
Ilustración 8: Área donde se localizó el piso con
ladrillos. La Culebra.
El piso en
cuestión se formó de tierra revuelta con piedrecillas, arena de río y tiestos,
todo muy compacto y endurecido. Los fragmentos cerámicos del piso presentaron
superficies muy dañadas y un tamaño en general pequeño, efectos propios de
material expuesto sobre el que se aplicó peso, como el de personas caminado
constantemente sobre ellos hasta que se incorporaron al suelo. Si se agregaron
a propósito al suelo del piso, es algo que no se pudo verificar, aunque no es
improbable, tampoco es una práctica documentada.
A un costado
del piso en dirección a la quebrada, se localizó una concentración importante
de fragmentos, los cuales se han ido deslizando por escorrentía hasta llegar al
margen mismo de la pequeña fuente de agua (la quebrada), lo que se interpretó
como un basurero. El material cerámico de este rasgo tiene una conservación
aceptable, mucho mejor que el del piso.
En el
basurero se encontró cerámica de uso exclusivo, como es el caso de policromos e
incisos de acabado fino y, cerámica de uso restringido, como son las vasijas de
línea negra sobre rojo y líneas negras y blancas sobre rojo (fig. 34).
figura 34:
Tipos cerámicos cuya decoración es pintada.
Fragmentos de estos tipos se encontraron en el sector 1 y 2. La Culebra.
El criterio
para establecer que un objeto es de uso exclusivo, restringido o común, se
establece por la frecuencia y contexto en que se encuentran.
La cerámica
pintada con líneas negras solas y con blanco suele encontrarse tanto en
yacimientos habitacionales como funerarios, pero en frecuencias distintas para
cada yacimiento. Algo parecido ocurre con las vasijas de línea negra y blanca
sobre rojo, pero para este tipo hay que tener en cuenta la doble función de
estos objetos, según se trate de vasijas para uso normal o, la de utilidad más
específica, como es el caso de las grandes vasijas de almacenamiento.
Los objetos
policromos para esta época no son tan comunes como lo serán en épocas
posteriores. Normalmente se encuentran en contextos funerarios que indican alto
rango social. En los yacimientos habitacionales no es para nada una cerámica
normal, y su presencia ocasional supone ya sea actividades reservadas para
personajes de la elite social o, que vivieron estos personajes en ese sitio.
figura 35:
Copas trípodes de la región Occidental
durante el lapso temporal 300-800 d.C.
Otra cerámica indicadora de rango social especial son las
copas trípodes (fig.35). Estos trípodes al parecer se usaron en algunas
actividades religiosas.
En la región Oriental, donde esta forma de vasija es
más común, se ha logrado establecer un vínculo estrecho con determinadas actividades,
entre ellas ceremonias relacionadas con enterramientos.
En la región Occidental parece que estas vasijas también
tienen cierta relación con aspectos funerarios. En la caverna Nicoa, península
de Nicoya, se hallaron restos de estos trípodes asociados con un espacio de
actividades complejas relacionadas con inhumaciones. También en el yacimiento
La Montaña, en Bagaces, en un sector con evidencia ritual se hallaron restos de
estas vasijas.
En el yacimiento La Culebra se encontraron residuos de todas
las categorías artefactuales que indican rango, lo cual es muy interesante y
nos da una idea del tipo de organización social que en algún momento habitó ese
lugar. Si al material artefactual sumamos el área cubierta con ladrillo,
permite especular que al menos un individuo de cierto prestigio (religioso o
administrativo) vivió ahí, o, realizaba ciertas actividades itinerantes.
Ilustración 9: Ubicación de sectores. Triangulo amarillo,
sector 3. Triangulo blanco, sector 4. Línea celeste discontinua larga, río Paso
Ancho. Línea discontinua celeste corta, quebrada. La línea roja marca la
distancia al río desde el sector 3, que son 100 metros. La Culebra.
El sector 3 o taller de lítica se encuentra a 34 metros en
dirección Suroeste del piso, sobre el mismo lomo de tierra, solo que en esta
área aflora una formación sedimentaria muy arenosa color rojizo. El área con
restos arqueológicos se encuentra exactamente a 100 metros del río Paso Ancho (il.9).
En este sector se encontraron cientos de lascas y otros
restos de piedra disminuida mediante la técnica del lasqueado, siendo los
materiales más comunes el basalto y el jaspe. Sin embargo, también fue
frecuente el sílex, la caliza silícea, serpentina y lutita parda (figs. 22-24).
Es importante señalar que ninguna de estas piedras es natural de la región de
Bagaces central, y fueron llevadas al sitio desde canteras pertenecientes al
Complejo Nicoya, el cual aflora en las serranías costeras de la península de
Nicoya, entre 70 y 100 kilómetros de distancia en línea recta sobre mapa del
yacimiento La Culebra.
Ilustración 10:
Río Paso Ancho a la altura de isla
Terciopelo (derecha). En lado izquierdo se puede ver un afloramiento de
andesita. La Culebra.
Un artefacto ejecutado en piedra volcánica (andesita) es de
características inusuales. Se trata de una talla zoomorfa con los rasgos
interpretativos de la cabeza de un felino. El objeto es de forma cuadrada con
una disminución por abrasión para formar el hocico, mientras que las orejas son
una saliente a cada extremo. Sobre toda la parte frontal de la talla, en vez de
ojos y otros detalles se hizo un cuadrado inciso (fig.24). Esta pequeña figura tiene
la característica de que, aun siendo muy simple su manufactura, es fácil
identificar el modelo natural.
Ilustración 11:
Ejemplo de hacha lasqueada o acinturada.
Esta clase de hacha es la que se hizo en el sector 3.
El sílex se encontró como lascas de desecho y bloques
disminuidos. Estos son de diversas clases, entre ellas la conocida localmente
como pedernal (el pedernal es un sílex). Uno de estos bloques (fig.28) es de
sílex traslucido, siendo lo más común el sílex color caramelo. En este sector
no se encontraron preformas de este material, pero en un lugar cercano (Loma
Coyote, 270 metros al Noroeste del sector 3) se encontraron dos puntas de este
material con características arcaicas.
Ilustración 12:
Loma Coyote. Aquí se encontraron dos
puntas con características arcaicas hechas con sílex. La Culebra.
Toda la evidencia en este sector señala la ubicación de un
taller de lasqueado bifacial, donde diversos tipos de objetos se estuvieron
haciendo. Lo llamativo es que se llevara al sector la piedra desde canteras
lejanas, en un viaje para nada cómodo. No parece tener sentido el llevar los
bloques de piedra para ser trabajados en este yacimiento, ya que lo razonable
es trabajar las diversas herramientas en la cantera o, en un sitio muy próximo.
El hecho de que llegaran al yacimiento bloques de materia
prima nos puede estar señalando un sistema de comercio tipo eslabón, donde un
grupo inicial (a) comercia con (b), este a su vez con (c) y así
consecutivamente hasta llegar a los limites culturales de esa sociedad. De este
modo, una distancia de 100 o 200 kilómetros para llevar objetos pesados o incómodos,
no era ningún problema y podía hacerse en uno o dos días. Por supuesto este
sistema implica un traslado constante de bienes naturales o manufacturados.
Cada uno de los eslabones implicados debía tener algo que el otro quisiera,
para poder hacer el traslado de mercancías.
Resulta interesante que, en este sector, ni en ninguno otro
de los vistos, se hallaran partes de objetos de piedra pulida para cortar de
tipo portátil (hachas, cinceles, cuñas), cuando estos debieran ser más o menos
comunes por su naturaleza funcional.
Una especie de mano de moler cuadrangular se encontró en
este sector. Esta tiene los lados muy planos y la unión de cada cara forma casi
un ángulo recto. Sobre cada una de sus caras o lados planos se le hizo un
pequeño hoyo de superficie áspera (fig.20). Estos son inconfundibles y
sirvieron de base para quebrar nueces, generalmente de palma. Lo que no se
puede dilucidar con claridad es para que se usó, en primera instancia, la
supuesta mano cuadrangular. Sin descartar el uso obvio, la forma es extraña y
no se acomoda bien a la mano por los vértices tan marcados. Los dos lados
distales, como antes se dijo, sirvieron de mazo. Da la impresión de que el
objeto de uso primario fue la mano, la que en algún dejó de ser funcional y se
usó de mazo. Su última función fue la de yunque rompe-nuez. Esto es un buen
ejemplo de objetos hechos en una materia prima importada, que luego de dejar de
servir en una cosa, se adaptó el usó a otra función sin descartar el objeto
inicial, solo modificándolo.
Finalmente, el artefacto quizá más curioso hallado en el
sector 3, es la “boleadora”, la cual consiste en una piedra pequeña con una
incisión circunferencial (fig.36).
La boleadora es un proyectil sujeto a una cuerda larga, la
cual se hace girar en el aire para atrapar aves como patos, cigüeñas, garzas y
otras que aun hoy día son comunes en la región.
En el sector 3 se fabricaban armas punzocortantes, desde
cuchillos hasta hachas acinturadas, puntas de flecha y otros, por lo que no es
de extrañar encontrar en este taller un objeto que también es un arma.
Posiblemente utilizando lascas de desecho se les hacia la incisión a piedras
seleccionadas por su forma y tamaño (fig.36, izquierda).
figura 36:
Derecha la boleadora, izquierda una de
las piedrecillas esféricas. La Culebra.
Piedrecillas del mismo material que la boleadora,
redondeadas y lizas, se encontraron varias en el mismo espacio. Aunque
perfectamente podrían ser proyectiles de otro tipo de arma (onda), también
pudieron ser las piedras seleccionadas para hacer boleadoras. Si este fuera el
caso, solo faltó hacerle la incisión al medio (fig.36, izquierda).
A pocos metros al Sureste del sector 3 se halla el sector 4.
Lo primero que se nota es el color y tipo de tierra, pues es un afloramiento de
cascajo arenoso suelto color rojo-pardo, muy parecido al color herrumbre.
En el sector 4 es muy difícil encontrar fragmentos
cerámicos, y los pocos que se pueden hallar están en pésimo estado de conservación.
En cuanto a lascas se observan ocasionalmente algunas, pero muy dispersas,
dando la impresión de que están en este sector por acción natural y no humana.
Como ya se indicó anteriormente, en esta área “brotan” del
suelo arenoso cientos de fragmentos de piedras de moler de varias clases y, de
partes de manos de moler cada vez que llueve fuerte.
Los trozos de piedras de moler son desde pequeños a regular
tamaño, aunque muchos son la mitad de un objeto de estos. En algunos casos es
claro que estas piedras se reformaron, pues la base del soporte está casi a
nivel del plato inferior, y pulida, revelando que a estos objetos en algún
momento se les quebró un soporte, por lo que se eliminaron los otros dos. De
este modo rescataban lo más valioso del artefacto, que es el plato o bandeja
sobre el que se muelen los granos (fig.32).
Algo que resultó muy curioso son los fragmentos de manos de
moler, pues casi todos eran un extremo distal y, prácticamente todos de un
tamaño muy parecido (fig.29).
La forma general de las piedras de moler en este sector
encontradas es la de bandeja rectangular con los lados cortos levantados, la
cual es típica de este periodo cultural (fig.37).
figura 37:
Ejemplos de piedras de moler típicas del
periodo cultural al que pertenece el material arqueológico de La Culebra,
300-800 d.C.
La otra forma recurrente de piedra de moler fue la circular
con borde alto, con la característica de que el plato era doble, pues en ambas
caras extendidas tenían uno (fig.33). Este tipo de artefacto es poco común, lo
cual hace más sugestivo este material. La rareza de esta forma puede deberse a
varias causas, entre ellas la poca atención que se ha brindado por parte de los
arqueólogos a los yacimientos habitacionales, pudiendo ser un objeto que no se
usó normalmente para fines funerarios. La otra opción es que sea un artefacto
de uso reservado, digamos que por chamanes. Aun así, sería extraña la cantidad
de partes de estos artefactos.
Una tercera forma se registró. Se trata de piedras de moler
de plato muy recto, rectangular. Los soportes de esta forma nunca son tan
largos como los normales de las piedras de borde levantado.
Entre los ejemplares de plato plano se encontró una piedra
pequeña. Esta tiene marcas de desgaste por uso y, como casi todos los ejemplos,
esta partida en dos (fig.31). En contextos funerarios estas pequeñas piedras de
moler están asociadas con una cantidad inusual de objetos, entre ellos
ocarinas, lo que sugiere que quien usaba estos artefactos era un chamán, aunque
en varios casos documentados los restos humanos indican que el depositado en la
fosa era un niño.
Se ha observado en excavaciones científicamente realizadas
restos de niños con objetos propios de la elite social, como jades. Esto puede
deberse a que eran hijos de ciertas personalidades o bien, a factores
ideológicos relacionados con la forma de morir, pertenencia clánica o cosas por
el estilo.
Una explicación posible para el material del sector 4, es el
de un depósito donde se llevaban los objetos que se dañaban, para ser
recuperados ya fuera por la misma función del objeto o, por una nueva, evitando
así el desperdicio mediante la reutilización.
Tanto en la lítica lasqueada del sector 3, como en el
material del sector 4, se evidencia lo costoso de conseguir algunos artefactos
para el uso común. El sistema de comercio en esta zona parece que no era muy
fluido, teniendo que aprovechar cualquier artefacto al máximo.
La cerámica también tiene un “comportamiento” de sencillez,
muy utilitaria y doméstica. Las formas son repetidas siempre, solo variando el
tamaño del ceramio, y aun así los restos vistos son pocos (en relación a otros
yacimientos).
La gente que habitó en esta área usaba pocos objetos, solo
los indispensables, reutilizando todo lo que pudiera y, cosa curiosa,
consiguiendo bloques de materia prima para hacer las herramientas de corte
(hachas, proyectiles, cuchillos, raspadores, etc.) en vez de hacerlos
directamente en el sitio del afloramiento o, comerciar con las formas ya
terminadas.
La situación revelada en este tipo de yacimientos
habitacionales nos dice que la gente en ese tiempo se organizaba en comunidades
familiares particulares, quizá por clanes. La función de los clanes eventualmente
estaba dada por un sistema ideológico dentro del cual se establecían las
diferentes categorías sociales, siendo solo unos pocos los que tuvieron acceso
a bienes de lujo, tales como finas cerámicas, colgantes bruñidos (jades),
metales y piedras de moler altamente trabajadas (fig.38).
figura 38: Mientras la mayoría de las personas solo usaban lo estrictamente necesario, la elite iba a la sepultura con los mejores objetos del momento.
Lo reiterado de los motivos
en los objetos de la elite, indica que la cúspide social era de índole
religiosa, constituida por castas de chamanes de distintos niveles de poder.
Yacimientos como La Culebra
muestran la vida de las personas comunes, pero con especialidad de trabajo. Dos
actividades distintas se realizaron en este yacimiento: la fabricación de
herramientas punzo-cortantes y la de reinvención de piedras de moler dañadas.
Considerando la cantidad
relativa de restos de ambas actividades, se puede proponer que, aun siendo
especialistas en ambas tareas, el volumen de objetos en general que se hicieron
o modificaron en el sitio no fue mucho. Lo más probable es que hicieran objetos
punzocortantes para la población del área circundante, como parte de un eslabón
de la cadena de comercio general.
Sí reinventaban piedras de
moler, manos y pistilos, no era para un público muy grande, nuevamente los
restos están dentro de los porcentajes esperables para comunidades de área
pequeñas (familiares).
La cantidad de fragmentos de
piedras de moler y sus manos indican la importancia de la agricultura de granos
que, para esta región, es mucha. Todas estas piedras también llegaron al
yacimiento vía comercial, con la característica de la variedad de materia prima
usada en su manufactura, o sea, no todas vinieron de un mismo lugar, sino de
varios.