sábado, 20 de febrero de 2016

EVIDENCIAS DE AREAS DE ACTIVIDAD ESPECIFICA EN UN YACIMIENTO HABITACIONAL: LA CULEBRA, BAGACES.




INTRODUCCIÓN

La sociedad antigua que habitó el Valle de Bagaces es muy poco conocida, salvo por algunas clases de objetos que por su llamativo terminado colman salas de museos. Entre estos los más célebres son los pendientes de piedra bruñida conocidos como jade (varias clases de piedras sedimentarias microcristalinas -silíceas-), algunos tipos cerámicos y otros objetos de piedra, tal como las piedras de moler esculpidas.

Extensos trabajos realizados en el área a finales del siglo XX brindan algunos datos interesantes, sin embargo, no logran satisfacer ningún modelo de desarrollo cultural, por lo que hemos quedado con poca información útil, al menos por lo que se ha publicado en revistas especializadas en antropología y arqueología.

Como parte de una contribución (aunque bastante modesta) al conocimiento de algunos rasgos culturales de las sociedades que habitaron la zona de Bagaces durante el lapso de tiempo 300-850 d. C. es que nacen las notas expuestas en este espacio bajo los títulos de Las huacas del jade en Bagaces, Guanacaste (I-IV) y el presente escrito. Las dos primeras se refieren al aspecto funerario, principalmente a los montículos y cementerios de rodelas asociados, mientras que en este escrito se refiere a la evidencia material de un yacimiento habitacional, asociado con áreas de trabajo específicas en lítica.


Ilustración 1: Ubicación del yacimiento La Culebra, Bagaces.




 Yacimiento habitacional La Culebra

El yacimiento La Culebra se ubica sobre una extensión de terreno en forma de lomo, de 51 metros de altura de Norte a Sur. Son tierras muy bien drenadas y de suelos orgánicos, polvosos, de profundidad variable.

Existen dos fuentes de agua asociadas al yacimiento. La más cercana es una quebrada a 94 metros de distancia; la segunda es el río Paso Ancho, a 110 metros (fig.1, izq., línea amarilla y línea roja).

Figura 1: Izq. distancias de la quebrada y río al sector principal del yacimiento, señalado por un circulo con un punto al medio. El monticulo se señala con un rombo. Der. area del yacimiento La Culebra y sus sectores: puntos morados, piso. Puntos beige, basurero y area de desplazamiento al oeste. El triangulo mostaza marca el sitio del taller de litica, y el triangulo color café la ubicación de las piedras de moler. La linea negra señala donde se realizó el corte del perfil de terreno, que se puede ver abajo. Los 60 metros son una escala.



La Culebra está asociada, aparentemente, a un gran montículo funerario conocido como huaca La Mona, que se ubica en una loma baja de ignimbrita a 239 metros al Este del centro del yacimiento habitacional. El montículo a su vez se encuentra a 291 metros del río Paso Ancho (fig.1, izq.; línea mostaza).

Ilustración 2: Montículo funerario aparentemente asociado al piso del yacimiento La Culebra. Huaca La Mona.

Consta el yacimiento La Culebra de cuatro sectores muy bien definidos: 

1-un piso habitacional (puntos morados en fig.1-der.), que se caracteriza por un área con una gran cantidad de piedras pequeñas de rio revueltas con fragmentos cerámicos muy deteriorados, junto con restos de barro quemado (ladrillo) que funcionó como piso (fig.7). 

2-al Oeste del piso, a unos 6 metros en dirección de la quebrada, se localizó un basurero con cientos o miles de fragmentos cerámicos de todo tipo, los cuales debido a la deforestación han ido rodando hacia la quebrada (fig.1-der., puntos beige).  

3-al sur del piso, prácticamente no hay fragmentos cerámicos, en su lugar, a unos 10 o 15 metros se encuentran una gigantesca cantidad de lascas, núcleos, preformas quebradas de puntas y otras herramientas en piedra, inclusive grandes trozos de piedras micro-cristalinas de las cuales sacaban trozos para hacer herramientas. A este sector se le denomina el taller de lítica, por ser evidentemente un punto donde se trabajaba con ese material (fig.1-der., triangulo mostaza). 

4-Rodeando el taller de lítica, al Suroeste del piso, se localizó un sector donde abundan los restos de piedras de moler y manos maceradoras, con características muy interesantes. Este sector puede ser algún lugar dedicado a procesar alimentos, o bien, un lugar donde se reparaban o se reinventaban piedras de moler dañadas. En un principio se creyó que podía ser un sitio donde se hacían estos objetos, pero no se encontró ninguna evidencia en ese sentido, ni preformas, ni materia prima o desechos del proceso de fabricación (fig.1-der., triangulo rojizo).


Ilustración 3: Río Bagaces en su unión con el río Villa Vieja. Aquí nace el río Paso Ancho. La Culebra.



Tanto en el área del taller de lítica lasqueada como donde se hallaron los fragmentos de piedras de moler, los fragmentos cerámicos son sumamente extraños, encontrándose alguno disperso raramente. Pero también se observó que en el sector en que estaban las piedras de moler, casi no había lascas, y en el sitio donde estaba el taller de lítica no se encontró más que un fragmento de mano de piedra de moler (fig.26; 5). Dada la gran cercanía entre los diversos sectores (no más de 15 metros), es muy extraño que el material no se mezclara. Aun siendo áreas de trabajo que corresponden a eventos temporales distintos, algo de mezcla debía de haber, pues todo estaba a un mismo nivel de profundidad (0-20 cm), siendo la erosión provocada por la deforestación la que expuso los materiales.

El sector 3 se ubica sobre un terreno arenoso de baja profundidad, con el nivel de igmimbrita a unos 35-40 cm de profundidad, al contrario de los sectores 1, 2 y 4 donde el suelo es más profundo y de color negro.


Materiales del sector 1

Ilustración 4: Arriba izquierda, sector 1. Toda la pendiente del centro a la izquierda es el sector 2. La Culebra.


Los materiales de este sector se pueden considerar simples y típicos de una unidad habitacional. Pero hay que tener en cuenta dos cosas. La primera de ellas es que los fragmentos cerámicos estaban incorporados al piso (fig.2). La segunda consideración es que, por su ubicación final, estos fragmentos se hallan en mal estado, pues están muy erosionados.

Figura 2: Elementos y forma que presentó un corte del piso de 20 cms. Los ladrillos, fragmentos y piedrecillas estaban revueltos con arena del río. Debajo de 20 cm no hay más evidencia. Dibujo original, 1982, La Culebra.



El conjunto de fragmentos recuperados tiene dos características importantes. La primera es que se encontró cerámica de manufactura muy fina, de entre 0,3 y 0,4 cm de grosor de pared, que corresponden al parecer a ollas. La segunda característica es que el grupo de vasijas de almacenamiento vistas no contempla ejemplares grandes, dado que el grosor máximo de pared en estos casos oscilo entre los 1,6 y 2 cm.

Ambos extremos (el de paredes finas y el de vasijas de almacenamiento) determinan un uso artefactual en cerámica no esperable. A esto hay que agregar que, pesar del pésimo estado de conservación, se encontraron restos de cerámica decorada con líneas negras sobre rojo, además de fragmentos de vasijas con decoración incisa.


Figura 3: Cerámica común proveniente del piso. Escala en pulgadas. La Culebra.



La cerámica decorada más común, tanto en el sector del piso como del basurero posterior, es la de diseños impresos o estampado usando caracoles, dientes de tiburón u objetos de punta roma (fig.4).


Figura 4: Cerámica decorada. 1,2; zona acanalada. 3,8; estampado con caracol. 4-6; pintura de líneas negras sobre rojo. 7; estampado de diente de tiburón. Escala en pulgadas. La Culebra.


Los bordes de vasijas no señalan ninguna novedad, salvo la mencionada arriba. Se trata de ollas de boca amplia y restringida (las primeras para cocinar y las segundas para guardar agua o líquidos). Los casos que conservan algún trozo de engobe sobre el labio, señalan la tendencia cultural del periodo, donde estos se pintaban de rojo claro u obscuro, café y café rojizo. Los cuellos de las distintas vasijas se dejaban normalmente de color natural de la arcilla (fig.5).

Figura 5: Bordes de ollas y tinajas. Escala en pulgadas. La Culebra.



Las formas comunes de guacal (bol) también resultaron frecuentes. Estas vasijas se usaron para servir alimentos, motivo por el cual se encuentran en muy diversos tamaños, pero ninguno realmente grande.

En general el ajuar doméstico de este periodo es bastante simple, muy utilitario, cosa que contrasta con el material observado en los montículos y cementerios, donde hay una gran variedad de formas cerámicas, y la conservación de superficies es muy buena.


Figura 6: Bordes de vasijas. Formas utilitarias más comunes. Escala en pulgadas. La Culebra.


Las grandes vasijas de almacenamiento tan comunes en los montículos, resultaron ausentes no solo en el piso, sino también en el basurero. No se consiguió nada que indicara que tales vasijas se usaran en forma doméstica-cotidiana, lo cual apoya la idea de que se emplazaron y usaron en los montículos y cementerios (ver anexo 1, Las huacas del jade en Bagaces, Guanacaste. P.III-IV) u otras localizaciones especiales.

El hecho de no encontrar un material o forma durante una recolección, no quiere decir que no se usara, simplemente indica una tendencia cultural en el uso de esos artefactos.

Los fragmentos de ladrillos (fig.7) son trozos de arcilla gruesos, porosos y fácilmente desmenuzables. Esto se debe a la baja temperatura con que se quemaron, y su ubicación superficial.

Aunque no fue posible verificarlo, se supone que el piso de arcilla quemada solo ocupó una fracción del área total del piso de la casa, pues no en todas partes se localizaron restos de ladrillos.


Figura 7: Fragmentos de ladrillos que sirvieron de piso. Escala en pulgadas. La Culebra.



Materiales del sector 2


El sector 2 corresponde a un área densamente cubierta por fragmentos cerámicos. Estos se depositaron en dirección a la quebrada, siendo interesante que hacia el lado del montículo no se hallaron residuos (fig.1).

Los restos en lítica fueron muy pocos, y corresponden en términos generales a actividades comunes.

Figura 8: Ejemplo de forma de vasijas de uso cotidiano-doméstico, del mismo tipo que las encontradas en el sector 1 y 2.


 La cerámica en su gran mayoría pertenece a formas simples, utilitarias, lo que refleja el carácter del asentamiento. Las principales formas son platos (comal-budare, fig.8-1), tecomate (olla sin cuello, fig.8-2) guacal (bol, fig.8-3), ollas (fig.8-4) y tinajas (fig.8-5). El tamaño de los distintos objetos de uso doméstico es variado, desde pequeños hasta relativamente grandes, pero jamás de los tamaños que se ven en los montículos y cementerios.


Figura 9: Fragmento de plato o comal-budare por ambos lados. El lado derecho es el inferior, nótese que no se aliso ni pulió y está quemado, pues se usaban como hoy día se usa un sartén para cocinar. Escala en pulgadas. La Culebra.  


Otras formas abiertas además de los platos, son los guacales de borde exverso y directo, los que se usaron para servir alimentos o guardarlos ya procesados (fig.10: 1-3, 6, 8).


Figura 10: Formas vasijas de uso doméstico-cotidiano; 1-3,6. Guacales de borde exverso; 4,7. Tecomates u ollas sin cuello.  5; copa.  8; Guacal de borde directo. Escala en pulgadas. La Culebra.


El grupo de formas principales son ollas y tinajas. Aquí entendemos que las ollas son aquellas de cuerpo globular, pero de boca muy amplia (fig.11), en tanto que la tinaja corresponde también a formas cuyo cuerpo es globular, pero tienen muy restringida la boca, para no derramar el líquido (fig.12).


Figura 11: Forma general de olla.

La olla era el utensilio típico de cocinar, pues el método de preparar alimentos como la carne, ayotes y demás cosas era hirviéndolas en distintas combinaciones.


Figura 12: Bordes de tinajas; 1-6. EJF; Ejemplos de forma de tinaja. Escala en pulgadas para los fragmentos. La Culebra.

Las vasijas más grandes, aquellas mencionadas como de almacenamiento, generalmente se usaron para procesar y guardar la chicha, una especie de cerveza de maíz. En ciertos eventos de la vida ritual de estos pueblos la cantidad de este fermento usado fue enorme, tal y como lo comprueban los vestigios de tales instrumentos encontrados en montículos y cementerios. Sin embargo, en el yacimiento La Culebra los tamaños de esas vasijas son moderados, revelando su uso en rituales específicos del grupo que habitó este yacimiento, el cual pudo ser un grupo familiar extendido.


figura 13: Bordes de vasijas de almacenamiento. Escala en pulgadas. La Culebra.

Los soportes y asas son típicos, pero algunos corresponden a vasijas más elaboradas que el común. En la figura 14, 1 y 2, se ven dos soportes huecos con bolas de arcilla al interior. La función de esta cerámica no es doméstico-cotidiana, al igual que los casos 7 a 9 de la misma figura. Por el contrario, los soportes bala (casos 3-6 de la figura 14) son típicos de los utensilios de uso común.


figura 14: Soportes y asas. 1,2; soportes huecos con bolas de arcilla al interior. 3-6; soportes bala. 7; asa en forma de cabeza de venado. 8; pierna de figura. 9; pared de soporte muy alto, hueco, con restos de pintura roja en el exterior. Escala en pulgadas. La Culebra.



Las asas son escasas, usándose en su lugar bordes exversos. Sin embargo, algunas se suelen encontrar en la cerámica de este período, como el caso 7 de la figura 14. Estas asas casi siempre adquieren formas modeladas zoomorfas.

Dos fragmentos corresponden a objetos que no son comunes en los yacimientos habitacionales: los que pertenecen a figurillas solidas (fig.14; 8) y los de copas con soportes muy altos, huecos, con bolas de arcilla al interior. En las huacas los soportes de estas vasijas suelen ser sin pintura, pero en este yacimiento se encontró una sección con vestigios de pintura roja, la cual cubrió todo el soporte (fig.14; 9).


figura 15: Decoración a base de estampado. Escala en pulgadas. La Culebra.


La gran mayoría de fragmentos decorados son del grupo de los estampados (fig.15). Las vasijas decoradas con concha, caracol, diente de tiburón y punzonado variado, siempre tienen la forma de tinajas y ollas, siendo muy extraño encontrar otra forma artefactual así decorada.


figura 16: Cerámica pintada; 2 a 8 y un fragmento de una vasija hecha a base de cascajo blanco. Escala en pulgadas. La Culebra.


Entre los fragmentos curiosos esta uno blanco, que fue logrado usando cascajo molido de ignimbrita de la formación Liberia, la cual es de color blanco (fig.16;1). Otro tiesto extraño en la muestra es el de un policromo perteneciente a una tinaja de tamaño regular (fig.16; 3). Esta cerámica policroma no es común en esta clase de yacimientos, aunque tampoco se puede decir que sea extraordinaria.

La cerámica decorada a base de líneas negras y líneas negras con blanco, ambas sobre engobe rojo. Es un grupo bien representado en la muestra (fig.16; 2, 5-8). El fragmento 8 pertenece a una vasija de fondo plano, pero de paredes altas, y el fragmento 7 proviene de una vasija de almacenamiento.

El caso 4 de la misma figura 16 presenta un diseño pintado en rojo sobre color natural de la arcilla en forma de líneas elípticas discontinuas.


figura 17: Bordes de vasijas; arriba, Tinaja, posiblemente policroma. Abajo, borde de tinaja común y un borde de olla.


La presencia de fragmentos decorados con pintura y los de soportes modificados (huecos) indican el uso de objetos de necesidad no doméstica por parte de algunos habitantes del yacimiento. Estos pudieron ser una especie de jefes de índole religiosa o política, salvo que los objetos en cuestión fueran producto de comercio con otros poblados.


figura 18: Grupo de cerámicas de uso no doméstico. Fragmentos de estos tipos se encontraron en La Culebra.


Materiales del sector 3


Ilustración 5: El terreno donde se ubica el sector 3 es plano, cayendo unos 2 metros al sur. La tierra es roja muy arenosa, caracteristica de solo este sector. La Culebra.


El sector 3 es el lugar en que se trabajó la piedra lasqueada. Se ubica al Suroeste del sector 1 sobre el mismo lomo de tierra (fig.1), justo sobre una grada natural donde inicia una explanada más amplia en que se sitúa el sector 4.

La relación entre los sectores 3 y 4 no está clara, pues lo único que se observa es un terreno sin ningún material entre ambos sectores. Como antes se mencionó, lo curioso es la exclusión de materiales entre sectores, y es especialmente marcada entre los sectores 3 y 4.

El sector 3 se distingue por presentar una enorme cantidad de lascas, nódulos, bloques de materia prima y partes de objetos quebrados, todo relacionado con la técnica de lasqueado uni y bifacial.

Dos objetos que no se relacionan con la industria del lasqueado se encontraron. Uno es una pequeña bola con un anillo picado en su centro, al estilo de las piedras boleadoras tan comunes en Perú, Argentina y Chile (fig.21). El otro objeto es una especie de mano de moler, pero cuadrangular y con un orificio poco profundo en cada una de sus caras planas, mismas que se hallan sumamente pulidas. Los extremos cortos presentan lasqueado por impacto directo, como si hubiera sido utilizado de martillo (fig.20).

El material cerámico en este sector es muy escaso, encontrándose solo un puñado de fragmentos de uso doméstico (fig.19). A pesar de la cercanía de los sectores 1 y 3, el material cerámico más pareciera revuelto por casualidad y factores lógicos, tanto naturales como humanos, que por ser el sector 4 el sitio en que se depositaron originalmente, aunque no se pueda asegurar nada sin un análisis científico exhaustivo.


figura 19: Material cerámico del sector 3; bordes de ollas y tinajas. Escala en pulgadas. La Culebra.


Las manos de moler rectangulares y en forma de “jabón” no son extrañas en los sitios habitacionales, pero la forma cuadrangular no es común. La mano de moler de la figura 20 tiene ángulos muy marcados y cada cara es totalmente plana, lo cual es bastante extraño y hace dudar sobre su funcionalidad original.  Este objeto tuvo dos funciones secundarias fácilmente reconocibles: la de yunque rompe nuez y la de martillo. Esta última función fue la que inutilizó la función primaria, pues los golpes astillaron las caras de ambos extremos.


figura 20: Posible mano de moler cuadrangular y martillo. En el centro como en las tres caras planas restantes tiene un ligero orificio, que indica que se usó como rompenueces.  La Culebra.


La zona en que se ubica La Culebra mantenía una serie de lagunas estacionales en las cuales anidaban multitud de aves. Este tipo de laguna aun sobrevive en ciertos lugares al Sureste del yacimiento. La boleadora pudo haber sido una herramienta muy apta para la caza de aves laguneras.


figura 21: Piedra esferoide con un anillo acanalado al medio. Boleadora. La Culebra.

Ilustración 6: Boleadoras del yacimiento Monte Verde, Chile.


El material más abundante del sector 3 es el de residuos del proceso de lasqueado. Se encuentran artefactos en proceso de fabricación y desechados por fractura.

Lo notable de este sector son dos cosas: 1-que el taller se encuentre asociado a un piso habitacional y a un sector con múltiples desechos de objetos de piedra vesicular quebrados, y en ningún momento el grueso del material de cada sector se entremezcla con los demás. 2-toda la materia prima de la industria de lasqueado es foránea. Se identificaron restos de jaspe, basalto, caliza silícea, serpentina, pedernal y sílex, no habiendo en toda la región afloramientos naturales de ninguna de estas piedras.


figura 22: Lascas de basalto, jaspe, serpentina. Escala en pulgadas. La Culebra.


Todo el material fue traído al yacimiento de afloramientos pertenecientes al Complejo Nicoya. Los sitios más próximos donde este Complejo Nicoya aflora están en la cordillera de Nicoya hacia el Oeste, y en la península de Santa Helena al Noroeste, entre 70 y 100 kilómetros de distancia en línea recta sobre mapa.


figura 23: Jaspes, serpentina, sílex, caliza silícea. Escala en pulgadas. La Culebra.


Normalmente no se espera encontrar un taller lítico en un sitio que no tiene piedras aptas para herramientas filosas, pero es justamente el caso de La Culebra, donde una gran cantidad de piedras de distintas clases se almacenó y trabajó. La presencia de estos materiales sugiere un comercio activo basado en materias primas y no en objetos terminados, como es lo normal. Pero también puede darse el caso de que grupos de esta zona de Bagaces se trasladaran a las minas y trajeran los bloques, aunque no es muy lógico caminar unos cientos de kilómetros cargados de piedras filosas.


figura 24: Lítica del sector 3. Pedernal, basalto, jaspe, serpentina. El caso 7 es una piedra volcánica trabajada en forma de cabeza de felino. Escala en pulgadas. La Culebra.


En la figura 24; 7 se muestra una talla extraña, muy simple, pero hecha de tal modo que la figura de una cabeza de felino es reconocible. Sobre la frente y los lados se hizo un marco cuadrado inciso, mientras que las orejas se proyectan a los lados, atrás. El hocico se aprecia muy bien de lado, es corto y macizo. Esta talla no tiene huecos para colgarla ni otra señal de forma de uso. Se ignora su utilidad, aunque puede estar ligada a algún proceso de magia chamánica relacionada con la caza.


figura 25: Residuos de basalto: 1, punta; 5, parte posterior de punta; 6, especie de raspador bifacial. Resto, lascas de desecho. Escala en pulgadas. La Culebra.


El material más empleado es el basalto, en el que aparecen partes de artefactos que se quebraron durante el proceso de fabricación. Es el caso 1 y 5 de la figura 25. El caso 6 lo interpreto como una clase de raspador, el cual tiene un trabajo bifacial sobre el filo izquierdo y que por la forma pudo haber tenido una culata o, al menos, mayor extensión.


figura 26: Lítica sector 3: 1-4, 7 desprendimientos iniciales con corteza del bloque de basalto. 5, sección media de una mano de moler. 6, trozo de lutita con descascaramiento atípico, posiblemente esquirlado por calor.


En la figura 26 se observan una serie de trozos de descarte del proceso inicial de trabajo en bloque, pues conservan la parte exterior del bloque o piedra. Esto indica sin lugar a dudas que estas piedras llegaron al sitio en forma de bloques de suficiente tamaño para ser de utilidad en el trabajo lítico (casos 1 a 4 y 7). El caso 6 es muy interesante pues es un canto rodado de lutita marrón, el cual fue devastado en forma inicial usando el método de exposición al fuego y enfriamiento. El caso 5 es una mano de moler del tipo aplanado, de corte vertical elíptico, el cual no es común. Puede ser parte del material del sector 4 que interactuó con el tiempo con el sector 3.


figura 27: A-B: parte posterior de una pre-forma de punta larga. C-D: extraño objeto. E-F: cuchillo completo. En E se marcó el filo. G-H: extremo distal de hacha con filo denticulado. Escalas en pulgadas. La Culebra.


En la figura 27 se ve algunos objetos logrados en basalto mediante el lasqueado. A y B corresponde a una culata de punta en proceso. Las flechas señalan áreas de adelgazamiento, marcando la flecha vertical un área picada finamente en forma circular. El caso C y D es un trabajo extraño, pues a una hoja gruesa se trabajó de forma que sus lados formaran un medio rombo, con un lado cuidadosamente trabajado haciéndole un circulo. El caso E y F es un cuchillo terminado, con un trabajo sobre el filo bien logrado de modo bifacial. Sobre el lado E se sacaron infra-lascas en forma de serrucho, mientras que el lado F recibió un retoque leve. El caso G y H corresponden a un extremo distal de un hacha acinturada con filo denticulado. En G se señala los puntos aserrados. Tanto el cuchillo como el hacha presentan un trabajo fuerte en una cara del objeto, mientras que en la otra solo se retocó.


figura 28: Bloques de sílex reducidos. El del lado derecho es traslucido. Escala en pulgadas. La Culebra.


Los bloques reducidos de materia prima se suelen encontrar dispersos, sin asociación entre ellos. En la figura 28 se muestran dos tipos de sílex en bloque reducido (o sea, que ya se sacaron las secciones principales, pero aún conservan cuerpo de utilidad).



Materiales sector 4


Ilustración 7: El sector 4 presenta un suelo color negro suelto, mismo del sector 1 y 2. La Culebra.


Quizá el rasgo más interesante del yacimiento La Culebra sea el sector 4. Es un área relativamente pequeña donde aparecen desperdigados por doquier decenas de fragmentos de piedras de moler y manos, y no de una sola clase de piedra, sino de muchas, lo que indica que no se trata de unos pocos objetos quebrados y esparcidos.

Además de los restos de piedras de moler de varias clases, se encuentran también en mucha cantidad partes de manos cilíndricas, casi siempre puntas (fig.29).


figura 29: Extremos distales de manos de piedras de moler cilíndricas. La más ancha (arriba, derecha) fue re trabajada y se usó como pistilo de mortero, también presenta unos cortes laterales aserrados. Escala en pulgadas. La Culebra.


Dado que había tantas puntas de manos cilíndricas, se buscaron con especial interés las secciones medias de tal objeto, pero no se encontró ninguno.

Todas las puntas de manos presentan huellas de uso común y cotidiano, por lo que hay que desechar la idea de un sitio de fabricación. Solo una punta presenta modificaciones funcionales, pues fue re trabajada para que sirviera de pistilo (fig.29, arriba lado izquierdo). Además, tiene sobre un lomo dos profundos cortes aserrados que se ignora completamente para qué se hicieron.

Al igual que las puntas de manos cilíndricas, los restos de las piedras de moler son de clases distintas de basalto vesicular, lo que indica que tales objetos fueron manufacturados en otro lugar.


figura 30: Partes de piedras de moler. Obsérvese la diversidad de clase de materia prima. Escala en pulgadas. La Culebra.


En la figura 31 se muestran modalidades de piedras de moler y el tipo de soportes. El caso 3 corresponde a un objeto miniatura en forma de plancha, siendo el plato totalmente plano. Estos objetos miniaturas son bastante extraños en áreas habitacionales, y solo suelen ser vistos en algunas sepulturas.

El caso 2 corresponde a una piedra de moler de tamaño normal y soportes bajos, cilíndricos. Si bien este tipo de piedra de moler no es tan extraño, no es común, pues el tipo de piedra de moler típico es el de extremos cortos levantados y soportes cilíndricos largos terminados en punta (fig.32).


figura 31: Modos de forma no corrientes en piedras de moler. 3-A, B es una miniatura de plato totalmente plano, mientras que el caso 2 corresponde a un objeto de tamaño normal. En 1 se muestran dos partes de manos de moler, la superior cilíndrica y la inferior en forma de bollo de pan. Escalas en pulgadas. La Culebra.


El tipo de mano de moler en forma de bollo de jabón (fig. 31; 1 inferior) no es extraña en yacimientos habitacionales, pero es curioso lo grande de este caso. Este tipo de mano servía tanto para machacar como para moler, y se solía hacer de cualquier tipo de piedra.


figura 32: Sección trasera de piedra de moler de forma clásica de la época.  Las flechas marcan donde iba el soporte, el que fue amputado y la base pulida. Escala en pulgadas. La Culebra.


Un caso muy indicativo se muestra en la figura 32. Se trata de un fragmento posterior de una gran piedra de moler de forma típica. Lo interesante es que donde iba el soporte (cilíndrico, muy alto, ver EJF), la piedra se cortó y la base se pulió. El pulido no es por fricción, sino buscado. Parece este caso mostrar la reparación de una de estas piedras de moler, donde uno de los tres soportes debió quebrarse, por lo que se procedió a amputar los restantes, pulir la base y usar el plato como una nueva piedra de molienda, pero sin altura.

La altura de estos artefactos determina el modo en que se emplearon, pues entre más alto más cómodo al operador del mismo, pero de mayor costo en su fabricación. En EJF puede verse este tipo de piedras de moler como ejemplo de forma.


figura 33: Piedra de moler o mortero de forma circular. Presenta ambas caras del objeto trabajadas en forma de cuenco.


La forma circular de piedra de moler no es para nada extraña, pero lo normal es que solo un lado presente una superficie de trabajo. En el sector 4 se encontraron varios fragmentos de piedras de moler circulares con ambos lados funcionales. En la figura 33 se muestra un caso de estos.

En todos los casos que se pudo comparar, se vio que uno de los lados siempre tiene más diámetro y mayor profundidad (obsérvese la foto del centro), lo cual sugiere que sea un efecto buscado por motivos funcionales, aunque se ignora por completo cual pudo ser el uso. Normalmente en la región se encuentran estas piedras de moler o triturar en forma de bloque o cuidadosamente logradas de solo un lado o cara para trabajar, y se supone son morteros de paredes bajas o muy bajas.


Consideraciones finales


Los yacimientos habitacionales en la zona de Bagaces se caracterizan por el poco material cultural residual. Esta situación parece deberse a que la cantidad de artefactos cerámicos que estas personas mantenían en uso, era solo el estrictamente necesario, siendo otros utensilios (quizá la mayoría) de materiales orgánicos, tales como madera, cueros, caparazones de armadillos y tortugas, frutos (calabazas, jícaras, popoques), entre otros posibles de los que no quedó ningún rastro.

Normalmente en esta clase de yacimientos los vestigios de objetos de piedra son pocos, siendo lo común encontrar unas cuantas lascas, generalmente jaspes, basaltos variados y poco más. Los restos de piedras de moler y artefactos asociados funcionalmente son mínimos, uno que otro fragmento, siendo posible que una parte de la molienda cotidiana se ejecutara usando molederos de madera muy dura, como el cocobolo, ñámbaro, guayacán, etc., como continúan haciendo algunas sociedades tradicionales del Sureste de Costa Rica.

El piso del yacimiento La Culebra brinda alguna información interesante, siendo la estructura del mismo y los sectores asociados lo más destacable. El piso pudo medir, según algunas estimaciones, entre 15 y 20 metros de largo máximo, por unos 13 o 17 metros de ancho. Estas medidas son relativas y fueron tomadas basándose en la dispersión superficial de los materiales, y no son para nada exactas, pero dan una idea del tamaño y la forma del piso (elipsoide o rectangular).


Ilustración 8: Área donde se localizó el piso con ladrillos. La Culebra.


El piso en cuestión se formó de tierra revuelta con piedrecillas, arena de río y tiestos, todo muy compacto y endurecido. Los fragmentos cerámicos del piso presentaron superficies muy dañadas y un tamaño en general pequeño, efectos propios de material expuesto sobre el que se aplicó peso, como el de personas caminado constantemente sobre ellos hasta que se incorporaron al suelo. Si se agregaron a propósito al suelo del piso, es algo que no se pudo verificar, aunque no es improbable, tampoco es una práctica documentada.

A un costado del piso en dirección a la quebrada, se localizó una concentración importante de fragmentos, los cuales se han ido deslizando por escorrentía hasta llegar al margen mismo de la pequeña fuente de agua (la quebrada), lo que se interpretó como un basurero. El material cerámico de este rasgo tiene una conservación aceptable, mucho mejor que el del piso.

En el basurero se encontró cerámica de uso exclusivo, como es el caso de policromos e incisos de acabado fino y, cerámica de uso restringido, como son las vasijas de línea negra sobre rojo y líneas negras y blancas sobre rojo (fig. 34).


figura 34:  Tipos cerámicos cuya decoración es pintada. Fragmentos de estos tipos se encontraron en el sector 1 y 2. La Culebra.


El criterio para establecer que un objeto es de uso exclusivo, restringido o común, se establece por la frecuencia y contexto en que se encuentran.  

La cerámica pintada con líneas negras solas y con blanco suele encontrarse tanto en yacimientos habitacionales como funerarios, pero en frecuencias distintas para cada yacimiento. Algo parecido ocurre con las vasijas de línea negra y blanca sobre rojo, pero para este tipo hay que tener en cuenta la doble función de estos objetos, según se trate de vasijas para uso normal o, la de utilidad más específica, como es el caso de las grandes vasijas de almacenamiento.

Los objetos policromos para esta época no son tan comunes como lo serán en épocas posteriores. Normalmente se encuentran en contextos funerarios que indican alto rango social. En los yacimientos habitacionales no es para nada una cerámica normal, y su presencia ocasional supone ya sea actividades reservadas para personajes de la elite social o, que vivieron estos personajes en ese sitio.


figura 35: Copas trípodes de la región Occidental durante el lapso temporal 300-800 d.C.


Otra cerámica indicadora de rango social especial son las copas trípodes (fig.35). Estos trípodes al parecer se usaron en algunas actividades religiosas. 

En la región Oriental, donde esta forma de vasija es más común, se ha logrado establecer un vínculo estrecho con determinadas actividades, entre ellas ceremonias relacionadas con enterramientos.

En la región Occidental parece que estas vasijas también tienen cierta relación con aspectos funerarios. En la caverna Nicoa, península de Nicoya, se hallaron restos de estos trípodes asociados con un espacio de actividades complejas relacionadas con inhumaciones. También en el yacimiento La Montaña, en Bagaces, en un sector con evidencia ritual se hallaron restos de estas vasijas.

En el yacimiento La Culebra se encontraron residuos de todas las categorías artefactuales que indican rango, lo cual es muy interesante y nos da una idea del tipo de organización social que en algún momento habitó ese lugar. Si al material artefactual sumamos el área cubierta con ladrillo, permite especular que al menos un individuo de cierto prestigio (religioso o administrativo) vivió ahí, o, realizaba ciertas actividades itinerantes. 


Ilustración 9: Ubicación de sectores. Triangulo amarillo, sector 3. Triangulo blanco, sector 4. Línea celeste discontinua larga, río Paso Ancho. Línea discontinua celeste corta, quebrada. La línea roja marca la distancia al río desde el sector 3, que son 100 metros. La Culebra.


El sector 3 o taller de lítica se encuentra a 34 metros en dirección Suroeste del piso, sobre el mismo lomo de tierra, solo que en esta área aflora una formación sedimentaria muy arenosa color rojizo. El área con restos arqueológicos se encuentra exactamente a 100 metros del río Paso Ancho (il.9).

En este sector se encontraron cientos de lascas y otros restos de piedra disminuida mediante la técnica del lasqueado, siendo los materiales más comunes el basalto y el jaspe. Sin embargo, también fue frecuente el sílex, la caliza silícea, serpentina y lutita parda (figs. 22-24). Es importante señalar que ninguna de estas piedras es natural de la región de Bagaces central, y fueron llevadas al sitio desde canteras pertenecientes al Complejo Nicoya, el cual aflora en las serranías costeras de la península de Nicoya, entre 70 y 100 kilómetros de distancia en línea recta sobre mapa del yacimiento La Culebra.


Ilustración 10: Río Paso Ancho a la altura de isla Terciopelo (derecha). En lado izquierdo se puede ver un afloramiento de andesita. La Culebra.


 En basalto fueron frecuentes la preformas de puntas largas y de hachas acinturadas tanto con borde aserrado como simple, raspadores y objetos de uso desconocido (fig. 27; il.11).

Un artefacto ejecutado en piedra volcánica (andesita) es de características inusuales. Se trata de una talla zoomorfa con los rasgos interpretativos de la cabeza de un felino. El objeto es de forma cuadrada con una disminución por abrasión para formar el hocico, mientras que las orejas son una saliente a cada extremo. Sobre toda la parte frontal de la talla, en vez de ojos y otros detalles se hizo un cuadrado inciso (fig.24). Esta pequeña figura tiene la característica de que, aun siendo muy simple su manufactura, es fácil identificar el modelo natural.


Ilustración 11: Ejemplo de hacha lasqueada o acinturada. Esta clase de hacha es la que se hizo en el sector 3.


El sílex se encontró como lascas de desecho y bloques disminuidos. Estos son de diversas clases, entre ellas la conocida localmente como pedernal (el pedernal es un sílex). Uno de estos bloques (fig.28) es de sílex traslucido, siendo lo más común el sílex color caramelo. En este sector no se encontraron preformas de este material, pero en un lugar cercano (Loma Coyote, 270 metros al Noroeste del sector 3) se encontraron dos puntas de este material con características arcaicas.


Ilustración 12: Loma Coyote. Aquí se encontraron dos puntas con características arcaicas hechas con sílex. La Culebra.


Toda la evidencia en este sector señala la ubicación de un taller de lasqueado bifacial, donde diversos tipos de objetos se estuvieron haciendo. Lo llamativo es que se llevara al sector la piedra desde canteras lejanas, en un viaje para nada cómodo. No parece tener sentido el llevar los bloques de piedra para ser trabajados en este yacimiento, ya que lo razonable es trabajar las diversas herramientas en la cantera o, en un sitio muy próximo.

El hecho de que llegaran al yacimiento bloques de materia prima nos puede estar señalando un sistema de comercio tipo eslabón, donde un grupo inicial (a) comercia con (b), este a su vez con (c) y así consecutivamente hasta llegar a los limites culturales de esa sociedad. De este modo, una distancia de 100 o 200 kilómetros para llevar objetos pesados o incómodos, no era ningún problema y podía hacerse en uno o dos días. Por supuesto este sistema implica un traslado constante de bienes naturales o manufacturados. Cada uno de los eslabones implicados debía tener algo que el otro quisiera, para poder hacer el traslado de mercancías.
Resulta interesante que, en este sector, ni en ninguno otro de los vistos, se hallaran partes de objetos de piedra pulida para cortar de tipo portátil (hachas, cinceles, cuñas), cuando estos debieran ser más o menos comunes por su naturaleza funcional.

Una especie de mano de moler cuadrangular se encontró en este sector. Esta tiene los lados muy planos y la unión de cada cara forma casi un ángulo recto. Sobre cada una de sus caras o lados planos se le hizo un pequeño hoyo de superficie áspera (fig.20). Estos son inconfundibles y sirvieron de base para quebrar nueces, generalmente de palma. Lo que no se puede dilucidar con claridad es para que se usó, en primera instancia, la supuesta mano cuadrangular. Sin descartar el uso obvio, la forma es extraña y no se acomoda bien a la mano por los vértices tan marcados. Los dos lados distales, como antes se dijo, sirvieron de mazo. Da la impresión de que el objeto de uso primario fue la mano, la que en algún dejó de ser funcional y se usó de mazo. Su última función fue la de yunque rompe-nuez. Esto es un buen ejemplo de objetos hechos en una materia prima importada, que luego de dejar de servir en una cosa, se adaptó el usó a otra función sin descartar el objeto inicial, solo modificándolo.

Finalmente, el artefacto quizá más curioso hallado en el sector 3, es la “boleadora”, la cual consiste en una piedra pequeña con una incisión circunferencial (fig.36).

La boleadora es un proyectil sujeto a una cuerda larga, la cual se hace girar en el aire para atrapar aves como patos, cigüeñas, garzas y otras que aun hoy día son comunes en la región.

En el sector 3 se fabricaban armas punzocortantes, desde cuchillos hasta hachas acinturadas, puntas de flecha y otros, por lo que no es de extrañar encontrar en este taller un objeto que también es un arma. Posiblemente utilizando lascas de desecho se les hacia la incisión a piedras seleccionadas por su forma y tamaño (fig.36, izquierda).


figura 36: Derecha la boleadora, izquierda una de las piedrecillas esféricas. La Culebra.


Piedrecillas del mismo material que la boleadora, redondeadas y lizas, se encontraron varias en el mismo espacio. Aunque perfectamente podrían ser proyectiles de otro tipo de arma (onda), también pudieron ser las piedras seleccionadas para hacer boleadoras. Si este fuera el caso, solo faltó hacerle la incisión al medio (fig.36, izquierda).

A pocos metros al Sureste del sector 3 se halla el sector 4. Lo primero que se nota es el color y tipo de tierra, pues es un afloramiento de cascajo arenoso suelto color rojo-pardo, muy parecido al color herrumbre.

En el sector 4 es muy difícil encontrar fragmentos cerámicos, y los pocos que se pueden hallar están en pésimo estado de conservación. En cuanto a lascas se observan ocasionalmente algunas, pero muy dispersas, dando la impresión de que están en este sector por acción natural y no humana.

Como ya se indicó anteriormente, en esta área “brotan” del suelo arenoso cientos de fragmentos de piedras de moler de varias clases y, de partes de manos de moler cada vez que llueve fuerte.

Los trozos de piedras de moler son desde pequeños a regular tamaño, aunque muchos son la mitad de un objeto de estos. En algunos casos es claro que estas piedras se reformaron, pues la base del soporte está casi a nivel del plato inferior, y pulida, revelando que a estos objetos en algún momento se les quebró un soporte, por lo que se eliminaron los otros dos. De este modo rescataban lo más valioso del artefacto, que es el plato o bandeja sobre el que se muelen los granos (fig.32).

Algo que resultó muy curioso son los fragmentos de manos de moler, pues casi todos eran un extremo distal y, prácticamente todos de un tamaño muy parecido (fig.29).

La forma general de las piedras de moler en este sector encontradas es la de bandeja rectangular con los lados cortos levantados, la cual es típica de este periodo cultural (fig.37).


figura 37: Ejemplos de piedras de moler típicas del periodo cultural al que pertenece el material arqueológico de La Culebra, 300-800 d.C.


La otra forma recurrente de piedra de moler fue la circular con borde alto, con la característica de que el plato era doble, pues en ambas caras extendidas tenían uno (fig.33). Este tipo de artefacto es poco común, lo cual hace más sugestivo este material. La rareza de esta forma puede deberse a varias causas, entre ellas la poca atención que se ha brindado por parte de los arqueólogos a los yacimientos habitacionales, pudiendo ser un objeto que no se usó normalmente para fines funerarios. La otra opción es que sea un artefacto de uso reservado, digamos que por chamanes. Aun así, sería extraña la cantidad de partes de estos artefactos.

Una tercera forma se registró. Se trata de piedras de moler de plato muy recto, rectangular. Los soportes de esta forma nunca son tan largos como los normales de las piedras de borde levantado.

Entre los ejemplares de plato plano se encontró una piedra pequeña. Esta tiene marcas de desgaste por uso y, como casi todos los ejemplos, esta partida en dos (fig.31). En contextos funerarios estas pequeñas piedras de moler están asociadas con una cantidad inusual de objetos, entre ellos ocarinas, lo que sugiere que quien usaba estos artefactos era un chamán, aunque en varios casos documentados los restos humanos indican que el depositado en la fosa era un niño.

Se ha observado en excavaciones científicamente realizadas restos de niños con objetos propios de la elite social, como jades. Esto puede deberse a que eran hijos de ciertas personalidades o bien, a factores ideológicos relacionados con la forma de morir, pertenencia clánica o cosas por el estilo.

Una explicación posible para el material del sector 4, es el de un depósito donde se llevaban los objetos que se dañaban, para ser recuperados ya fuera por la misma función del objeto o, por una nueva, evitando así el desperdicio mediante la reutilización.

Tanto en la lítica lasqueada del sector 3, como en el material del sector 4, se evidencia lo costoso de conseguir algunos artefactos para el uso común. El sistema de comercio en esta zona parece que no era muy fluido, teniendo que aprovechar cualquier artefacto al máximo.

La cerámica también tiene un “comportamiento” de sencillez, muy utilitaria y doméstica. Las formas son repetidas siempre, solo variando el tamaño del ceramio, y aun así los restos vistos son pocos (en relación a otros yacimientos).

La gente que habitó en esta área usaba pocos objetos, solo los indispensables, reutilizando todo lo que pudiera y, cosa curiosa, consiguiendo bloques de materia prima para hacer las herramientas de corte (hachas, proyectiles, cuchillos, raspadores, etc.) en vez de hacerlos directamente en el sitio del afloramiento o, comerciar con las formas ya terminadas.

La situación revelada en este tipo de yacimientos habitacionales nos dice que la gente en ese tiempo se organizaba en comunidades familiares particulares, quizá por clanes. La función de los clanes eventualmente estaba dada por un sistema ideológico dentro del cual se establecían las diferentes categorías sociales, siendo solo unos pocos los que tuvieron acceso a bienes de lujo, tales como finas cerámicas, colgantes bruñidos (jades), metales y piedras de moler altamente trabajadas (fig.38).


figura 38: Mientras la mayoría de las personas solo usaban lo estrictamente necesario, la elite iba a la sepultura con los mejores objetos del momento.


Lo reiterado de los motivos en los objetos de la elite, indica que la cúspide social era de índole religiosa, constituida por castas de chamanes de distintos niveles de poder.

Yacimientos como La Culebra muestran la vida de las personas comunes, pero con especialidad de trabajo. Dos actividades distintas se realizaron en este yacimiento: la fabricación de herramientas punzo-cortantes y la de reinvención de piedras de moler dañadas.

Considerando la cantidad relativa de restos de ambas actividades, se puede proponer que, aun siendo especialistas en ambas tareas, el volumen de objetos en general que se hicieron o modificaron en el sitio no fue mucho. Lo más probable es que hicieran objetos punzocortantes para la población del área circundante, como parte de un eslabón de la cadena de comercio general.

Sí reinventaban piedras de moler, manos y pistilos, no era para un público muy grande, nuevamente los restos están dentro de los porcentajes esperables para comunidades de área pequeñas (familiares).

La cantidad de fragmentos de piedras de moler y sus manos indican la importancia de la agricultura de granos que, para esta región, es mucha. Todas estas piedras también llegaron al yacimiento vía comercial, con la característica de la variedad de materia prima usada en su manufactura, o sea, no todas vinieron de un mismo lugar, sino de varios.