jueves, 16 de abril de 2015

YACIMIENTO ARQUEOLOGICO LOS CANALES, BAHIA EL COCO, GUANACASTE, COSTA RICA.

Introducción


Los Canales es un yacimiento grande, con múltiples depósitos asociados de índole habitacional, demostrando que a lo largo del tiempo este fue un sitio habitado.

El material arqueológico fue expuesto por maquinaria al hacer una calle de acceso a una finca. La muestra se entregó a Carlos Aguilar Piedra en la Universidad de Costa Rica, misma que consistía en huesos, conchas y caracoles, lítica y cerámica. Posteriormente al empezar a construirse habitaciones sobre el yacimiento, se recolectó una pequeña muestra y se observó que en ella estaban casi todos los periodos históricos representados, a excepción de tres, el Paleo-indio, el arcaico y el colonial.

Hoy día el yacimiento está destruido, urbanizado. Esta situación es un simple reflejo de lo que pasa en todas las bahías costeras de Guanacaste, donde la naturaleza y la historia antigua han sido arrasadas por esa epidemia urbanística descontrolada.

Con el fin de recuperar lo máximo posible de la muestra arqueológica conservada es que se escribe este artículo, procurando incluir la mayor cantidad de datos, tanto ecológicos como históricos, de modo que no se pierda “absolutamente todo”, como ha sucedido en tantos otros lugares.


1. Aspectos generales del paisaje natural de Bahía del Coco

Clima

La zona climática en que se localiza la bahía del Coco, pertenece al trópico seco. Se definen dos estaciones muy marcadas, la seca y la lluviosa. Köppen y Geiger definen el clima de esta zona como Aw, con temperatura media de 26 grados ºC y una precipitación anual promedio de 1500 mm.

La estación lluviosa va de mayo a principios de diciembre, distinguiéndose los meses de septiembre y octubre como los más lluviosos. La diferencia en la precipitación entre el mes más seco y el mes más lluvioso es de 320 mm. Las temperaturas medias varían durante el año en 2.6 °C.


Suelo

Los suelos de la región en general, y de la bahía del Coco en particular, son clasificados de tipo Regosol. Este es un suelo no apto para la agricultura, de índole inestable y de base rocosa, como fácilmente se aprecia en los cerros costeros al oeste del yacimiento. Por su condición natural, los suelos tipo Regosol se escurren fácilmente con las lluvias, o tienden a la compactación, todo esto una vez que fueron deforestados. 

Los Regosoles son suelos minerales poco desarrollados en materiales no consolidados que tienen solo un horizonte superficial ócrico (pobre en materia orgánica) y que no son muy someros (como Leptosoles), arenosos (como Arenosoles) o con propiedades flúvicas (Fluvisoles) (IUSS Grupo de Trabajo WRB. 2007. Base Referencial Mundial del Recurso Suelo. Primera actualización 2007. Informes sobre Recursos Mundiales de Suelos No. 103. FAO, Roma.).

La agricultura de semillas, como frijol y maíz, no es sustentable en estos suelos. Para que puedan ser explotados de manera apropiada, se debe invertir en sistemas de riego controlado, cosa que en la época antigua de esta región no era posible. Los cultivos de raíces, como la yuca (mandioca), camote, y demás, padecen de los mismos problemas que los de semillas. Sin embargo, los frutales, nueces, palmas y plantas por el estilo producen bien en este tipo de suelo.

Geomorfología

La zona en que se encuentra la bahía del Coco se determina por ser sumamente quebrada, con cerros de baja altitud (no mayores a 800 metros de altura).

Presenta valles en forma de terraza y glacis de piedemonte, o sea, superficies inclinadas en la base de los cerros, que se forman por la erosión del sistema montañoso (fig. 3).

Los relieves de los cerros presentan una fuerte laterización (alteraciones físico químicas y oxidaciones de la composición mineral de las rocas), proceso este también presente en la caída de las terrazas pre-costeras.

La línea de costa es, por tanto muy irregular, caracterizada por áreas de erosión activa y acantilados en retroceso. La bahía del Coco, típica de este tipo de formación geológica se identifica por mantener una playa arenosa protegida en sus extremos por acantilados rocosos y arrecifes producto de los acantilados en retirada (fig. 1)

Figura 1: Línea de costa y sistema montañoso. La cruz señala la posición del yacimiento Los Canales en la bahía del Coco. Toma Google Earth.






2. Ubicación del yacimiento

El yacimiento Los Canales se ubica en el sector occidental de la Bahía del Coco, en la provincia de Guanacaste. Consistía en un enorme conchero central, con múltiples concheros periféricos, tanto hacia el norte como hacia el sur, más o menos bordeando lo que en la antigüedad fue un manglar producido por el estuario del rio Alcornoque (fig. 2).

El depósito arqueológico se encuentra en una pequeña depresión al pie de unos cerros costeros que limitaban el conchero al norte. Hacia el sur-este la depresión se abre en forma de abanico hasta llegar a lo que fue el antiguo estero (fig. 2). Dos fuentes de agua flanquean el yacimiento o conchero: por el sur, a escasos 340 metros en línea recta del centro del conchero, estaba el rio Alcornoque, mientras que al norte a solo 57 metros hubo un pequeño curso de agua, cuyo nacimiento estaba en la misma base de los cerros costeros (fig. 3).


Figura 2: Ubicación del yacimiento. El cuadrado señala el punto central del sitio y la línea naranja el área de impacto del antiguo estero. La “e” dentro del círculo indica donde estaba la “huaca” o cementerio y las líneas celestes marcan cursos de agua dulce y salobre. Toma Google Earth.


En la actualidad ambos cursos de agua están secos, y no acarrean agua salvo en temporada de lluvias a manera de desagüe, pero hace unos 50 o 60 años el río Alcornoque mantenía agua todo el año, y la quebrada lo hacía hasta entrada la estación seca, manteniendo un sistema de poza donde el ganado tomaba agua. Aun hoy se puede apreciar el antiguo cauce de esta quebrada, aunque de forma interrumpida por construcciones habitacionales (fig. 3).

La ubicación del sitio fue cuidadosamente seleccionada. Presenta desde el área de impacto del antiguo estero hasta el pie de los cerros una pendiente media de 0.3%. La ondulación del terreno en el supuesto centro del conchero escasamente supera 1 metro hacia el norte.

La altura sobre el nivel del mar en el centro del yacimiento es de 16-17 metros, bajando muy lentamente hacia el área del estero 1 metro en promedio. El pequeño valle o depresión descrita tiene su fin a los 20 metros sobre el nivel del mar de este a oeste, y se limita por unas lomas largas y bajas de no más de 4 metros sobre el nivel del centro del yacimiento, esto de sur a norte (fig. 3).

Lo anterior hace del emplazamiento un lugar de tierra seca, bien drenada y bien posicionada con respecto a los recursos naturales a explotar, además de ser dicho terreno prácticamente plano y ajeno a inundaciones.



Figura 3: La flecha muestra el supuesto centro del conchero; las líneas marrones señalan los flancos ondulados que limitan el yacimiento; la línea roja marca los 20 metros de altura o fin de la depresión. Las líneas amarillas corresponden a la altura máxima de ondulación y el color celeste muestra lo que fue la fuente de agua dulce más próxima, a 57 metros norte de la flecha. Toma Google Earth.


3. Recursos naturales estratégicos

a. Agricultura versus Silvicultura

Para cualquier sociedad pre-industrial, el asentamiento debía planearse conforme a los recursos alimenticios naturales de la zona. En el caso de la bahía del Coco, el recurso esperable como el más importante no está: tierras agrícolas.

El poblado se estableció considerando otras variables naturales, entre las que puede haber habido materias primas inorgánicas o, de origen orgánico o mineral pero procesadas, tal el caso de los tintes, la sal o taninos. Aunque la zona fuera rica en tales recursos, lo prioritario era el alimento diario, para lo cual se desarrollaron estrategias alternas a la agricultura, como es el caso de la pesca, recolección de moluscos y cacería.

Teniendo un medio ambiente rico en animales de todo tipo –acuático y terrestre- otros atractivos naturales podían ser explotados, tal el caso de la recolección de frutos silvestres. Hay que tener en cuenta que en un bosque la cantidad de frutos  potenciales es enorme, según estación. Flores, raíces, semillas, brotes, hojas, plantas, hongos y frutas sirvieron de sustento complementario.

La poca rentabilidad de la agricultura de granos, el tener que buscar constantemente nuevas parcelas (y cada vez más lejanas) provoca que la sociedad, pequeña en principio, busque alternativas rentables, entre ellas la silvicultura,  ya que plantas propias del lugar seleccionadas por su utilidad, se promovían en terrenos que no servían para la agricultura de granos o tubérculos.

La silvicultura en los sistemas productivos antiguos se empezaba a formar luego que la tierra había sido limpiada del bosque original mediante el sistema mixto de tala y quema para sembrar granos. El tipo de suelo hacía que las parcelas agrícolas se agotaran muy rápidamente, aparte de que la cosecha era pobre en principio, y nula poco después. Durante este proceso de parcela agrícola o luego, se empieza a sembrar o a dejar crecer determinadas plantas que formaban una especie de bosque nuevo, pero solo de especies útiles, ya fuera por sus frutos, sus fibras, sabia, o corteza. A esto se agregaban frutales propios de la región del bosque seco que se desarrollan perfectamente en suelos tipo Regosol.

El utillaje lítico común del sitio Los Canales refleja la situación anterior. Son poco comunes los restos de piedras de moler, pero excesivamente frecuentes los yunques para quebrar nueces. Los yunques se hicieron usando partes de las piedras de moler quebradas, sugiriendo que ya no eran tan útiles como en un principio lo fueron, por lo que se re-trabajaban en utensilios más necesarios.



Figura 4: Representaciones de venados, cerámica. Los Canales.


La agricultura de parcelas no es que se abandonara. Existía mucho terreno donde podía practicarse, pero implicaba una organización costosa y, en parte riesgosa. Era costosa porque un grupo debía trasladarse a vivir fuera del poblado, dentro de la parcela, para cuidarla de los animales que comen semillas y luego, de aquellos que comen los brotes tiernos (entre los primeros se encuentran las aves, y entre los segundos los venados (Odocoileus virginianus, Mazama americana), iguanas (Iguana iguana) y garrobos (Ctenosaura similis). Una vez que la cosecha esta próxima a la maduración, era atacada por monos (Ateles g. geoffroyi, Alouatta palliata, Cebus capuchinus), pizotes (Nasua narica) y mapaches (Procyon lotor). También era riesgosa por el clima, pues esta región es propensa a padecer exceso de lluvias o, falta de las mismas. Ambos extremos destruían los plantíos.

En áreas de producción agrícola tradicional de la actualidad los insectos son un verdadero problema, y cuando se convierten en plaga arrasan todos los campos cultivados de granos (frijol-maíz).  Aunque esta situación debía darse en la antigüedad, no la consideramos entre los problemas de las siembras de parcela, pues serían plagas pan-regionales.

Tanto la agricultura de parcelas como la silvicultura atraían una gran cantidad de animales, los cuales eran cazados formando parte de un sistema general de aprovechamiento de recursos silvestres. Esta situación quedó descrita por Gonzalo Fernández de Oviedo, historiador y cronista español que en 1529 visitó el golfo de Nicoya y sus alrededores: “Comen los indios de estas islas muchos venados é puercos, que los hay en grandísima cantidad, é maíz é fesoles, é también sapos: é yo les he hallado á todos en las casas de los indios é se los visto comer asados; é ninguna cosa viva dejan de comer, por sucia que sea. Tienen muchas frutas…” (Fernández, 1975, pág. 37).

b. Cacería selectiva y cacería de oportunidad

b.1: Por cacería selectiva se entiende la persecución metódica de una especie o más, las cuales tendrían un valor especial para la gente, ya fuese por su gusto o bien por aspectos culturales.

De acuerdo con los datos publicados (Kerbis, Vol.6 Nos.1-2. 1980) para yacimientos similares a Los Canales en la misma zona, tres fueron las especies a las cuales se les dio, a través del tiempo, una cacería selectiva. Estas son el venado (Odocoileus virginianus), armadillo (Dasypus novemcinctus) y saíno (Tayassu pecari/tajacu). Claro está que este dato hay que tomarlo con mucha reserva, en espera de nuevos estudios, pero no deja de reflejar la realidad de una cacería funcional. Las especies señaladas tienen muchas ventajas, empezando por la carne y la grasa. Pero también, en el caso del venado, del animal se extraen otros productos como es el cuero (grande y flexible), los tendones, los huesos largos (tuétano y artesanías, fig. 5) y los cuernos. Por su parte del armadillo se saca la coraza, la cual aún hoy día es usada como recipiente, mientras que los sub-productos del saíno son semejantes a los del venado.

b.2: La cacería de oportunidad es aquella en que la actividad de cazar está planeada, pero lo que se encuentre está bien. Una vez calculada la carne que se tiene en una o más presas, la actividad cesa.

La cacería de oportunidad, que de manera rápida describió Oviedo, es la que más carne proveía al grupo. En efecto se cazaba todo, desde ranas y sapos hasta serpientes, de murciélagos a cualquier tipo de ave. Pero hay que tener en cuenta que quizá no todas las especies fueran cazadas para comer, ya que algunas pudieron ser para, en primera instancia, obtener alguna parte de ellas, como sería en caso de las plumas, o bien porque alguna parte del animal se considerara mágica o curativa. Por dar solo un ejemplo, el armadillo hoy día es cazado por no pocas personas de la zona por su grasa, a la cual se le atribuyen condiciones medicinales.



Figura 5: Muestra de huesos de Los Canales. De izquierda a derecha: cuerno de venado, costilla trabajada y vertebras de venado. El hueso quemado de la derecha es la cabeza de un  fémur humano. Abajo dos molares, el de la izquierda de mono, derecha de venado. Los Canales.


c. Pesca y recolección de moluscos

La pesca y la recolección de moluscos se realizó de modo importante en dos    ecosistemas: el de estuario y el marino, pero es muy posible que también se practicara ocasionalmente en agua dulce.

Los métodos de pesca fueron similares tanto en estuario como en el mar, ya que es discutible que se realizara lejos de las costas (de todas formas no había necesidad, ya que el recurso pesquero era abundante). Se postula que usaron redes tipo trasmallo y de bolsa, aparte de trampas.

Es muy difícil tener datos confiables sobre el utillaje de pesca, pero basándonos en la manera que se hizo de modo tradicional en la zona podemos extrapolar dichos medios al pasado. La mejor evidencia que se tiene sobre el uso de redes en la antigüedad son grupos de fragmentos de vasijas modificados para su uso como plomada (Wallace, 1980, págs. 62-63).

La pesca en el estuario del rio Alcornoque posiblemente se hacía en los canales secundarios, atravesando redes y trampas de lado a lado durante la marea alta, para que cuando bajara los peces quedasen atrapados. En el fondo de canales y lagunas de dicho ecosistema y durante la marea baja, se pudieron usar los trasmallos.

La extracción de peces en el mar debió usar los mismos aperos, aunque con estrategias diferentes, quizás llevando los trasmallos y las redes en canoas, para ir cerrando a medida que se aproximan a la playa. Estos métodos explican la gran cantidad de especies capturadas, tanto marinas como de estuario, sin que se pueda establecer un criterio de pesca selectivo.


La recolección de moluscos se hizo en tres zonas bien definidas: estuario, playa y arrecifes. El estuario es un medio muy rico en especies que se hallan entre el barro y pegadas a las raíces del mangle (fig. 6). En la playa muchos moluscos son capturados ya sea sobre la arena o bajo esta. En los arrecifes se procedía de forma similar, recolectando aquellos moluscos que quedaban expuestos al bajar la marea. Pero sabemos por los cronistas que también se practicaba el buceo, lo que explica la presencia en los concheros de especies que no suelen quedar expuestas con la marea baja.


Figura 6: manglar en marea alta (a) y baja (b). Manglar San Francisco, Tamarindo.

          
Aunque la muestra del yacimiento Los Canales no fue recolectada sistemáticamente se notó en su momento como, a lo largo del corte hecho por la maquinaria, había distintas densidades de especies. En la isla de Chira, observando un sitio de procesamiento de pescado y molusco artesanal se apreció perfectamente el motivo por el cual se da la diferencia de densidad a lo largo de un conchero. Cuando se procesa la recolección se acumula una gran cantidad de conchas de unas especies en un lugar, luego se procesan otras especies, y así consecutivamente. El tránsito de personas y otros elementos revuelven un tanto las agrupaciones cercanas pero mantienen diferenciaciones en los extremos. La forma en que se depositan los desechos de la recolección también tiene que ver según la cantidad de personas que trabaja en la limpieza del molusco, ya que no hay un modo uniforme para deshacerse de lo inservible.

Así como en la cacería se capturaba cualquier animal, igual sucedió con la pesca y los moluscos. En la pequeña muestra malacológica de Los Canales se encuentran conchas de gasterópodos y bivalvos de muy pequeño tamaño, lo que indica que en las recolecciones no escapaba nada que se tuviera al alcance (fig. 10).

Dos modos de extracción del molusco para consumo se evidencian en la muestra del yacimiento Los Canales: a-quebrando la concha y; b-hirviéndoles con la concha. Se postuló que esta situación tendría que ver con el tamaño del molusco, pero esto no es así para nada, puesto que en los gasterópodos pequeños se dan los mismos métodos de extracción. Esta práctica de sacar el molusco del caparazón tiene relación directa con el modo en que se consumían en diversas recetas culinarias.


Bivalvos y gasterópodos identificados, muestra Los Canales



Figura 7: 1-Persististrombus granulatus; 2-Strombus gracilor; 3-Strombus s.p; 4-Thais melons 5-Opeatostoma pseudodon; 6-Peristernia s.p; 7-Conus fergusoni; 8-Strombus s.p;  9-Chicoreus s. p; 10-Leucozonia cerata; 11- Malea ringens; 12-Polinices panamensis. 

Figura 8: 1-Hyotissa hyotis; 2-Chama frondosa; 3-Arca pacifica; 4-Megapitaria aurantiaca; 5-Glycymeris s.p; 6-Anadara tuberculsa; 7-Periglypta s.p; 8-Donax chion 9-Fissurella virescens

Figura 9: 1-Triplofusus princeps; 2-Strombus galeatus; 3- Hexaplex radius; 4-Hexaplex regius; 5-Hexaplex erythrostomus.

Figura 10: 1-Thais haemastoma; 2-Acanthina brevidenta; 3-Tegula pellisserpentis; 4-Cerithidea mazatlanica; 5-Nerita scabriocosta; 6-Vasum caestus; 7-Turbo saxosus


4-La cerámica del yacimiento Los Canales.


La cerámica es un elemento imprescindible en el estudio de las sociedades históricas o antiguas, pues no solo son el utillaje de uso común, diario, simple, sino que también en arcilla se hizo la vajilla de lujo, de exportación.

En la cerámica encontramos rastros ideológicos. Emblemas, motivos complejos y simples decoraciones, pero que reflejaban el mundo en que estas sociedades se desenvolvían. Y mucho de esto lo vamos a encontrar en las vajillas utilitarias comunes. Pero también este sencillo material muestra el desarrollo técnico-social, o al menos lo refleja.

La utilidad de la cerámica no se detiene en los aspectos anteriores, sino que sirve de marcador cronológico para un yacimiento o, para diversos niveles de ocupación, lo cual nos va dando un cuadro del cambio socio-técnico a través del tiempo.

Un dato interesante visto en yacimientos de la península de Nicoya y del valle del Tempisque, es que en los sitios habitacionales (como Los Canales) la cerámica monocroma o decorada pero simple, es muy abundante, siendo aquella de “lujo” y de gran acabado estético relativamente poca. Por el contrario, en los cementerios o huacas la situación es inversa: la gran mayoría de la cerámica que se encuentra es de “lujo”. ¿Era la cerámica de fino acabado estético un bien reservado para enterramientos? No se puede afirmar que así fuera, puesto que las mismas clases se hallan en ambos tipos de yacimientos. Inclusive, cerámicas de hechura artística, más allá del “lujo”, también aparece en los yacimientos habitacionales de esta región, y muy pocas veces se encuentran en las huacas comunes, ya que evidentemente eran objetos reservados para la elite. Quizás este fenómeno tenga que ver con dotar al muerto de lo mejor que pudieran conseguir, o puede que sea un requerimiento de índole religiosa el colocarle al difunto determinados objetos.

Lo anterior destruye la aseveración popular de que en las sociedades antiguas al muerto se le ponían sus bienes en la sepultura, al menos en el caso de la región que comentamos.

En términos generales el material cerámico de cualquier yacimiento se puede dividir en categorías técnicas. Estas se basan en criterios de acabo de superficies, forma, color base y decoración, si es que la hay, siendo muy útil para estudiar los restos de artefactos de uso cotidiano.

Para el caso de la vajilla superior o de uso restringido la situación cambia, pues un gran porcentaje de estos objetos circularon como bienes de comercio, de manera que reflejan interacciones de contacto con objetos hechos, en ocasiones, a cientos de kilómetros de distancia. Para estas cerámicas se estudian todas sus cualidades, incluyendo análisis de arcillas y desgrasantes. Al tenerse un grupo así determinado se le pone un nombre cualquiera que le otorgue exclusividad a los objetos así agrupados, o sea, se establecen tipos concretos y variedades (fig.11).



Figura 11: Fragmento de vasija tipo Bramadero Policromo. Esta cerámica se hizo en el área al norte Rivas, Nicaragua, y producto del comercio llegó al yacimiento Los Canales. Este tipo de cerámica es relativamente frecuente en Los Canales, pero presenta diferentes clases de pintura de base (blanca-crema), lo cual indica centros de manufactura distintos, o épocas distintas de fabricación. Cerámica Los Canales.


La cerámica de comercio

En la muestra del yacimiento Los Canales se pudo determinar un origen múltiple de cerámicas policromas e incisas. Esto llama la atención pues el grueso de la cerámica de uso doméstico común fue hecho en el sitio o en un lugar muy próximo, y es de muy buena calidad y acabo formal. ¿Toda la cerámica policromada del sitio es de origen externo? Para determinar esto se recurrió al desgrasante (prueba que es relativa). Los desgrasantes de las cerámicas policromas propias de la región, no compartían elementos comunes en el desgrasante de la cerámica local, lo que sugiere fuertemente que casi toda llegó al yacimiento vía comercial.

Lo anterior plantea que bienes comerciales, entre ellos la vajilla “lujosa”, llegaba al sitio de dos fuentes productoras distintas: a-regional, posiblemente del valle del Tempisque y, b-foránea, casi toda o toda de regiones en el istmo de Rivas o más al norte.



Figura 12: Cerámica fabricada en  Nicoya, y exportada hasta Tobosí, Cartago, valle central oriental de Costa Rica. Representa en los soportes cabezas de pizote (Nasua narica).


Esto plantea varias interrogantes: Dado que localmente (diremos “cerámica policroma local” a la fabricada en la península de Nicoya) se producía una excelente cerámica policroma, y que inclusive copiaba a algunos tipos foráneos, ¿para qué importaban ceramios de tan al norte como Rivas, o más allá? ¿Era la cerámica importada un recipiente que contenía otros productos más relevantes? ¿El comercio era directo, vía marítima, o más bien era del tipo “eslabón”? 

Tanto la cerámica policroma local como la foránea se exportaban, a su vez, a toda la región central de Costa Rica, inclusive a la isla del Caño y el valle del Diquís. Esto indica toda una organización en la cual tenían que involucrarse otros valores aparte de la cerámica, aunque esta última tuvo una importante valoración en las regiones citadas, ya que los trastos nicoyanos eran de superior calidad técnica que las cerámicas locales. Pero que también circularan dentro de la región nicoyana los objetos norteños carece de lógica funcional. Otros fueron los incentivos. Algún día la arqueología verá este asunto, y con suerte le dará respuesta. 

La cerámica de comercio del yacimiento Los Canales

Para no entrar en tipologías que a pocos interesa, vamos a usar el método de grupos, los cuales involucran varios tipos. El grupo Norte será el de cerámicas de base blanca singular, hechas en la región de Rivas o más al norte. El grupo Nicoya abarca una serie de cerámicas particulares, hechas en la península nicoyana. Se distingue este grupo por el color base de los trastos, el cual varía entre café claro, naranja y amarillento. Ocasionalmente se pueden ver casos con engobe crema, pero son muy raros. Los diseños se hicieron con pintura café de varios tonos, pero normalmente brillante, al igual que el rojo. Por Último tenemos al grupo Tempisque, una cerámica distintiva fabricada en el valle del mismo nombre que en ocasiones incorpora modos de diseño, forma y decoración de la cerámica del Grupo Norte. El color base es muy variable, desde un rojizo salmón hasta crema sucio, y los diseños se hicieron con pintura no brillante.

Cerámica Grupo Norte

Este grupo se caracteriza por el color de fondo o engobe, el cual es muy claro, de tono blanco. Los motivos suelen ser geométricos combinados y repetitivos, colocados en bandas horizontales, las cuales en ciertos casos delimitan un espacio donde se plasmó un ideograma (una figura de contenido religioso, de valor ideológico).

El modo del diseño y su contenido simbólico es netamente nahua, mesoamericano, lo que está en concordancia con todos los datos etnohistóricos y lingüísticos para la región de Nicaragua, donde estos pueblos se habían asentado.

Muy curiosa resulta la mención de Fernández de Oviedo (Fernández, 1975, pág. 270) del tipo de relación que tenían estas dos poblaciones: “Estos indios Chorotegas (los de Nicoya) son de otra lengua por sí, é más varones é hombres de guerra que los de la lengua Nicaragua, é la lengua Nicaragua  é la de México ó Temistitán (Tenochtitlán, capital azteca) en la Nueva España es toda una…é antes que cristianos allá pasasen tenían guerra los unos con los otros, porque así como difieren en las lenguas, así en ceremonias é ritos é amistad, y en todo lo demás son diferentes”. La cerámica confirma lo dicho por el cronista. El comercio, dado que mantenían un estado de guerra entre ambos pueblos, pudo haberse realizado en periodo de paz, y no de modo continuo.



Figura 13: Cerámica Grupo Norte. Se distingue rápidamente de aquella local del Grupo Tempisque en el engobe, o sea el color de fondo y, en el diseño o modo de plasmarlo (fig. 15: 9-13; fig. 16 y 17). Las formas no son variadas, distinguiéndose tres formas predominantes: “sapas”, “huacales” y tazón abierto. La “sapa” es una olla achatada, ovoide-horizontal (1, 5, 9). El “guacal” es como una media esfera, donde las paredes pueden ser altas o bajas (2, 4, 6). El tazón abierto es como un huacal, pero de fondo aplanado y paredes abiertas hacia afuera (3, 8). Cerámica Los Canales.


El Grupo Norte también incluye una cerámica de engobe gris, con líneas distintivas color herrumbre. (fig. 14; 1-6). Entre estos es muy común encontrar diseños incisos bajo el engobe, o sea, que una vez hecho el diseño se le pasó una capa de pintura (Fig. 14; 2, 5-6).

El mismo efecto aunque en vasijas de  engobe blanco (copas grandes y tazones) (Fig. 15; 5, 7-8   ) también pertenecen a este grupo cerámico. En principio se puede creer que son la misma cosa, y que el fuego durante la cocción dio un color más oscuro a unas vasijas, pero es falso. Las vasijas de engobe gris y las de engobe blanco mantienen diferencias en la forma del objeto y en el diseño, más que todo en su disposición en el arreglo del diseño con respecto a otros elementos ideográficos.

Un examen del desgrasante de la cerámica de engobe gris reveló que es distinto al de engobe blanco, y lo suficientemente distinto para poder asegurar que este conjunto de fragmentos revela otra dirección de contacto comercial, u otro grupo distinto al de los Nicarao de Rivas. 
    
Los objetos con engobe blanco y los de engobe gris presentan en sus motivos incisos motivos mesoamericanos, pero plasmados de manera distinta.




Figura 14: Cerámica Grupo Norte. 1-6 fragmentos que muestran un engobe gris, el que cubre ligeramente amplios diseños incisos de origen mesoamericano. Los tiestos 3, 5 y 6 muestran una aplicación de pintura color herrumbre muy distintiva, mientras que el tiesto 2 presenta una banda de pintura rojiza común. Los casos 7-9 son de una cerámica que se tipifica por tener un engobe muy blanco pero de consistencia tiza, que pierde siempre la pintura del diseño que tenía encima. Cerámica Los Canales.


Figura 15: Cerámica Grupo Norte, 1-8. Cerámica no ubicada, 9-13.  El tiesto nº 4 tiene un tono gris, pero es debido a una atmosfera reductora en el horno. Los casos 5, 7-8 si presentan pintura gris. Tiestos 5 y 7 tienen inciso bajo engobe como los casos vistos en la fig. 14. Los fragmentos 9 a 13 son de una cerámica que no se puede ubicar en ninguno de los tres grupos generales, y cabe la posibilidad de haya sido hecha en el sitio o en la zona próxima. Cerámica Los Canales.


Cerámica Grupo Tempisque

Como antes se dijo, se distingue este grupo por el color de fondo. Aunque en la muestra de Los Canales el engobe o color base rojiza (salmón) es menos frecuente, es común un tono crema apagada o crema-rojizo, sobre el cual se realizaron los diseños en rojo, negro y café (varios tonos). El rojo puede variar entre morado y naranja (Fig. 16).



Figura 16: Cerámica Grupo Tempisque. 3, 5-7, 13  presentan color base rojizo, aunque no se aprecia bien en la fotografía. El resto es de color base crema apagado típico. Cerámica Los Canales.


Algunos fragmentos incorporan motivos del Grupo Norte. En la figura 16, nº 4 se aprecia la cabeza de la serpiente mexicana, mientras el nº 7, es una copia formal de un tipo denominado Madeira Policromo. En la figura 17, el nº 3ª-b, es una escudilla que incorpora elementos mexicanos, al igual que el caso nº 2 de la misma figura. El caso nº-3 de la figura 17, muestra el motivo de la “cabeza de serpiente alada” o “dragón” náhuatl en la base del plato interior. En la pared, aunque no se aprecia bien, parece representar el motivo del cocodrilo.




Figura 17: Cerámica Grupo Tempisque, de base crema. El nº 3ª es el lado exterior de la escudilla, y el 3b es el lado interior de la misma. El color gris no es pintura, sino un oscurecimiento del color crema y un café claro debido a falta de oxígeno en el horno donde se quemó la vasija. Cerámica Los Canales.    


Cerámica Grupo Nicoya

Se distingue este grupo por la nitidez y brillo de sus colores. A pesar del tiempo y las condiciones de exposición, lo normal es que las superficies aun mantengan un aspecto lustroso.

El color base varía del café claro al amarillo, siendo los motivos hechos con tonos rojos claros y oscuros, alternando con café de claro a muy oscuro hasta negro. En ciertos tipos de este grupo también se usó colores purpura, todo sobre base cremosa bastante clara (Fig. 18; 9, 13).


Figura 18: Cerámica Grupo Nicoya. Cerámica Los Canales.


De modo general la cerámica de este grupo puede dividirse en dos partes basándose en el grueso de las líneas del motivo pintado. El primer grupo será aquel de líneas simples, normales (Fig. 18; 3-5, 8-10, 12, 16). El segundo grupo está constituido de cerámicas de línea fina a muy fina, delimitando áreas de colores (Fig. 18: 1, 2, 6, 7, 11, 13).



Figura 19: Cerámica Grupo Nicoya. La forma dominante en este grupo lo constituye el de tazón o guacal, por lo normal de bordes altos y divergentes. Cerámica Los Canales.


La cerámica del Grupo Tempisque y la del Grupo Nicoya también se exportaron masivamente, aunque son los diversos tipos del Grupo Nicoya los que tuvieron más aceptación en el Valle Central Occidental y Llanuras del Caribe Central. También presente en la zona del Pacifico Sur-Oriental, parece que ahí sí compitió con tipos propios del Grupo Tempisque. Curiosamente las clases del Grupo Norte son los que menos se exportaron a otras regiones de Costa Rica.



Figura 20: soportes de la cerámica policroma. Los casos nº- 1, 3 son soportes huecos con una bolita dentro, sonajeros, modelados en forma de cabezas de animales. Los casos nº-2, 4 y 5 son también huecos-sonajeros, pero no zoomorfos. El caso nº-6 es una base de pedestal o anular alta. Cerámica Los Canales.


Cerámica incisa y esgrafiada

Excluyendo la cerámica incisa bajo engobe (Fig. 14; 2, 5, 6 y Fig. 15; 5, 7) los casos recolectados en el yacimiento Los Canales son pocos. Las formas son variadas, desde ollas globulares sin gollete o “tecomates”, tinajas de perfil compuesto, hasta guacales de borde recto y tazones de borde hacia afuera. Igualmente variado es el color de las superficies en que se terminaron los objetos que se decoraron con esta técnica, ya que van desde superficies negras hasta amarillentas sin engobe. El color negro en que se terminaban muchos artefactos en esta región se logra usando una técnica de cocción que consiste en “ahogar” los objetos dentro del horno, o sea, quitar el oxígeno en el horno, lo que causa que la arcilla se haga de color negro (fig. 21; 3, 4).



Figura 21: ejemplos de cerámica incisa, 1, 2,6, 8-12. Cerámica esgrafiada, 3-5, 7. Los casos nº 3, 4, corresponden a cerámica negra. El caso nº2 es de acabado “ahumado”, que da un color negro pero no convierte la arcilla en ese color. El ejemplar nº 3 presenta las líneas esgrafiadas rellenas de pintura blanca. Cerámica Los Canales.


Algunos ejemplares de esta cerámica se exportaron a otras regiones de Costa Rica, por ejemplo los casos nº 1, 6, 8-11 de la figura 21. En la región del Atlántico Central se copió masivamente la forma y los acabados de los casos nº 6, 8-11, siendo común encontrar también la misma decoración exterior e interior en las copias.
La cerámica incisa-esgrafiada resultó rara en el sitio Los Canales, puede que sea casual, pero en zonas al sur de la península nicoyana esta es una cerámica muy común. El examen de desgrasante señala solo tres casos como de manufactura local (del área), estos son el nº-2, 5 y 7 de la figura 21.

Cerámica negra.

“Hay en la isla de Chira muy buena loza ó vidriado de cántaros é jarros é todo lo que se suele hacer de barro; la cual parece propio azabache en la tez é color negro; y es muy hermosa cosa de ver las vasijas de ello” Fernández de Oviedo, 1522. (Fernández, 1975, pág. 35)  

Esta cerámica tiene una larga tradición en la región noroccidental. Desde el periodo Formativo en la cerámica llamada Pochota y Tronadora, se encuentran vasijas de color negro.

La cerámica negra se hacía de dos maneras. La primera, que es la verdadera cerámica negra, se lograba durante la cocción. Cuando la temperatura del horno era muy alta, o la máxima posible, se agregaba más leña y se tapaba todo con arena o tierra suelta. Esto hace que la arcilla del color que sea, se convierta en negra. A esta técnica se conoce con el nombre de “ahogado”.

La segunda forma de lograr un objeto de color negro es el ahumado. En este caso se coge una vasija cualquiera y se calienta, se embadurna en cera de abejas y se coloca sobre las llamas, de modo que la cera se encienda. La cera penetra unas milésimas en la capa de arcilla y se quema, dando al objeto un acabado color negro brillante (fig. 22).

En cuanto al acabado final ambos modos dan idéntico resultado, solo que el ahumado si es raspado evidencia el color original, mientras que aquella hecha mediante la técnica del ahogado no le pasa esto, puesto que toda la arcilla por falta de oxígeno adquirió un color negro.



Figura 22: Vasija originalmente color café-claro (cerámica Guaitil moderna), convertida al color negro mediante la técnica del ahumado. El fragmento abajo corresponde a la pared de una vasija ennegrecida usando la misma técnica. Obsérvese en las secciones del fragmento donde se cayó el engobe ahumado, el color base de la arcilla. Fragmento, cerámica Los Canales.


En el yacimiento Los Canales y dentro del grupo de la verdadera cerámica negra, es común encontrar fragmentos de tonos canela (fig. 23; 5) y café muy oscuro (fig. 23, 4, 7-8), esto es un cerámica fallada en el momento de cocción, y el ambiente del horno tuvo más oxígeno que el debido.



Figura 23: Cerámica negra. El caso nº-5 es el de una vasija fallada, que no concluyó su etapa ennegrecimiento en el horno. La mayoría de estas vasijas corresponden a las formas de tinajas de gollete estrecho (tinajas para agua). El caso nº-3 corresponde a la forma de “guacal” de paredes inclinadas al interior. Cerámica Los Canales.


Cerámica  tricroma de uso doméstico común

La cerámica del yacimiento Los Canales de uso doméstico común se distingue por su tamaño. Se trata de grande vasijas de borde muy abierto, ya sea en forma de tazón o de guacal, generalmente con la orilla del borde curvada hacia afuera.

La cerámica tricroma de uso común se distingue por el uso de tres colores. La base es de color rojo claro, naranja o rojo oscuro, sobre la que aparece una ancha banda sobre el cuello del borde pintada de blanco, y sobre este blanco un diseño más o menos simple hecho en líneas negras de tono apagado (fig. 24; 1, 2, 4). 



Figura 24: Cerámica tricroma de uso doméstico común. En la muestra cerámica de Los Canales, el único elemento adosado para facilitar el uso de la vasija es el de una asa que se proyecta del borde, de forma triangular (caso nº.3), mismo que está decorado con el motivo de cabeza de cocodrilo. Los colmillos se aprecian en pintura negra, mientras el ojo del reptil fue modelado. Cerámica Los Canales.


En el caso de guacales profundos de pared poco inclinada hacia afuera, la banda ancha se sitúa en el borde, que aparece extendido y aplanado. Sobre esta sección se realizó el motivo pintado (fig. 24; 3).

El único apéndice funcional observado en la muestra del yacimiento Los Canales, es el de asa triangular sobre el borde. Este tipo de asa es frecuente en la cerámica funcional de este yacimiento, pero no el más común. Es interesante anotar que exactamente este tipo de asa se usó en ollas de uso doméstico en Guanacaste hasta mediados del siglo XX, mientras que en los utensilios cerámicos hechos en Los Chagüites, Jinotega (Nicaragua) aún se emplea.

Cerámica bicroma de uso doméstico común

Esta es una cerámica típica y singular del yacimiento Los Canales y, a pesar de ser tan corriente no está descrita para yacimientos cercanos. Una gran falla en la arqueología de la región es el haberse centrado mucho en los modos decorativos policromos, dejando de lado la utilería de uso doméstico-cotidiano o común.

La cerámica bicroma de uso cotidiano se distingue rápidamente de todas las demás por labio del borde, pues siempre será muescado en una sola hilera continua o en dos, siempre en forma horizontal (fig. 25; 10-12). El color base es el natural de la arcilla y aparece en todo el exterior del objeto, el cuello interior y borde, pero el resto de la sección interior es blanco (fig. 25; 9, 6). No se vio ningún caso con algún tipo de diseño pintado.

Presenta siempre asas en forma de  perilla de regular tamaño, solidas, con la sección superior modelada en forma de cabeza humana o de mono (fig. 25; 1-3, 7). Además parece que siempre tiene tres soportes cónicos de punta roma sólidos (fig. 25; 4-6). Si no es en todos los casos, será en casi todos.

El color base varía mucho. Va de un café-morado a un amarillo-naranja. Las superficies exteriores y la del cuello interior siempre están pulidas, mientras que la zona blanca interior solo presenta un alisado de variable calidad.

La forma es más común es la de guacal con borde curvado al exterior, variando solo en la inclinación de las paredes, ya que unas son un poco menos inclinadas al exterior. Una forma alterna menos frecuente, es la de botella de cuello amplio, siguiendo exactamente los mismos modos decorativos de la forma común.

(Esta cerámica no la he observado en otros yacimientos, lo cual es muy extraño por lo común que resulta ser en Los Canales. Suponiendo que no ha sido descrita antes, le denominé Canales bicromo (tipo para uso de campo), y vendría a ser un tipo particular de finales del policromo medio y parte del policromo tardío) (1300 a 1450 d.C). 


Figura 25: Cerámica bicroma de uso cotidiano común. Canales bicromo. Asas en forma de perilla, 1-3; Soportes cónicos punta roma, 4-6; Disposición del asa de perilla en la vasija, 7; Sección interior del borde y zona interior blanca, 8,9; Muescado del labio, 7, 10-12. El color blanco cubre toda la sección interior de la vasija, excepto el lado interior del cuello,  nº-8, 9, 6. Cerámica Los Canales.


Figura 26: Forma general de la cerámica bicroma de uso común. A-vista de frente, B-perfil. Obsérvese la disposición del asa. Normalmente la cara modelada va hacia arriba, pero no en todos los casos. Esto quizás tenga que ver con la inclinación de las paredes al exterior. Cerámica Los Canales.


Cerámica monocroma de uso doméstico-cotidiano

Como es de esperar, este grupo cerámico es el más abundante de la muestra y del yacimiento. Se compone por tiestos de vasijas de todos los tamaños, desde pequeños hasta gigantes.

Llama la atención el gran tamaño de la mayoría de las vasijas, siendo estas casi todas de formas abiertas.

Las formas comunes son ollas esferoides, ollas ovoides, guacal de borde abierto al exterior, “popoques”, o sea, ollas de cuerpo elíptico en posición horizontal, con la abertura en uno de los extremos de la elipse, guacal de paredes rectas, poco abiertas hacia afuera y, tinajas para líquidos (fig. 27 y 28).


Figura 27: formas de vasijas monocromas de uso doméstico-cotidiano. 1-6, tinajas para líquidos; 7, olla ovoide; 8, 9, guacales. El nº-8 es de paredes rectas inclinadas hacia afuera, el nº-8 es un huacal de paredes curvas, con el borde hacia el interior; 10, vasija cilíndrica, de paredes muy verticales curvadas hacia afuera. Cerámica Los Canales. 


Figura 28: formas de vasijas monocromas de uso doméstico-cotidiano. 1, 2 popoques; 3-5 ollas de boca muy amplia, con el borde curvado hacia el exterior. Cerámica Los Canales.


Un dato interesante observado en muchos casos de esta muestra, es que el punto de contacto del borde (labio superior), en algunas vasijas está totalmente lijado. Esto se produce cuando un objeto cerámico tiene tapadera, o bien, se le coloca otro encima recurrentemente. Por supuesto también puede producirse este deterioro si la vasija habitualmente es colocada boca abajo, y en esa posición se mueve, pero es muy improbable que esta última opción sea válida en los casos vistos.

Este grupo doméstico de artefactos era normalmente del color natural de la arcilla, muy bien pulida. Pero también son comunes los objetos a los que se le aplicó una capa de engobe rojo o anaranjado, tanto al exterior como al interior, o solo al exterior, cubriendo el borde.

Elementos auxiliares como asas y soportes son comunes. Las asas se hicieron en forma de anillo o argolla, colocadas de modo horizontal (fig. 29). Un tipo de argolla resulta interesante, pues es de forma compuesta, muy similar al fruto del árbol de Guanacaste o árbol de orejas (Entorolobium cyclocarpum), del cual podría ser imitada la forma, ya que el tamaño de la parte inferior del asa es ancho, siendo incómodo para manipular (fig. 30), por lo que no es una adaptación funcional.




Figura 29: Asas y soportes en forma de aro. Siempre las asideras estarán colocadas de modo horizontal, en cambio cuando son soportes se colocaron de manera vertical. Cerámica Los Canales.


Figura 30: Asas de forma compuesta. La sección inferior se amplió mucho, en tanto cierra en exceso en la parte superior, lo que hace que manipular la vasija no sea cómodo. 1, forma de vasija con el asa; 2, asa vista de lado; 3-5, variaciones formales. Cerámica Los Canales.


Asas de cinta para unir a dos pequeñas ollas y asas aplanadas con aplicaciones de arcilla en los extremos son también frecuentes en la muestra. Llama la atención que no se encontraran asas con decoración modelada, que si son frecuentes al sur de la península de Nicoya.




Figura 30: Asas comunes del yacimiento Los Canales. 1, 3; anulares simples. 2, 4, 5; con refuerzo en la base a modo decorativo. 6; asa de cinta. Cerámica Los Canales.


Los soportes, como antes se dijo, son simples, cónicos y de punta roma en su mayoría, por lo que popularmente se les dice “bala”, ya que recuerdan esa forma (fig. 31; 5-7, 9-11). También aparecen comúnmente  soportes en forma de anillo, y se ignora si tuvo esta forma algún sentido práctico más allá del de soporte. En todo caso, los soportes de anillo fueron cuatro en cada artefacto, y no tres como es lo usual.

En la muestra se encontró la base de un soporte largo, delgado y hueco, muy semejante a los de la zona atlántica.

El otro modo funcional de uso normal es la base anular. Esta es una banda de arcilla agregada al fondo de la vasija para evitar que se desplace (fig. 31; 1-3). La diferencia de uso entre soportes y bases, es que los soportes se adaptan muy bien a pisos irregulares, ya que aunque se incline un lado, se apuntala en otros dos (en el caso de los trípodes). Por el contrario la base anular ocupa de una superficie digamos nivelada (véase en la perspectiva correcta) pues al inclinarse un lado, se pierde la estabilidad del artefacto. Pero si la superficie es apta, la base anular funciona mejor que el soporte “bala”.




Figura 31: Bases de vasijas. 1-3, bases anulares. 4, soporte de anillo. 5, 7, 9-10, soportes cónicos simples. 6-soporte largo, sólido y puntiagudo. 8-extremo de soporte sonoro. Cerámica Los Canales.


Cerámica “Tuco”, un caso extraño

Antes de concluir con este reporte de la cerámica del yacimiento de Los Canales, hay que evidenciar unos tiestos muy interesantes. Pero no lo son por decorado o forma estilizada, sino todo lo contrario.

Se trata de unas formas que corresponden a la de una tinaja de boca muy estrecha, con paredes sumamente gruesas y de un material arcilloso distintivo. El desgrasante también es diferente al del grueso de la muestra. El desgrasante tiene una base de cuarzo abundante, y muchos granos de igmimbrita (una clase de piedra parecida a la piedra poma, muy liviana). La arcilla se aprecia color crema-rosáceo sucio, distinta a otras locales (fig. 32).



Figura 32: Cerámica “Tuco”; a, lado exterior; b, lado interior de los mismos fragmentos. Cerámica Los Canales.


Las superficies exteriores son ásperas, irregulares, tratadas sin ningún cuidado y sin alisar. El interior es aún más tosco, pues ni siquiera se quitaron las marcas de dedos e instrumentos con que se hizo el objeto (fig. 32; a-b).

Esta cerámica, denominada “Tuco” (trozo tosco, ancho, de alguna cosa), siempre presenta variaciones de color en la pasta debido a una fuerte exposición al calor, pero nunca con las marcas propias de una acción de cocinar. Es más bien como si algo de mucha temperatura se vertiera dentro.

Sea lo que sea que en ellas si hiciera, el misterio e interés de estos artefactos se acrecienta al saber que aparecen con mucha frecuencia en yacimientos del pacifico central y valle central occidental. ¿Se comerciaban estos objetos? Parece que sí, lo cual plantea que su función era muy especial.

En todos los yacimientos que se han encontrado y reportado, el material arqueológico corresponde a la temporalidad de 850 a 1350 d.C., aproximadamente, lo cual está acorde con la mayoría del material cerámico de esta muestra.

Síntesis de lo que revela la muestra cerámica del yacimiento Los Canales.

La cerámica de este asentamiento nos revela una población muy activa en el comercio. Entraban a dicho poblado objetos de toda la región nicoyana, pero también y de modo activo de lo que hoy es Nicaragua occidental. Lógico que no solo se importó cerámica, pero es lo que perduró hasta hoy.

Las dos líneas comerciales reveladas sugieren fuertemente que el comercio con el norte se hizo vía marítima, quizá de modo indirecto, y el comercio con el valle del tempisque vía terrestre. Por tanto algo se le tenía que ofrecer a los Nicarao que fuera distinto a lo que ellos producían, sucediendo lo mismo con los poblados del valle de Tempisque.

La cerámica de uso común-cotidiana revela una alta elaboración de diversos productos alimenticios, ya que el tamaño de las vasijas es de mediano a gigante, y los acabados de dicha cerámica son muy buenos, en su mayoría de superficies lustrosas, lo que revela gusto y tiempo para hacer los artefactos (hay que tomar en cuenta que no existía el torno de alfarero). Otro aspecto que hay que considerar sobre el tamaño de las vasijas, es la forma social de usarlas. Al ser tamaños tan grandes cabe la posibilidad que la manipulación y proceso de cocina fuera comunal o en grupo, y no individual o a nivel de familia nuclear.

La explotación de los diversos recursos naturales se revela exhaustiva, y sabemos que dominaban ampliamente el medio ambiente silvestre. O sea, estamos hablando de una población importante, sin escases de recursos alimenticios y con excedentes industriales, que podían ser comerciados con facilidad.

La producción agrícola mediante la silvicultura y una agricultura de parcela aislada rivereña, la cacería, más la pesca y la recolección fueron el mecanismo productivo básico que permitió el desarrollo de las manufacturas simples y especializadas, y de estas últimas el comercio a larga distancia.

Pero también nos narra la cerámica una historia de poblamiento y adaptación.

La muestra más antigua de la cerámica de Los Canales corresponde al Periodo Tempisque (500 a.C.-300 d.C), teniéndose entonces tal periodo como el inicio de poblamiento del lugar. Esto se sabe por la presencia de dos fragmentos típicos del periodo, uno de los cuales corresponde al tipo Bocana Inciso (fig. 33).

El uso de sito como lugar estacional y luego como poblado regular fue un proceso. La frecuencia relativa de la cerámica típica muestra un creciente interés en el lugar desde el Periodo Tempisque hasta el Periodo Bagaces (300-800 d.C.), siendo ya un poblado importante a finales de dicho periodo y el siguiente, Sapoa.

Fragmentos de casi todos los periodos cerámicos, excepto del formativo temprano (Periodo Orosi) y colonial, están presentes en la muestra. Pero fue durante el llamado Periodo Sapoa (policromo medio, 800-1350 d.C.), que el yacimiento tuvo su gran auge.




Figura 33: Fragmento del tipo Bocana Inciso. Debido a la gran erosión de la superficie, hubo que mojar el interior de las líneas acanaladas para que se apreciaran en la foto. La cuchilla sirve de escala y mide de largo 8.5 cm.  Cerámica Los Canales.


Durante el periodo Ometepe o tardío, la población va declinando hasta no ser vista por los primeros europeos entre los años de 1522 y 1523, cuando Gil Gonzales de Ávila recorre la península de Nicoya por tierra, y Andrés de Cereceda por mar. La única población que en esa sección peninsular mencionan, es la del cacique Namiapí, que se estima se encontraba en la actual Bahía de Culebra, un poco al noroeste de donde estuvo el poblado de Los Canales. Por tanto, cabe la posibilidad que la población se hubiera trasladado a esa otra bahía, o a sus cercanías.


5. El trabajo en piedra (litica) del yacimiento Los Canales


La cantidad de restos líticos hallados y vistos sobre el terreno en el sitio Los Canales es baja, y más baja aun cuando lo comparamos con otros yacimientos del valle central occidental de Costa Rica del mismo periodo. Sin embargo es una situación esperable en una economía que privilegiaba la silvicultura.

Los restos de piedras de moler si son llamativos. Primero por el tamaño y grosor de los fragmentos, y después por localizarse restos de algunas piedras de moler que fueron esculpidos con motivos en bajo relieve (fig. 34; 1, 4)




Figura 34: Platos de piedras de moler: 1; plato decorado. Líneas oscurecidas con agua. 3, 4; esquinas muy angulares. 4; parte trabajada. La sección superior izquierda es una perforación circular. 5; fragmento de sección de plato. La parte más gris corresponde a una utilización posterior como una nueva piedra de moler, pero de escaza dimensión. Lítica Los Canales.


Dos son los estilos de piedras de moler vistos en la muestra: Los muy grandes, trípodes de soporte compuesto alto, en forma de colmillo y;  piedras de moler con el plato más fino y de soportes largos cilíndricos. Ambos estilos estuvieron en uso durante el Periodo Bagaces y Sapoa (500 a.C.-1350 d.C.). La ideografía tallada en bajo relieve es del estilo más tardío (aprox. 700-1000 d.C.).



Figura 35: Soportes de piedras de moler trípodes. 1-3, a-b; soportes en forma de colmillo. Son curvos al frente y rectos atrás. 4; extremo inferior de soporte cilíndrico. Lítica Los Canales.


Se observaron dos tipos de plato de moler: uno plano, ligeramente cóncavo al medio, de bordes directos al exterior simples. El otro tipo de plato visto es el de los extremos delanteros y traseros levantados, con borde engrosado y de perfil angular muy marcado.

Los fragmentos de manos (objeto con que se molía sobre la piedra) muestran una gran variedad en sus formas, mismas que se relacionan con el modo de empleo y con lo que se moliera: manos cilíndricas en forma de cigarro, con extremos chatos; manos cilíndricas engrosados al medio “panzudas”, y terminadas en punta; manos aplanadas muy largas, de corte transversal elíptico. Ambas caras pulidas, una más que otra. La parte larga frontal es ancha redondeada, mientras que la trasera se agudiza. No se conocen los extremos de esta clase. Por último la mano ligeramente aplanada en su lado inferior y superior, de corte transversal ovoide y de extremos chatos (fig. 36).



Figura 36: Fragmentos de manos para moler: a-2, 3; manos muy curiosas, pulidas en todas las secciones. La nº-2 presenta una forma de perfil elíptica aguzada en un lado, mientras la 3 es de perfil elíptico simple. El nº b-1, es el extremo distal de una mano panzuda, como la b-2, pero la b-1 termina en punta, la cual fue usada de pulidor. El caso a-1, es de una mano de perfil ovoide chato, que sirvió de yunque quiebra nueces y de pistilo. (Las líneas blancas señalan, tanto en a como en b, zonas de uso). Lítica Los Canales.


Prácticamente todos los fragmentos de piedras de moler recuperados fueron reutilizados de una u otra manera como otro tipo de herramienta. Cuando el objeto se quebraba y no servía para más, se optó por usarlo en partes, según la forma y necesidad. Así, las manos para moler se convirtieron en pistilos y yunques quiebra nueces. Bordes angulares se emplearon para golpear con ellos algo dejando un daño típico en forma de media luna sobre el borde, o bien no eran para golpear, sino una herramienta que necesitaba esa forma particular (fig. 37; 3, 4. Fig. 38; 1, 2). Las manos para moler también se usaron para friccionar algo, lo cual provocó por abrasión un pulido intenso (fig. 36; b, 1).

Los mismos efectos también se observan sobre los demás restos, siendo muy interesante el caso 5 de la figura 34. Este es un trozo esquinero de la bandeja de una piedra de moler, y ya quebrada se usó de nuevo de base para moler, de manera que la superficie quedase pulida por fricción.

Los yunques rompenueces se hicieron sobre casi cualquier fragmento disponible. Se aprecia claramente dos clases de perforación para hacer el rompe nuez, siendo uno de diámetro pequeño y poco profundo, mientras que el otro necesitó un diámetro mayor y bastante profundidad. Este último es común verlo partido en dos, demostrando que se empleaba mucha fuerza en el golpe para quebrar la nuez, mucho más que en el caso primero (fig. 37; 1, 2 y fig. 39).



Figura 37: Fragmentos de piedras de moler reutilizados. 1, 2; yunques rompe nueces. 3, 4; filos usados para golpear algo, de modo que siempre queda una hendidura en la piedra de forma semicircular. Las líneas blancas señalan el filo gastado. Lítica Los Canales.


Figura 38: Detalle de bordes angulares de piedra de moler, usados a modo de herramienta particular, dejando un semicírculo. Lítica Los Canales.


Finalmente en lo tocante a este material, hay que mencionar los trozos completamente convertidos en herramientas. En la figura 39, nº1, se ve lo que fue un fragmento de mano para moler, clase corte elíptico aguzado, convertido en un pistilo perfectamente adaptado a la mano. En la parte superior (b) hay una hendidura que separa dos puntas romas, las que se usaron de martillo. A los lados (a-a,a) la pieza se acinturó, siendo a,a una especie de rompe nuez. El centro sirvió de yunque rompe nueces, tipo pequeño, mientras en la sección más ancha vertical (c) fue la parte de macerar del pistilo. No se puede descartar que dicho pistilo estuviera enmangado.

Por desgracia, el caso nº-2 de la figura 39 está quebrado abajo. Es parte de algo que estuvo decorado, como se deduce por la línea acanalada del extremo izquierdo. Sobre el cuerpo restante se hicieron tres hoyos para usarlo de yunque rompe nueces.  En todo caso, nótese  la diferencia del diámetro del hoyo entre el caso 1 y el 2, lo que corresponde a tipos de nueces distintas a procesar.



Figura 39: Pistilo y machacador: 1; pistilo con marcas de haber sido enmangado. También fue una herramienta de uso múltiple. 2; machacador o triturador modificado. También se empleó como yunque rompe nueces. Lítica Los Canales.


Figura 40: 1-5; culatas y sección de hachas pulidas. 6; martillo que estuvo enmangado, pulido. 7, 8; piedras pulidoras. Lítica Los Canales.

En la figura 40 aparecen restos de “hachas pulidas”. La forma corresponde con la de un hacha, pero un breve análisis de los filos en los casos 3-5 pone en duda tal función. Los casos nº-1, 2, presentan la fractura casi en el mismo lugar, algo esperado en hachas de piedra usadas como cuñas o cinceles. La culata puntiaguda de estos ejemplares no concuerda con la de las funciones señaladas. El caso nº-3 se usó ya como fragmento, de cuña primero (la parte de la culata tiene marcas de golpes. La forma recta que tiene es idónea para esa función). El filo esta mellado, pero el de un extremo presenta un desgaste fuerte por picado, señal que el objeto, ya sin filo, se usó como otra herramienta. El caso nº 4 es la sección frontal de un “hacha” pulida que conserva filo, mientras el caso nº-5 fue un hacha de estas que perdió, durante su usó normal, una sección distal del filo. Fue re trabajado cortando el objeto casi a la mitad y quizás usado como cuña o cincel, dado el desgaste de la culata. Cuando el filo se perdió, se usó como pulidor, cosa que se nota en la fotografía al ver la sección media del objeto de un color gris.

El caso nº-6 de la figura 40 es una especie de martillo que estuvo enmangado. Donde están las líneas se nota una sinuosidad, la cual es continuada en forma de anillo como una zona áspera. El resto está pulido y los extremos distales picados por uso. Finalmente, los casos nº-7 y 8 son piedras que se usaron de tal manera que por fricción se pulieron, como se nota bien en el caso nº-8.

Síntesis de lo que revela la muestra lítica del yacimiento Los Canales.

Los objetos en piedra son el equivalente a los objetos en hierro de la actualidad. En piedra se hicieron las herramientas de trabajo más elementales, fuertes y necesarias. También este material sirvió para hacer ideofactos, o sea, artefactos con valor ideológico mayor que el práctico, como sería hoy una estatua. Como era de esperar, la muestra de Los Canales contenía restos de ambas grandes categorías artefactuales. Lo que no era de esperar fue el altísimo número de fragmentos reutilizados como nuevas herramientas.

La pregunta es inevitable: ¿Qué hizo a los antiguos pobladores del sitio recurrir masivamente a los fragmentos para hacer herramientas?  Una respuesta puede ser la del criterio de facilidad. El fragmento está ahí tirado y sirve para hacer otra cosa. Esto puede ser aplicado para un caso en que se dé un uso muy efímero, simple, que no dejaría mayor huella en la piedra. Pero cuando se nota que hay una insistencia en buscar fragmentos para volver a utilizarlos, y vemos que inclusive el nuevo uso los quiebra de nuevo, hay que ensayar otra respuesta más acorde con la evidencia.

Otra alternativa viable puede ser la materia prima. Los objetos originales se hicieron usando lava volcánica vesicular, granodiorita y andesita. El más usado fue la lava volcánica vesicular, y de este material no hay fuentes cercanas al yacimiento. Granodiorita y andesita se pueden encontrar en algunas partes próximas al sitio, pero no cerca. La formación natural de rocas en la región consiste en limolitas y areniscas. Esto puede traducirse en que la mayoría de las herramientas de piedras duras era importada al sitio, lo cual implica el traslado de grandes pesos por muchos kilómetros a pie. Si esta fue la situación es de esperar que cualquier trozo utilizable fuera aprovechado al máximo.

En el yacimiento Los Canales no se manufacturaron las piedras de moler, ni las “hachas” pulidas. Fueron bienes de comercio. Lo que hicieron los antiguos pobladores fue lógico, ya que usaron los objetos al máximo, y luego los convirtieron en otras cosas usando partes seleccionadas. Cuando se gastaban o quebraban, los volvían a transformar hasta que definitivamente no tuvieran posibilidad de uso.
Lo anterior refuerza los datos proporcionados por la cerámica en el sentido de que la comunidad del yacimiento Los Canales fue muy activa comercialmente, o sea, que tenía recursos valiosos con los cuales comerciar.

El uso masivo de yunques quiebra nuez indica que la economía giro fuertemente alrededor de la silvicultura, y que la agricultura de granos no tenía un impacto fuerte en la dieta.

Otro dato relevante que dio el material lítico, tiene que ver con el auge poblacional y comercial del sitio. No se observó ningún elemento que fuera típico de los periodos anteriores al Bagaces. Fragmentos de piedras de moler, por su estilo, también se usaron durante la primera parte del periodo Sapoa, lo que señala un rango temporal para este material en conjunto de entre 700 a 1000 d.C.

La esquina de piedra de moler de la figura 34, nº-5, corresponde con un estilo más tardío, que podría ser de entre el año 1000 al 1500 d.C. lo que estaría conforme con la evidencia cerámica, que señala un incremento de población de finales del periodo Bagaces alcanzando el máximo desarrollo hasta finales del periodo Sapoa, para decrecer durante el periodo Ometepe.


Por supuesto que estos datos son relativos, pues el asentamiento fue muy grande y la muestra muy limitada. Sin embargo los datos son consistentes con otros yacimientos del área mejor estudiados.


Bibliográfica consultada y Referencias




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